21. Bajo la lluvia

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—Okey. Esto ya es preocupante.

Gabriel se mordió un labio mientras rastreaba el lugar con la vista. La clase había acabado sin que Marco diera señales de vida. Después de ello el chico se había puesto a buscarlo por la escuela en compañía de Lorena. Chelis se había quedado con Tomás, Paulo y Xóchitl; sobre todo con la última para hacerle compañía mientras los dos primeros seguían charlando sobre Alatiel. Mientras tanto Adriana se estaba informando con Vanya de lo que había sucedido el fin de semana, ya que la joven se había visto con Sebastián. A Gabriel también le habría interesado el tema de no estar tan preocupado por Marco.

—¿Dónde puede estar?

—Gabriel, de nada va a servir que nos desesperemos —le indicó Lorena, especialmente agradecida de no tener que compartir los sentimientos de Gabriel—. Yo creo que Marco ya está bastante grandecito como para cuidarse por sí mismo.

—En condiciones normales estaría de acuerdo contigo, Lorena —respondió Gabriel mientras antecedía la marcha hacia las canchas—. Pero dado que Daniela parece estar fuera de sus cabales...

—¿Cuándo está esa chica dentro de sus cabales? —preguntó retóricamente la joven que lo acompañaba—. Tal vez tú tienes razón, espía a Marco con ayuda de la magia y en cuanto lo vio irse con esa chica guapa se sintió extremadamente celosa.

—Si realmente lo estuviera espiando con la magia hubiera sabido dónde estaba y no se hubiera dirigido primeramente al salón de clases —repuso Gabriel.

—Pues tal vez Marco quería estar a solas con la chica y como sabía que Daniela podía estarlo viendo bloqueó su ubicación usando sus propios poderes —sugirió Lorena mientras seguía caminando al mismo paso rápido que la había estado llevando Gabriel—. Tal vez deberíamos buscarlo en los revolcaderos o...

La muchacha tardó un momento en darse cuenta de que su amigo se había detenido abruptamente.

—¿Tú crees que él...? —inquirió Gabriel con la voz quebrada.

—Gabriel... —le dijo Lorena, pero no supo qué más decir. ¿Qué se le dice a una persona en la situación de Gabriel? ¿Se le regaña por haberse ilusionado en vano? ¿Se le consuela por algo que nunca existió? Gabriel sabía desde el principio cuál era la realidad, pero a pesar de eso no había podido evitar que en el mundo de la imaginación surgiera la ilusión.

El chico Costa apretó los labios para después salir corriendo en dirección contraria.

—¡Gabriel! —le gritó Lorena, pero no pudo evitar que su amigo escapara.

Lorena se sintió como una tonta ahí parada sin hacer nada. Ella no estaba realmente desesperada por dar con Marco, por lo que decidió regresar al salón de clases con el resto de sus amigos.

Fue la mejor elección posible. Una suave lluvia comenzó a caer en la escuela y cuando regresó con sus amigas notó que Marco ya se encontraba ahí.

—¡Lore! —dijo el chico a modo de saludo. Evidentemente estaba muy animado.

—¿Has visto a Daniela? —le preguntó la chica.

La expresión de Marco cambió con aquello.

—Pues verla no. Las chicas me comentaron lo que pasó, así que le marqué pero lo único que ella me dijo es que luego hablaríamos, que solo le prometiera que no me iba a separar de ustedes —contestó el joven—. No entiendo qué le pasa.

—Nadie entiende qué le pasa, ¡créeme! —exclamó Adriana.

—Tal vez Lorena sí lo haga —comentó Marco sonriendo.

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