Capítulo 54

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Miguel improviso poniendo música en su teléfono y usamos el mío para grabar a Julián mientras movía la boca, conforme pasaba la canción, mi amigo bailaba y se soltaba más, nos dirigimos rumbo al auto, mientras el manejaba continuamos grabando toda la canción de nuevo para no tener que repetirla, hasta que llegamos al centro comercial, e hicimos lo mismo pero esta vez entrando al cine, con toda la gente mirándonos raro.

—Renata. —me miro Miguel. —Es hora de usar tus encantos femeninos y hablar con el gerente del cine para el permiso. —sobo mis hombros y me dio un ligero empujón. —Vas campeona.

Camine hacia una oficina mientras le hacia la Briney señal a ese soquete, toque la puerta y me acomode el cabello, una chica bajita y gordita, con una coleta de caballo mal peinada y lentes me miro con desprecio de arriba hacia abajo.

—Hola. —sonreí. — ¿Usted es la gerente?

Señalo su gafete de mala gana.

—Ahh, mi amigo quería hablar contigo.

Gire sobre mis pies, haciéndome a un lado para que Miguel pudiera ver a la chica, esboce una sonrisa maliciosa y camine hacia mi amigo.

—Vas campeón. —le susurré y di unas palmaditas a su hombro.

Mientras Miguel caminaba hacia ella, puso su brazo en su espalda y me hizo la misma señal que yo, Julián y yo nos reímos discretamente mientras Miguel usaba sus dotes de conquistador con la gerente, después nos miró, guiño un ojo y camino hacia nosotros.

—Listo, —choco las palmas con nosotros. —pero....tiene que ser el domingo a las dos de la tarde.—se alzó de hombros.

—Genial, no importa.

Terminamos de grabar y regresamos a la oficina, nos sentamos los tres alrededor de mi computadora y comenzamos con nuestra edición, las horas pasaban y Claudia junto con Jasmine se incluyeron a nuestra noche de edición, mi teléfono sonó y era un mensaje de Isaac.

—Hola preciosa ¿Dónde estás?

—En la oficina.

—Matare a Julián :)

—No :) , es una buena causa, mejor ven ¿Si?

—Ok.

Seguimos editando el video e incluso tuvimos que volver a grabar algunas escenas en la oficina, después llego Isaac quien nos vio muy entretenidos en la computadora.

—Hola amor. —me levanté del asiento y corrí a abrazarlo.

—Me dio un beso y acarició mi cabello. —¿Qué hacen?

—Julián le pedirá matrimonio a Diana y le estamos ayudando a hacer un video musical que se proyectará en una sala del cine.

—¡Woow! —choco los puños con Julián. —Felicidades hermano.

Isaac dio su opinión del video y nos quedamos un rato más, al llegar a casa avente los tacones y el bolso, salude a Baileys mientras Isaac caminaba a mi habitación, lo seguí y nos acostamos en la cama, se quitó los zapatos y lo abrace, entrelace mi pierna con la suya y recargue mi cabeza en su pecho.

—Te amo

—Y yo a ti futura esposa.

Baileys se acomodó a mi lado y nos quedamos dormidos.

<<Estúpida costumbre del sol para despertarme.>>

Abrí los ojos y mire a Isaac, su respiración profunda y pacífica, sus largas pestañas pegando en sus pómulos, observe los pequeños lunares que se asomaban en su rostro, su barba saliendo por su cara, lo fina que era su nariz, le di un beso en la mejilla y con las yemas de mis dedos recorrí su torso hasta llegar a su pantalón, metí mi mano hasta tocar el elástico de su bóxer, lo hice a un lado y toque su miembro, suavemente lo toque y lo recorrí de arriba hacia abajo, Isaac abrió los ojos lentamente y sonrió.

—Buenos días traviesa.

Me mordí el labio y le quite la ropa, con mi lengua hice que su pene se despertara y me coloque sobre él.

—Qué bonita forma de darme los buenos días.

Me tomo por las caderas siguiendo los movimientos, con una mano dio fuertes palmadas a mi trasero mientras yo seguía moviéndome, apretó los labios al sentirme llegar al climax y salió de mi para esparcir su semen en mis piernas.

—Es hora de ir a trabajar.

—Lo sé. —se levantó refunfuñando.

Me dirigí a la oficina mientras cantaba una canción, sentía mucha paz y felicidad en mi vida, al llegar Julián y yo continuamos con la edición del video y formulamos un plan para que Diana fuera al cine sin darse cuenta de nada.

—Estúpida computadora. —le grite a la máquina, el bendito programa no era obediente cuando daba click y se adelantaba en algunas escenas y movía otras.

—Amiga. —escuche la voz de Diana.

Mire hacia la puerta y en seguida a Julián, mi amiga aventó su bolso al sillón y caminó hacia mí, me puse nerviosa y no supe que hacer, entonces empecé a picar el mouse con prisa queriendo cerrar la pantalla pero se trabó, me pare frente al monitor intentando cubrir la pantalla mientras Julián la distraía con un beso.

—Hola amiga. —sonreí.

—¿Que hacen?

—Oh nada, ya sabes, cosas de abogados, un.....contrato....muy... difícil —sonreí nerviosa.

—Uhmm, —arrugo la frente. —bueno, vine porque Gisel me llamo para que veamos lo de su vestido de novia ya que mi mejor amiga no lo hizo.

—¡Ohhhh mierda! —puse las manos en mi boca. —Perdóname lo olvide, fue un día complicado.

—Amor dejemos trabajar a Renata y vamos a mi oficina. —Julián tomo su mano y caminaron hacia afuera.

Me avente a la silla y respire, el estúpido programa se había destrabado, así que lo cerré para que Diana no lo viera y abrí un archivó con un contrato, busque mi bolso, saque la bolsita que contenía el anillo y la metí a un cajón de mi escritorio, tocaron la puerta y Gisel entro sonriente.

—¿Lista?

—Si. —cerré el cajón con llave.

Buscamos a Diana y nos dirigimos al centro de la cuidad, entramos a una boutique muy elegante y las tres abrimos la boca sorprendidas con los bellos vestidos que había, miramos y elegimos varios para que se probará, nos ofrecieron una copa de vino pero nos negamos, ya teníamos bastante experiencia con las películas donde siempre alguna despistada ensuciaba el vestido y con las pocas habilidades que teníamos Diana y yo seguro pasaría; esperamos sentadas mientras ella salía con distintos vestidos, negábamos con la cabeza hasta que salió del vestidor con una sonrisa enorme en su rostro, traía puesto un vestido muy lindo y sencillo que se ceñía a su cuerpo delgado, en la parte de arriba tenía encaje hasta llegar a la cintura y un enorme moño adornaba la parte de atrás.

—Te ves hermosa.

—Me encanta. —aplaudió Diana.

Salimos del lugar contentas con la compra, encendimos un cigarro y nos sentamos en una banca.

—Disculpa que te lo pregunte, pero ¿Y las demás damas no tendrían que acompañarte?

—Sí, pero mis amigas están fuera.

—Es una lástima. —hice una mueca.

—Lo sé, las extraño, pero el lado positivo es que las tengo a ustedes como nuevas amigas.

—¡Ay que tierna! —Diana y yo la abrazamos al mismo tiempo.

—Ahora toca tu vestido Renata, solo es para las fotos y la ceremonia, en el salón puedes usar lo que quieras.

Entramos a una pequeña boutique y una chica saludo a Gisel, enseguida miro a su alrededor en busca del vestido que tenía preparado para mí.

—Espero te guste. —me miro entusiasmada.

Era un vestido largo de color rosa, con tirantes y escote en la espalda, muy sencillo y elegante, entre al probador esperando que el vestido no delatara mi barriga, me mire en el espejo y me emocione al ver que me quedaba muy bien, les modele el vestido y enseguida me dieron su aprobación, elegimos un par de zapatillas abiertas color plateado y por fin mi trabajo estaba listo  como dama de honor.

Mi mejor decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora