Capitulo 14

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—¿Necesitas algo más? —me pare en el umbral de la puerta.

—A Claudia. — hizo un puchero.

—Ahhh no puede ser, — di un golpecito a mi frente. —se acaba de ir chillón. —rodé los ojos.

—Bueno. –se cruzó de brazos y miro hacia la pared indignado.

—Comencé a reír a carcajadas, me acerque a la cama, me quite los zapatos y me acosté a su lado—Llevas una semana aquí y ya no te aguanto.

—Sonrió triunfante. —Me amas, no puedes vivir sin mí.

—Uhmm... no lo niego, pero Claudia te consiente como si fuera tu sirvienta.

—¿Porque sus padres tienen que cuidarla tanto? —hizo una mueca molesto.

—Me alce de hombros. —Tal vez si fuera como las demás chicas con las que te acuestas, no estarías así por ella.

—¿Así como? —frunció el ceño.

—¿Enamorado? —levante una ceja obviando la situación.

—¡jajajajajajaja! –sonrió y se puso serio de inmediato—No estoy enamorado.

—Tome uno de los cigarros que tenía sobre su regazo y encendí uno—Aja sí. —exhale el humo—No he olvidado que me debes contar como surgió todo entre tú y Claudia, no lo había hecho porque tus padres estaban aquí y tu mama es súper celosa, —hice una mueca—aún recuerdo cuando nos odiaba a Diana y a mí.

—Bien, pues....

Sonó el timbre

—¡Ahhhh, bolas de perro!, te salvo el timbre, ahora vengo—me incorporé y me dirigí a la puerta.

—¿Quiiiieeeenn eeesss? — grite con pereza.

—La mujer de tu vida.

Abrí la puerta y Diana entro sonriente.

—Traje mucha chatarra, refresco, cervezas y 3 hamburguesas, ah y películas. –levanto las bolsas que tenía en la mano.

—Woow, has organizado una pijamada, pero que romántica. —sonreí de oreja a oreja. —Me recuerda cuando estábamos en la escuela.

Entramos al cuarto donde estaba Miguel, Diana se abalanzo sobre el con cuidado, nos acomodamos en la cama y pusimos una de las películas que mi amiga había traído, comimos como si tuviera días que no lo hacíamos, al terminar la película encendí otro cigarrillo y mire a Miguel.

—No te vas a escapar.

—Ahhh pensé que lo habías olvidado

—No olvidaría algo tan importante. —arqué una ceja y di una calada al cigarro.

—Quiero saber lo que sea que estén hablando. —Diana se mordió los labios emocionada y se cruzó de piernas frente a Miguel.

—Miguel está enamorado de Claudia. —aplaudí.

—¡Ahhhh...que no! —dijo irritado.

—Oye es cierto, ahora que lo dicen si, ya lo había notado, pero con tu mama aquí no pregunte nada.

—¡Ja!, lo mismo le dije yo. –choqué los puños con Diana.

Miguel puso una almohada sobre su cara y segundos después se incorporó levemente.

—Está bien, está bien. —suspiro enfadado. —El día que golpeamos a Carlos y vi a esa mujer, me volví loco, no había notado lo atractiva que era, hasta ese cambio de look que le hiciste.

Mi mejor decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora