Capitulo 44

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—¿Cuál es mi color favorito?

—Fácil, el negro.

—Bien.

—Ahmm. —me mordí los labios preparando mi pregunta— ¿Qué es lo que más odio?

—Despertarte temprano.

— Ok, Ahmm, ¿Cuál es mi comida favorita?

—¡Mierda!, siempre comemos lo que yo quiero, no lo sé, voy a perder, improvisa. —Pasta.

—Hizo un ruido extraño con la boca, como cuando en los programas de televisión te equivocas en la respuesta. — Un punto menos.

—Ash. — me cruce de brazos. — ¿Cuál es?

—Fácil, las hamburguesas, es por eso que no me niego a comerlas tan seguido.

—Tramposo, ¿Cuál es mi bebida favorita?

—Cerveza. —se alzó se hombros y sonrió triunfante.

—¿Qué es lo que más me gusta hacer?

—Estar conmigo. — le di un beso y esbocé una sonrisa.

—La tomare como buena.

—¿Cuál es mi canción favorita?

—Abrió los ojos y me miró fijamente. — Tienes muchas favoritas.

—Sí, pero ¿Cuál es mi favorita de las favoritas?

—No sé. —hizo una mueca.

—Perdiste.

—Empate.

Acercó su rostro, pego su nariz con la mía y esbozó una sonrisa, me encantaba sentir su respiración, cerró los ojos y me beso, introdujo suavemente su lengua, instintivamente coloque mi mano en su nunca y profundizamos el beso.

—Te amo.

Al salir del aeropuerto nos dirigimos a casa de Isaac para recoger a los cachorros.

—Por fin en casa.

—¿Quieren comida china o algo?

—Lo que sea, pero ya. —Diana se dejó caer en el sillón con Kahlua en sus brazos.

—Hamburguesas. –opino Julián.

—¿Todos de acuerdo?

Asentimos y nos acomodamos en el sillón, Jasmine encendió el televisor y puso una película mientras llegaba el pedido de hamburguesas, al terminar la película y de comer, todos se despidieron, y quedamos en casa solo Jasmine, Isaac y yo.

—Me voy a dormir. —Jasmine camino a su habitación arrastrando los pies.

—Isaac tomo mi mano. —¿Te quieres quedar?

—Si, ya no quiero estar sin ti. —le di un beso en la mejilla.

Caminamos a su habitación dejando a Baileys dormido en el sillón.

—Creo que perdiste hace un rato en el concurso y me debes algo.

—Claro que no, fue un empate, además cariño, ya no estamos en el avión.

—Hagamos un desempate y si gano, me dejaras hacerte lo que quiera, y si pierdo, nos dormimos.

—De acuerdo. —estreche su mano.

—Empieza.

—¿Cuál es mi nombre completo?

—Abrió los ojos y en seguida sonrió. — Renata Caicedo Urdaneta.

—Negué con la cabeza. — Lo siento, te equivocas.

—Claro que sí.

—Te falta mi segundo nombre.

—No tienes un segundo nombre.

—Si lo tengo, pero no me gusta, así que siempre lo oculto, es Renata Emilia Caicedo Urdaneta, tienes prohibido decirme Emilia. —apunte con el dedo índice en forma de advertencia.

—Apretó una sonrisa. — ¿Por qué te desagrada tanto?

—Porque así se llamaba mi tía abuela y la detestaba. — hice una mueca y me crucé de brazos.

—De acuerdo, no te diré así, ahora tú dime, ¿Porque decidí estudiar gastronomía?

—Esa me la sé. — me mordí los labios y miré al techo. –Porque...—fruncí el ceño. – Tenias un amigo en la primaria que siempre robaba tu almuerzo, porque decía que era delicioso y eso te hizo pensar que serias buen cocinero.

—De acuerdo, vamos a dormir. — dijo derrotado.

Hizo el edredón a un lado para que nos pudiéramos tapar, me acosté a su lado y suspire.

—De verdad me siento muy cansada.

—Se nota. —acaricio mi mejilla— Duerme.

—¿Me abrazas?

Me abrazo y en seguida me quede dormida.





—No se lo he dicho, probablemente no quiera, lo sé...lo sé, es solo que no quiero presionarla o arruinarlo, no lo sé, ¿A qué mujer le gustan esas cosas?, acepte antes de conocerla, ¿Y con qué cara le diré algo cuando yo le reclame primero a ella por ocultármelas?, de acuerdo, te llamo después.

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