Pensé en responder algo como “Lo siento, es que estaba ebria” pero me pareció de cobarde usar esa salida.
Entre y le hice señas para que pasara, cuando me quite el abrigo me miró de arriba a abajo, pude ver en su rostro cuando entendió que no volvía del trabajo.
-¿Con Mariano?-preguntó mientras tomaba asiento
-No es de eso de lo que vamos a hablar Gus-dije colgando mi abrigo
-¿Entonces por qué el mensaje?-preguntó
-Me voy a cambiar, necesito bajarme de estos tacos-dije yendo a la habitación, agarré la ropa de entrecasa y entre a mi baño.
Me mire en el espejo, mi cara era un poema, Julián podría reírse mucho de mi expresión en ese momento, quería poder poner en claro mis pensamientos pero no podía.
Lo quería a Lorenzo, pero no podía renunciar a Gustavo, ¿O si? Acaso me había convertido en una de esas persona que no se entendía ni ella.
-No dijiste que no podía pasar-dijo la voz de Gustavo sobresaltandome, se aproximó a mí tomándome por la cintura con un brazo y la otra mano se deslizó por mi nuca para besarme.
La verdad es que no lo frene, no tuve siquiera la intención de hacerlo.
Yo estaba en ropa interior y podía sentir el calor del cuerpo de Gustavo a través de la ropa, su mano corrió mi tanga para tocarme, gemí mientras su dedo entró en mi hendidura.
-Sé que me deseas, pero mi pregunta es ¿Todavía me quieres?-susurró besando mi cuello, el torbellino de pasión que invadía mi cuerpo en ese momento no me dejaba pensar en claro, eso lo sabía.
Siguió tomándome, estaba más que lista para que él estuviera dentro, volví a soltar un sonoro gemido entonces Gustavo me beso, suave con ternura, mientras quitando su mano de donde estaba, dibujo el contorno de mi cadera subiendo por el costado hasta el bretel de mi corpiño, lo bajó suavemente haciendo que un escalofrío me recorriera entera.
-Decime, ¿Me querés?-preguntó otra vez, mientras su dedo se deslizaba despacio por mi pezón, estaba torturándome a propósito.
-Si-dije desesperada por que me hiciera suya acabando con esta desesperante previa.
-¿Sí qué?-volvió a preguntar mientras pellizcaba un pezón
-Si… si… te quiero-gemí entonces me tomó por los brazos subiéndome sobre su cintura sacó su miembro entonces de una estocada se introdujo en mí, grité de placer, estaba muy excitada, sentía como los orgasmos llegaban como en estampida, seguí moviéndome hasta que sentí que él también alcanzó su propio orgasmo.
-Sos un manipulador-le recrimine mientras mi respiración volvía a la normalidad
-Sólo hice que expresaras lo que ambos sabemos que sientes respecto a mí-explicó dándome un pico, acomodó su ropa con media sonrisa plasmada en su rostro.
-Chantaje barato-repliqué molesta por mi actitud, me puse la ropa mientras él volvía a la sala a esperarme.
Lave mi rostro con agua fría para aplacar un poco los calores de mi rostro.
-Vos podes, salís y le decís que esto es una estupidez, que lo que realmente querés es tiempo para pensar-me dije mirándome al espejo. Cerré los ojos y respire hondo antes de salir.
-¿Gustavo?-pregunté al hallar el living vacío, fui a la cocina y tampoco estaba, fruncí el ceño claramente confundida. ¿Dónde rayos se había metido? Pregunté internamente mientras escuchaba el motor de la moto estacionar.
Momentos después escuché la llave girar en la puerta y abrirse la misma, Gustavo entró por ella con un tarro de helado de una heladería que estaba a unas cuadras de casa.
-Sea lo que sea que tenes que decirme, prefiero mirlo con helado de por medio-admitió sonriendo
-El helado siempre hace que las cosas suenen mejor-le respondí mientras buscaba unas cucharas
-Debo tener miedo ¿Cierto?-preguntó
-No Gus, no te mentí. Te quiero e inexplicablemente hace tres días estaba decidida a arrancar una nueva historia con vos, sin dudarlo-empecé mientras tomaba un poco de helado
-¿Pero?-dijo él
-Pero apareció alguien que en realidad siempre estuvo pero nunca lo vi de esa manera-expliqué porque quería evitar nombrarlo
-¿Estás diciéndome que me quieres pero recién te das cuenta que también quieres a otro?-preguntó pasando en limpio, mis palabras.
-Algo así, y no quiero lastimarlos ni ilusionar ni decepcionar a ninguno de los dos, son muy importantes en mi vida-aclaré
-Eso no es un problema y mucho menos un inconveniente para mí-declaró Gustavo muy seguro de sí mismo
-¿A qué te referis?-pregunté frunciendo el ceño
-Sencillamente me importa la primer parte de tu declaración, mientras me quieras y exista una mínima posibilidad acá me pienso plantar-me dijo alzando los hombros
-Estas loco, Gus-dije sonriendo mientras negaba con la cabeza
-Loco por vos-declaró y me miró fijamente unos momentos.
-Loco al fin y al cabo-añadí quitándole importancia a su declaración.
ESTÁS LEYENDO
Traición a la mexicana [COMPLETA]
ChickLit-EN EDICIÓN- A Rebecca el amor, no le importaba, una vez creyó amar y se burlaron de ella. Por eso, ella juega y satisface sus necesidades igual que un hombre, beber y salir de fiesta es ley de los fin de semana. Lo último que imagino era que al de...