Capitulo 23

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—Hola príncipe. — sonrió enamorada.

Hice una mueca y fingí tener arcadas.

—Te comunico con Renata, sí, yo también te quiero mucho, no... yo más, yo te extraño más—sonreía como idiota mientras jugaba con su cabello y miraba a la pared.

—¡Julián no iré a la oficina hoy! —grite.

Diana comenzó a reír y me estiró el teléfono.

—Holis amigo. —sonreí triunfante. —Te quería contar que me llamo el Licenciado Estrada y me dijo que el viaje a Canadá será mañana.

—Ahh de acuerdo, ¿Cuándo regresas?

—No lo sé.

—Yo me encargo, no te preocupes y esta vez, yo espero que me traigas algo.

—Te traeré un llavero.

—¡Ja!, más te vale que no, ahora comunícame con el amor de mi vida.

—¡Ridículo!, ni siquiera le has pedido que sea tu novia. —susurre.

—Lo hare pronto y será especial, ya comunícame con ella.

—Bien te quiero ñoño.

—Y yo a ti mugrosa.

Fume un cigarrillo en lo que los tortolos colgaban, mientras saque el celular y le mande mensaje a Miguel.

—Estoy en casa de Diana, ¿Quieres venir?

—Las alcanzó en un rato.

—Bien, te quiero.

Isaac <3

—Hola guapo, me voy mañana a Canadá, un cliente me pidió que lo represente allá.

—¿Cuánto tiempo me dejaras sólo?

—No lo sé.

—Me temo que tendré que darte una buena despedida para que no me dejes por un canadiense.

—Te espero en la noche.

—Ahí estaré, te quiero.

Nos sentamos en el sillón y mientras platicábamos, intentábamos sin éxito mantener en control al par de cachorritos, por la tarde llego Miguel con cervezas y una botella de Ron, estuvimos bebiendo y poniéndonos al día, se me paso el tiempo volando y por la noche ya estábamos un poco ebrios .

Isaac <3

—Voy para tu casa.

—Estoy en casa de Diana.

—¿Paso por ti?

—Si.

El timbre sonó y con pereza Diana abrió la puerta.

—¡Woow chicos!, bebiendo entre semana...

—Estamossss despidiendooo a Renataaaa—dijo Miguel.

—De acuerdo, la llevaré a su casa, su vuelo es mañana.

—Recuuerdaaa quuee te vigilo. —Miguel señaló sus ojos y en seguida a Isaac.

—La cuidare, ¿Quieres que te lleve a casa?

—Bien. — se levantó del sillón y se despidió de Diana con la mano.

—Con los ojos entrecerrados Diana camino a su habitación. —Cierren bien.

—Adiosh mi amor, — le dije a mi cachorro con voz chillona. —te portassh bien, te veo en unosh días. —le di un beso en su cabeza y dejé que me lamiera la mejilla.

Mi mejor decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora