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Julián caminaba de un lado a otro, estábamos pensando en el siguiente paso.

Era lógico que decirle la verdad a Gustavo era lo próximo en la lista, más me molestaba encontrar el cómo y el cuando.

-Me estas mareando-reclame cuando vi que no se quedaba quieto además de seguir en silencio

-Perdón, es que sólo veo una solución, bah una sola forma-explicó sentándose a mi lado

-¿Cuál?-pregunté

-Tenes que viajar a México-respondió alzando los hombros

-¿A México? ¿No puedo decírselo por teléfono? ¿Enviar un audio de whatsapp?-pregunté cruzando el brazo sobre mi rostro, aunque en el fondo yo sentía lo mismo que Julián.

Ir a México no era exactamente lo que yo deseaba pero no quería que tuviera que volverse por mi, así que con Julián reservamos un vuelo para el siguiente día.

Por suerte mi pasaporte estaba al día, iba a ir sola pero tanto Lorenzo como mi mejor amigo pusieron el grito en el cielo cuando lo sugerí, al final decidieron que mejor fuera con Julián.

-Mejor que nuestras primeras vacaciones que no sean visitando a un ex-bromeó Lorenzo besándome y yo le sonreí

-Toda la razón, como siempre-acordé besándolo.

Esa noche hicimos el amor y entre sus brazos me quedé dormida rápidamente, cuando me desperté eran pasada las nueve lo cual significaba que estaba retrasada, me moví para salir de la cama pero el brazo de Lorenzo me retuvo sosteniéndome por la cadera.

-¿Ya amaneció?-preguntó con voz ronca, sentí su respiración en mi cuello.

-Sí y ya estoy retrasada-respondí con un dejo de frustración en la voz, aparte su mano y me dispuse a armar un ligero bolso con sólo tres mudas de ropa.

El boleto era sólo por tres días y no me quedaría un segundo más, habíamos organizado que Pamela nos fuera a buscar cuando nuestro vuelo aterrizara.

A las siete de la tarde Julián pasó a buscarme, al irme le di un dulce beso a Lorenzo, él sonrío y me deseo mucha suerte, haciendo énfasis en que me cuidara por favor.

-Ya sé, nada de cigarrillo y cero alcohol-repetí cansina rodando mis ojos, aún con mis brazos en su cuello

-Y nada de sexo-bromeó

-No vi que el sexo estuviera prohibido en el embarazo-fingí pensar detenidamente

-Muy chistosa-me retrucó con una sonrisa, yo le guiñé un ojo

-El sexo, cariño, ahora sólo me apetece contigo-le respondí

-¿Soy como tu antojo?-razonó y yo me tenté

-Claro… Sos mi antojo personalizado. Y ahora me voy porq…-apenas dije eso sonó la bocina de mi auto indicando la ansiedad de mi amigo.

-Anda, te espero a la vuelta-me dijo besando por última vez mis labios

-Te amo-dije saliendo, subí al auto. Julián me miró alzando una ceja.

-¡Era hora!-fingió mirar su reloj

-Eso es de envidia porque no despediste a nadie vos-le espeté bufando

-¡¿Envidia?! Mira que te envidié en muchas oportunidades, pero ahora enamorada de uno y embarazada de otro te aseguró que no es el caso-me respondió ganándose un codazo

-Podría ser de Lorenzo, lo contradije-alzando los hombros

-Vos y yo sabemos que no es así, pero repetitelo y quizás se haga realidad-se burló. Rodé mis ojos pero no acote nada más durante el viaje.

Llegamos bien con el tiempo para hacer los papeles, y sólo esperamos unos escasos diez minutos, cuando puse un pie en el avión sentí mis tripas revolverse y poco tenía que ver mi embarazo con eso, sentí la mano de Julián cerrarse sobre la mía.

-Estoy acá. Tranquila-murmuró y yo le sonreí. Fueron casi doce horas de viaje, ya estaba cansada mentalmente para cuando anunciaron que estábamos llegando.

El aeropuerto de México nos daba la bienvenida, era inmenso no porque el de Buenos Aires fuera chico pero logró impresionarme, luego de buscar las valijas escuche a Julián llamando a Pamela, la vi justo en el momento que contestó el celular y alzó la vista buscándonos. Corrió hacia nosotros con una gran sonrisa.

-¡Qué alegría verlos!-exclamó abrazandonos

-Es bueno volver a verte, Pame-dijo Juli pellizcando su mejilla. Ella lo golpeó suavemente.

-No hagas eso-lo reto

-¿Por qué quién me lo impide?-preguntó Julián volviendo a hacerlo, en ese momento se hizo presente un chico alto, moreno con una sonrisa llamativa. Los tres nos volvimos para mirarlo.

-Les presento a Mauricio, mi novio-dijo nuestra amiga. Saludamos cordialmente y pude notar que Julián no volvió a hacer chistes ni pellizcar a Pamela.

Fuimos al hotel donde habíamos reservado la habitación, prometimos a nuestra amiga que después de un sueño reparador nos unirímos a ella para almorzar. Lo último que pude hacer fue descansar, le avisé a Lorenzo que habíamos llegado bien y me recosté, me puse a pensar en las palabras que usaría, en los términos que pediría, y sin quererlo me quedé dormida.

Traición a la mexicana [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora