Capitulo 52

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—Bonita, ¿Ya tienes todo?

—Ya.

—¿Segura?

—Si. —contesté nerviosa. —Baileys esta con Diana, tengo toda mi ropa guardada, los pasaportes en mi bolsa, los boletos listos, si todo.

Tomamos un taxi y yo solo podía pensar en lo maravilloso que seria este fin de semana para los dos, me sentía emocionada y feliz, había sido muy tonta al no haber valorado su amor.

Llegamos al aeropuerto, subimos al avión como una pareja de enamorados, entrelace mi mano con la suya y destacaban nuestras pulseras a juego, me recargue en su hombro y susurre.

—Gracias.

—¿Uhmm?

— Me haces muy feliz.

—Y tú a mi Ren.

—Eres lo mejor que me ha pasado.

—Te amo.

—Y yo a ti.

Lo mire y nos besamos, en el trayecto vimos algunos capítulos de la serie "How i meet your mother"

—Amo esa serie.

—También me encanta, Robin es tan tonta como para no quedarse con Ted, es un buen hombre.

—Imagínate que tonta hubieras sido si no hubieras aceptado salir con este galán. —se señaló a si mismo.

—Si no hubiera salido contigo, estaría saliendo con algún famoso.

—Claro. —rodo los ojos.

Isaac miro su celular mientras yo leía una revista que estaba en el avión, el encabezado decía en letras grandes y rojas "Mario Casas está saliendo con una chica misteriosa", debajo había una foto de él y una chica con pelo largo color negro, aunque el perfil de la afortunada no se alcanzaba a distinguir muy bien.

—¿Qué estás leyendo?

—Una revista, me encanta ese español, —le señale la foto. —es súper guapo.

—No más que yo.

—Te amo, pero Mario Casas es Mario Casas amor.

—¡Agh mujeres!

Al bajar del avión nos dirigimos al hotel, mientras mirabamos todo a nuestro alrededor, nos instalamos y en seguida salimos a pasear, caminamos sin rumbo y llegamos al Empire State donde nos tomamos varias fotos.

—¿Ya habías venido a Nueva York?

—No, nunca ¿tu?

—Tampoco, me gusta viajar contigo, ya estamos listos para tener hijos.

—Comencé a reír. —No.

Subimos a un autobús turístico, comimos en Shake Shack y salimos muy contentos con el estómago lleno, regresamos al hotel, me cambié de ropa y saqué un traje de mi maleta que Jasmine había tomado a escondidas.

—Cámbiate. —le estire el traje.

—¿Cómo es que?...Jasmine —entrecerró los ojos.

—Apúrate que se nos hace tarde.

—¿A dónde iremos?

—A ver una obra de teatro...creo.

—Bien, ¿Qué obra?

—No seas curioso.

Cuando terminó de cambiarse y yo estuve lista salimos rumbo a la dirección que me había dado Gisel, llegamos al restaurante que funcionaba a la par como teatro en el último piso, era sumamente elegante y espacioso, las paredes eran color rojo, al fondo había un escenario que abarcaba gran parte del lugar, había focos y reflectores que alumbraban todo con una luz suave, mesas redondas para los clientes y una gran barra para ordenar tragos.

Mi mejor decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora