Capítulo 4: Thomas nos cuenta su pequeño secreto para escapar

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Narra Robbie:

Después de comer y de haber encajado la mala noticia que me quedaba sin vacaciones, volvimos al trabajo.

Normalmente trabajábamos hasta las ocho, pero la última escena del día, nos costó algo más y cuando por fin nos salió bien, ya eran las nueve menos cuarto.

–Corten.– Dijo Wess.– Ha valido chicos, podéis iros a casa.

Para cuando terminamos, Tom y Thomas ya habían devuelto su ropa y estaba preparados para irse, pero siempre nos despedimos junto a la entrada trasera para tener un par de minutos de paz después de todo un día trabajando.

–Por fin.– Dijo Tom cuando me vio llegar, todavía con el maquillaje y la ropa del rodaje.

–Ya era hora, creí que no venías.

–Se nos ha resistido la última escena. No había forma de que nos saliera creíble.

–¿Y lo habéis conseguido?

–Según Wess si, pero creo que era el que más ganas tenía de irse a casa, así que no estoy muy seguro.

–Pues que bien todo.– Tom echó la cabeza hacia atrás.– Pero bueno, ya hemos terminado y nos vamos a casa.

–Si, yo me voy ya.– Dijo Thomas.

–¿No vienen a buscarte?– Negó con la cabeza.

–Hoy he venido en moto.

–¿Y eso?

–Me gusta ir en moto.

–¿Pero puedes ir en la moto tranquilamente? ¿Sin que te asalten las fans ni nada?

–Tengo mis truquitos.

–¿Cuáles?– Preguntó Tom.

–Ropa de andar en moto, casco, gafas y salir por la puerta de atrás.– Nos explicó mientras nos acercábamos a su moto.

–¿Y funciona?

–Por supuesto que sí.– Dijo mientras se ponía el casco y arrancaba la moto.– Nos vemos mañana, tíos.

–Adiós.

–Adiós, Thomas.

Después salió mientras Tom y yo volvíamos hacia la entrada principal para volver en coche.

–Algún día, conseguiré venir en moto.– Me decía.

–El día que eso ocurra, me echaré novia sería.– Me reí.

–Con lo que te duran a ti las relaciones...– Dijo riéndose.– Antes lo consigo yo.

–¿Es una apuesta?

–No del todo. Cada vez que hacemos una peli nueva, nos juntan con las actrices, así que...

–Si. ¿Por qué hacen eso?

–Ni idea. ¿No lo llamaban de una forma especial?

–¿Y yo que sé? ¿Tengo cara de saber que piensan mis fans?

–En realidad no. ¿No deberías de haberte quitado el maquillaje?

–Aaahhh es verdad. Bah, ya me lo quito en casa.

–¿Sabes quitártelo?

–Espero que si.– Dije y vi a Ben acercarse con el coche.– Me voy. Hasta mañana.

–Hasta mañana.

Me acerqué al coche y vi que Cat me había cogido las cosas y la ropa. Entonces recordé que tampoco me había cambiado.

–No me fastidies...

–Mira que eres despistado, eh.– Me dijo Cat dándose la vuelta.– Menos mal que lo compensas siendo guapo.

–¿Y que hago? ¿Me cambio?

–Tranquilo. He hablado con los de vestuario y les he dicho que estabas cansado y te habías despistado. Pero mañana tienes que llevarla.

–Si, si. Prometido.

Salimos de los estudios y Ben nos llevó hasta casa. En realidad, Cat tenía un piso en el centro y teníamos que llevarla antes de llevarme a mi, y Ben dormía junto con Alicia y el resto de mis ayudantes en un recinto cerca de mi casa. Cuando les contraté, insistí en que se quedarán en casa conmigo, pero decían que necesitaba mi espacio y que no querían molestar, así que arreglamos una parcela para ellos.

Al llegar a casa, vi algunas luces encendidas, supuse que Alicia seguiría allí. La pobre mujer no se marchaba hasta que yo llegaba. Cogí mis cosas, me despedí de Ben y fui hacia casa pensando en una pequeña broma para Alicia.

–¡Alicia!– Grité al entrar.– ¡Alicia, por favor, pide ayuda! ¡Me han disparado en el brazo!

–Señor, no se ofenda, pero no cuela.– Dijo acercándose.– Las primeras veces me lo creí de verdad, pero ya no.

–Tenia que intentarlo.–Dije riéndome y ella me cogió todas las cosas.

–¿Quiere que le ayude a quitarse el maquillaje?

–Nah, puedo solo. ¿Has hecho la cena?

–Si, señor.

–Guay. Voy a quitarme esto y ahora bajo. Puedes irte si quieres.

–Tranquilo, señor. Puedo esperarle hasta que termine y después recojo todo.

–Alicia, en serio. Es tarde, puedes irte a casa. Puedo apañarmelas solo una noche.

–¿Enserio?

–Si. Vamos, vete ya.– Le sonreí.

–Esta bien, señor. Si necesita algo, no dude en llamarme.– Dijo antes de marcharse.

No me gustaba ser el típico famoso al que se lo daban todo hecho, por eso cada vez que podía, convencía a Alicia para que me dejara solo y pudiera hacer cosas como la cena o recoger los platos.

Tras quitarme el maquillaje bajé al comedor, donde la mesa estaba puesta para mí y cené mientras echaba un ojo a Twitter. Cuando ya estuve cansado, lo recogí todo y subí a mi cuarto.

Tenía las mejores vistas de California, y siempre me gustaba ver la ciudad antes de dormir. Me hacía sentir pequeño dentro de todo aquel mundo. Y cuando ya estaba que me caía de sueño, decidí que ya era hora de irme a dormir.

Perfectamente imperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora