Capítulo 8: Terminamos el rodaje por todo lo alto

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Narra Robbie:

Una semana más tarde, por fin había llegado el día en que terminábamos de grabar Revolution.

Me levanté con mejor humor por aquella razón. Me vestí y baje a desayunar con una gran sonrisa.

–Buenos días, señor.– Me dijo Alicia.– Se le ve muy contento.

–Si. Hoy por fin terminamos de grabar. ¡Y tendré vacaciones por fin para hacer lo que me dé la gana!

–Cuanto me alegro. ¿Tiene ya alguna idea de lo que va a hacer?

–Ir a Londres.– Dije mientras bebía café.– Ya que no podré ir en mi cumpleaños, iré esos días.

–Robbie, tengo noticias.– Dijo Cat entrando.

–¿Buenas o malas?

–Depende.

–¿De que?

–De ti.

–Ah, guay...

–Han pedido que Alexandra y tú hagáis un montón de entrevistas y sesiones de fotos por la película.

–¿Afecta a mis vacaciones?

–Técnicamente, no son vacaciones. Es época de promociones.

–¡Pero...!

–Lo siento, cielo. Te prometí que irías a Londres, e irás, pero de momento, te quedas aquí.– Aparté la vista.– Y ahora muévete. ¿No querrás llegar tarde el último día, no?

Cat salió de la cocina y fue directa a la salida para ir al estudio mientras yo me terminaba mi café.

–Lo siento, señor.

–Tranquila Alicia. A veces odio un poco ser famoso.

Me levanté y tras coger mis cosas subí al coche se mala gana. Por el camino nadie dije ni una palabra, ambos sabían que cuando estaba enfadado, mejor que ni me miraran.

Cuando llegamos al set, fui el primero en bajar del coche. Pasé por vestuario y me vestí antes de pasar por maquillaje. Yo ya estaba listo para mi última escena cuando llegó Alexandra. Ella pasaba más tiempo en maquillaje que nadie, ya que tenía que hacerle cada día un tatuaje en el ante brazo. Era curioso, por que ella que no tenía ninguno le hacían uno bastante grande y yo que tenía uno pequeño en la muñeca me lo quitaban. No sé si os lo había dicho, pero hace unos años, me hice un pequeño tatuaje en la muñeca: el símbolo del rey de corazones, y gracias a eso mucha gente me llamaba así.

–¿Preparado para nuestra última escena, Kay?

–Yo si ¿y tú?

–Desde que nací.

En nuestra última escena juntos, Alexandra me convencía para que entrara ella sola en el despacho del malo de la peli, y yo le daba un beso de despedida. Nos besábamos varias veces en esta película, y al final, conseguimos que quedara creíble y todo.

Creo que nunca había besado a una chica de verdad fuera de los rodajes, o al menos no estando enamorado, y me gustaría probarlo algún día.

Cuando terminamos la escena, todo el mundo aplaudió, a pesar de quedar un par de ellas para Alexandra. Yo ya había terminado mi participación para la película y me dediqué a quedarme tras las cámaras con los chicos y cuando terminamos del todo Wess reunió a todo el equipo.

–Bien, lo primero deciros que ha sido un placer trabajar con todos y cada uno de vosotros, a pesar de todos los problemas y pequeños desacuerdos que hemos tenido.

–¿Pequeños?– Susurré y los chicos se rieron.

–Pero a pesar de eso, hemos conseguido llevar a cabo una película realmente basada en una novela. Así que gracias a todos.– Todos aplaudimos las palabras de Wess.– Supongo que os acordáis, que al principio del rodaje nos hicimos un selfie antes de empezar a grabar, y me gustaría terminar esto de la misma manera.

Varias personas gritaron, después Wess levantó su móvil y todo el equipo presente nos hicimos la foto.

Cómo es habitual, cada vez que se terminaba un rodaje, todos nos fuimos a cenar y después a tomar unas copas. Durante la noche, Tom y yo vimos a Thomas hablando con varias chicas con bastante naturalidad.

–¿Crees que conseguirá novia antes que nosotros?– Me preguntó Tom.

–Si está ligando con ellas, no me extrañaría que así fuera.

–Ahora que lo pienso, ¿ha tenido novia alguna vez?

–Ni idea, y si la ha tenido, no nos lo ha contado.

–A lo tonto, este seguro que tiene un historial importante.– Dijo y ambos miramos cómo Thomas se acercaba a nosotros mientras las chicas no paraban de mirarle.

–¿Has ligado, Tommy?

–¿Qué? No. Simplemente estábamos hablando.

–Siempre empiezas hablando y luego siempre terminas en la cama de alguien de quién ni recuerdas su nombre.

–¿Lo dices por experiencia, Tom?– Le pregunté levantando la ceja.

–No...

–Creo que has bebido suficiente.– Thomas le quitó la copa.

–Pero que aguafiestas. ¡La noche es joven!

Después de eso, Tom pagó las siguientes rondas y... tengo que admitir que no recuerdo el resto.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora