Estaba sentada en un café, no estaba lista para ir a mi casa.Sin Julián invadiendo mi espacio la casa se veía tan vacía, suspiré hondo y bebí otro trago.
-¿Rebecca?-dijo la voz de un hombre a mis espaldas, voltee y sonreí, era justo lo que necesitaba una charla sincera con mi conciencia.
-¡Lorenzo!-me levanté y lo besé en los labios, él me tomó por la cintura.
-Pensé que no volvería a verte-dijo acariciando mi rostro
-Eres un dramático, ¿Te tomas un café?-pregunté señalando mi mesa
-Con vos. Me tomo lo que quieras-acotó tomando asiento
-Estuve pensando en llamarte-empecé, él levantó su mano.
-Mentiras no, muñeca-me cortó y yo lo miré frunciendo el ceño.
-No era mentira, necesitaba hablar con alguien, y con vos siempre fui tan sincera-expliqué mientras bebía mi café, le trajeron el suyo a Lorenzo y él alzó las cejas a modo de dar inicio a la charla.
Así fue que intenté resumir lo que sentía por Mariano, ese sentimiento de pertenecer, de que te cuiden, de que estén pendientes de mis gustos, la buena relación en el sexo como lo que Gustavo despertaba en mí, esa ansiedad por verlo y saber dónde está, el apetito de sexo, la cuenta pendiente en nuestra relación, no omití detalle alguno.
-Entonces… ¿Qué pensas?-pregunté
-Pienso que estás en un problema grave, estas enamorada de los dos-expresó mientras sonreía socarronamente.
Lo golpee en el brazo y le saque la lengua.
-No estoy enamorada Lorenzo-lo contradije
-Bueno.. Si vos lo decís, y ya que nada nos detiene, tengamos sexo-me propuso y yo entrecerré los ojos mientras lo miraba evaluadoramente
-Claro… ¿Tú casa o la mía?-pregunté y él se acercó a mi quedando a centímetros de mi rostro
-En el baño, acá-susurró, la adrenalina corrió por mis venas como el afrodisíaco más rápido.
Me humedecí de sólo imaginar que me hiciera suya en el baño del bar.
-Te brillan los ojos, eres terrible muñeca-dijo Lorenzo tomando mi nuca y besándome, su lengua se abrió paso sin permiso, me saboreó tomándose su tiempo mientras yo me excitaba aún más.
-Basta, vamos-dije apoyando mi frente en la suya.
-Primero vos, fíjate que esté vacío-pidió delineando con su lengua mis labios, un escalofrío recorrió mi columna vertebral.
Asentí con la cabeza y me fui al baño, la luz amarillenta me iluminó lo suficiente para ver mi rostro en el espejo, cerré los ojos, deslice una mano por mi cuello, bajando por mi estómago hasta la entrepierna, estaba mojada pero quería estarlo aún más.
Empecé a masturbarme pensando que era Lorenzo quien me acariciaba, cuando un gemido delató la cumbre de mi orgasmo, abrí suavemente la puerta, él estaba parado casualmente con una sonrisa traviesa.
-Te escuchas encantadora cuando te masturbas-me dijo cerrando la puerta tras él, me tomó por el trasero, alzandome ya no traía ropa interior y mi diminuto vestido no era ningún obstáculo para Lorenzo.
De una embestida se introdujo en mí, su boca mordió suavemente mi cuello a medida que la velocidad aumentaba sus manos apretaban mi cuerpo con urgencia, se detuvo lo suficiente para llevarme contra la pared, me giro, mordió mi oreja mientras me daba una nalgada.
-Eres perversa-dijo metiendo un dedo en mi hendidura, suavemente, lo quitó, lo saboreó y metió dos, con ellos me hizo alcanzar otro orgasmo, grité sin importarme en dónde estábamos.
Coloqué mis dos manos contra la pared y ofrecí mi trasero, él gustoso me penetró en esa posición, el sexo primitivo y apasionado que Lorenzo me ofrecía era algo único.
Disfrute hasta el último segundo mientras que la ola de un orgasmo en conjunto me arrastraba, quedé en los brazos de él y olí su cuello una vez más, como una adicta.
-Sos como un puerto seguro nene-dije acariciando su mejilla
-A buen puerto fuiste por leña, muñeca-dijo él riendo, acomodó su ropa y yo mientras enderece mi vestido, acomode mi pelo, busque mi teléfono y leí los mensajes de Julián que preguntaba dónde diablos me había metido, le respondí con quién estaba y apague el teléfono.
-Esta noche no quiero ir a mi casa-dije tomando su mano
-Que suerte la mía, entonces-susurró él besando mis nudillos.
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Traición a la mexicana [COMPLETA]
ChickLit-EN EDICIÓN- A Rebecca el amor, no le importaba, una vez creyó amar y se burlaron de ella. Por eso, ella juega y satisface sus necesidades igual que un hombre, beber y salir de fiesta es ley de los fin de semana. Lo último que imagino era que al de...