40. -FIN-

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Llegué a mi casa pero no había nadie, me pareció extraño pero también recordé que no le había dicho a Lorenzo a que horario llegaba así que pensé que era lo mejor, me di una ducha para sacarme todo de encima, escondí la valija en el cuarto de lavado y me preparé con un conjunto de lencería roja con encaje negro que tenía guardado para alguna ocasión, y definitivamente mi apetito de un buen sexo era digno momento para el estreno del conjunto.

Escuché la moto antes que nada, apague las luces rápido y me escondí, giró la llave, escuche que venía hablando pero no entendí con quién.

-Bueno mira, yo llegué a casa, lo siento pero sólo quiero descansar. ¿Estas en donde? ¡Ah no! Yo no estoy en mi casa. Estoy en la de mi... novia. Si es algo reciente por así decirlo, digamos que llevamos cinco años pero sólo unas cuantas semanas de novios-explicó a su interlocutor, escuché caer los zapatos y el sonido del sillón al tirarse sobre el mismo, supe que era momento de entrar en acción.

Caminando con unos bellos taco aguja haciendo juego con mi lencería, me aparecí frente a Lorenzo, dejó caer su celular mirándome atónito.

-Luego te llamo-dijo colgando la conversación para luego apagar el teléfono.

-Hola amor-ronroneé con voz aterciopelada

-Hola nena, cuanto me alegra verte-dijo poniéndose de pie

-Puedo notarlo-comenté mirando su entrepierna divertida, noté como su miembro estaba erguido.

-También puedes sentirlo, preciosa-respondió él tomando mi mano y llevándola a su pantalón.

Comencé a mover mi mano por toda la longitud de su pene mientras mi boca se unió en un suave beso que fue aumentando de intensidad conforme pasaban los segundos, las manos de Lorenzo bajaron mi corpiño lentamente provocando escalofrío en mi piel, su boca abandonó la mía para trazar una línea de besos desde ella hasta un pezón, lamió para luego morder suavemente, apreté su pene con mi mano mientras de mi boca exhalaba un gemido.

Solté su pene, dejando una linda de besos bajé por su cuello, deslice mi lengua por su estómago trabajado, llegué a su pene que se mantenía erguido sobre su estómago, posé mis labios en la cabeza del glande, luego abrí la boca para que entrara.

-¡Ay muñeca!-gruñó Lorenzo cuando aumente el ritmo, en su tono de voz pude notar que se estaba controlando, así que decidí poner un freno. Esto recién comenzaba, me senté en el sofa enfrente de él y abrí mis piernas, en una clara invitación que Lorenzo interpretó de inmediato.

-Te voy a devorar-respondió mientras se acercaba para perderse entre mis piernas. Lamió, mordió y chupó hasta hacerme gritar de placer, cuando sentí que podía desfallecer, lo separé.

Lo senté y lo monte, cuando entró en mí sentí que podía reír, llorar y gozar al mismo tiempo, amaba a ese hombre definitivamente eso junto con las hormonas era mala combinación. Grité su nombre aferrada a su espalda, mientras él mordió mi hombro.

-Te amo-susurró acariciando mi pelo, yo sonreí de lado, aún no había salido de mi interior transformando ese momento en único.

-Yo más-respondí besándolo suavemente.

Nos fuimos a dormir tranquilos, la mañana siguiente me desperté sola, corrí al baño a devolver, mientras escuché que sonaba el teléfono cuando estaba llegando a contestar cortaron.

-Correr para nada, peor que en la secundaria-refunfuñé buscando algo que ponerme, me coloque una vedetina de encaje fucsia el corpiño haciendo juego para luego completar el look con una remera larga, ate mi pelo en una cola mientras contestaba los mensajes de mis amigos en el celular.

Traición a la mexicana [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora