10. La pelea se acerca

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—¿Por qué no me lo dijiste antes? —inquirió ligeramente enfadado Gabriel.

Lorena, Adriana y Gabriel se encontraban en los jardines de la escuela. Ambas habían comentado finalmente la fiesta del fin de semana que estaba planeando Octavio para Marco.

—¿Será porque ayer no te despegaste de Marco? —le preguntó retóricamente Lorena.

Gabriel torció el gesto por toda respuesta.

—¿Cómo fue posible que se comprometieran a sacarlo de paseo? —les preguntó Adriana.

—Creo que ahora debemos preocuparnos por cómo vamos a hacerle para que lo lleven a la casa de Octavio —opinó Lorena—. El plan de Marco es pasar por ustedes después del inglés e irse a quién sabe dónde. Supongo que Vanya y yo podemos inventarnos un pretexto para no venir e ir directamente a casa de Octavio. Claro, suponiendo que Vanya efectivamente quiera ir a la fiesta. Pero ustedes...

—Tal vez podamos inventarle algo y entonces él se vea obligado a aceptar la invitación de Daniela y seguir el plan original —propuso Adriana.

—El problema es que no quiere ir con Daniela porque cree que Daniela quiere hacer algo especial porque obviamente ella sí sabe cuándo es su cumpleaños —repuso Lorena—. Sigo pensando que la mejor opción es que ustedes mismos lo lleven a casa de Octavio. El problema es cómo...

De repente la respuesta vino a la mente de Lorena. Era terriblemente sencilla, aunque tal vez Marco podría llegar a sospechar. La fecha sería totalmente discordante con lo que habían hecho hasta el momento.

Pero antes de que Lorena pudiera expresar su idea Gabriel intervino.

—¿Qué sucede si Marco realmente no quiere una celebración? —inquirió.

—Todo mundo quiere una fiesta en su cumpleaños, Gabriel, ¡vamos! —exclamó Adriana—. Más si van a estar todas las personas que quieres.

—Excepto tus padres —le señaló Gabriel—. No debe ser bonito que tus seres queridos se reúnan a tu alrededor precisamente trece años después de que perdiste a los más importantes.

—Gabriel, debes pensar en positivo —le indicó Lorena—. Hay que creer que esta fiesta realmente le va a gustar a Marco. Él quiere animarse...

—Y él mismo dijo que la mejor manera no era tratar el día como si fuera algo especial —le interrumpió Gabriel—. ¿Tú crees que lo diría si no lo hubiera vivido ya con anterioridad?

Lorena no había pensado en eso. Tal vez Gabriel tenía razón y Marco ya había pasado por una experiencia así, la cual no había disfrutado en lo más mínimo.

"¿Vale la pena correr el riesgo?" se preguntó mentalmente la chica.

Un sentimiento increíble de tristeza la apartó de sus reflexiones internas. Volteó la cabeza rápidamente y se encontró con Marco que se acercaba hacia ellos.

—¡Eh, Marco! —le saludó Gabriel animadamente. A pesar de que un momento atrás parecía estar enfurruñado por la idea de la fiesta, en ese instante miraba al muchacho que se acercaba con una gran sonrisa en la cara.

—¡Hola! ¿Qué hay? —les preguntó el chico con expresión neutra mientras se sentaba con ellos.

A pesar de su expresión neutra, Lorena sabía que las cosas no iban bien.

—¿Qué te sucede? —le preguntó la muchacha realmente preocupada.

Sus otros dos amigos la miraron extrañados.

—Supongo que fui un tonto al creer que podría esconder mis sentimientos de ti —expresó Marco dejando que la tristeza inundara sus facciones.

—Marco... —le dijo quedamente Gabriel poniéndole una mano sobre el brazo.

Libro RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora