Capítulo 45: Robbie descubre mi grupo con las chicas

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Narra Athenea:

Después de estar todo el día de acá para allá estaba agotada. De hecho me faltó poco para quedarme dormida de vuelta a casa.

Robbie aparcó cerca de casa y al entrar, sus padres nos dijeron que Fiona y Camila se habían ido de compras y todavía no habían vuelto, así que aproveché para pegarme una ducha. Me resultaba un poco extraño ducharme en la antigua casa de Robbie, pero acabé acostumbrándome. Al salir del baño, me hice una coleta con el pijama ya puesto y detrás de mi, entró Robbie al baño.

Yo fui a su cuarto que era donde tenía el móvil y vi que tenía varios mensajes de las chicas.

WonderWomen 👸

Lisa💕

Atheneaaa
Qué tal por Londres??

Increíble
Es una ciudad alucinante

Lisa💕

Sólo te ha enseñado la ciudad??😏😏

Rose🌹

Lisaa
No pienses mal
Qué seguro que sus padres están en casa

Pues claro que están en casa
Es SU casa

Rose🌹

Ya habéis cenado??
Porque los ingleses cenan pronto

Qué va
Sus hermanas acaban de llegar y nosotros hace un rato
Nos ha dado tiempo a ducharnos y todo

Lisa💕

Juntos?!?!😱😱

No!!
Él está ahora en la ducha, yo me he duchado antes

Rose🌹

Hay que susto...

Entonces, Robbie abrió la puerta de su cuarto y se tumbó en la cama, con la cabeza apoyada en mi regazo, con el pelo todavía mojado.

–¿WonderWomen?– Se rió.– ¿Así se llama el grupo con tus amigas?

–¿Algún problema?

–No ninguno. Y luego te reías del mío...

–Perdona, pero yo estoy muy orgullosa del nombre, entre otras cosas por que lo decidimos entre las tres. Me apuesto lo que quieras a que vosotros lo pusisteis en una noche de pedo.

–Pues no te digo que no.

Robbie estaba tan gracioso desde ese ángulo que quise sacarle una foto, pero todavía no controlaba bien el móvil nuevo y no sé lo que acabe haciendo.

–¿Qué haces?– Me preguntó.

–Intentaba sacarte una foto, pero no sé qué he hecho.

–Déjame ver.

Robbie se sentó bien a mi lado, cogió mi móvil y se rió.

–¿Y tú de qué te ríes ahora?

–Estas grabando un vídeo.– Dijo grabándome.

–¡No me grabes!– Dije poniendo la mano en el objetivo.– Yo no sé por qué me compras cosas tan complicadas. Mi antiguo móvil estaba bien.

–No te enfades, anda.– Dijo poniendo la cámara frontal y nos grabó a los dos.– Ven aquí.– Dijo besándome.

–Bueno, vale ya. Paralo.

–Muy bien.– Dijo y me devolvió el móvil.– Tengo cuidado, la cámara es muy sensible.

–Si, me he dado cuenta.– Dije dejando el móvil en la mesilla y quise levantarme, pero me agarró de la muñeca y me volvió a sentar a su lado.

–Te he mentido.– Me dijo mirándome con los ojos muy abiertos, como si fuera un cachorrito.

–¿Cómo que me has mentido? ¿En qué?

–No soy de Londres.

–¿Qué...?

–Nací en Lymington, y cuando era pequeño nos mudamos a Bruselas y luego a Praga, pero les compré esta casa a mis padres porque siempre les gustó esta ciudad y como a mí también me gustaba, pues cuando tuve dieron les compré la casa.– Lo soltó todo de golpe, a una velocidad que no era casi normal y sin casi respirar.

Yo me quedé callada mirando como él me seguía mirando con los ojos más abiertos todavía y brillantes como los de un niño.

–Bueno ¿qué? ¿No... no vas a decir nada?

–¿Y que quieres que te diga? Llevas casi toda la vida actuando como otras personas, o actuando a secas. ¿De verdad creías que me iba a enfadar por que vivieras aquí o allá?

–Pues... no lo sé.

–Me da igual si vivías en Praga, en Tailandia o en Saturno. Sólo quiero que seas sincero, pero tampoco hace falta que hagas un drama de ello.

–¡Es que siento que tú estás siendo totalmente sincera conmigo y eso me quemaba por dentro!

–Es que hijo mío, yo soy sincera desde el minuto cero. Eso sí, no tengo filtro.

–¿Qué me vas a contar? Me pegaste un puñetazo nada más verme. Pero eso no se lo digas a mis padres.

–¿Cómo lo de que me dejaste inconsciente?

–¡Por favor, no se lo digas!– Me reí.

–Es broma, tonto.– Le besé en la nariz.– Anda, vamos a cenar, que tengo hambre.– Le cogí de las manos y le levanté.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora