19. Convergencia

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—Gabriel baja en un momento —anunció Marco bajando por las escaleras.

Todo el mundo observó con sorpresa a Marco. El chico se había cortado el cabello bastante, dejándoselo inusualmente corto. Lucía como un chico que se hubiera alistado en el ejército.

Los muchachos se hallaban en casa de Octavio, listos para su entrenamiento. Adriana se sentía realmente emocionada, pues aquel sería su primer entrenamiento junto con los demás respecto a hechizos.

—¿Por qué tenemos que esperar a Gabriel? —preguntó confundido José Luis—. Él no puede entrenar con nosotros.

—Pero es un metiche de primera —respondió Marco sonriendo.

—¡Escuché eso! —gritó Gabriel desde el piso de arriba.

—... y hoy quiero comenzar hablándoles sobre los diferentes niveles de encantamientos que existen —continuó Marco como si Gabriel no hubiera gritado nada.

—¿Te refieres al canto que utilizaron aquellos Carneros para crear la niebla que nos envolvió el viernes? —preguntó Vanya pensativamente.

—En parte —le contestó Marco—. Los tres ejemplos que utilizaremos son la magia que ustedes saben utilizar, el hechizo con el que encerré a la chica en aquella burbuja y el cómo ellos crearon la neblina.

—Pensé que esperarían hasta que yo estuviera presente —dijo Gabriel bajando las escaleras a toda prisa, todavía con el cabello mojado y revuelto.

—¿No sería mejor que primero te peinaras? —sugirió Adriana intentando contener una risita.

—Eso puede esperar —contestó Gabriel mientras tomaba lugar junto a Vanya.

Lorena puso los ojos en blanco. Sí, Marco tenía razón, Gabriel era un metiche de primera.

—Okey, ¿qué hay de nuestros tres ejemplos? —inquirió Chelis.

—Digamos que son los tres diferentes tipos de encantamientos que hay —explicó Marco—. Cuando ustedes utilizan su aura para realizar magia lo único que hacen es concentrarse en lo que quieren lograr y liberar su aura, ¿cierto?

—Eso es lo que tú nos has enseñado —contestó inmediatamente Adriana—. O les has enseñado, mejor dicho.

—Y eso está bien, para el primer nivel de magia, por supuesto —contestó Marco—. Es el nivel de hechizos más básico que puede haber, prácticamente cualquier persona puede aprender a realizar encantamientos de esa manera.

—Siempre y cuando primero aprenda a manejar su aura —especificó José Luis.

—Antes que nada es necesario tener un aura para eso —indicó un tanto amargado Gabriel.

Lorena sintió algo de pena por su amigo y se dio cuenta de que los demás también. Decidió desviar el tema.

—¿Qué hay de los demás niveles? —preguntó Lorena a Marco.

—¡Ah, claro! —exclamó Marco mientras retiraba la vista de Gabriel y se pasaba la mano encima de la oreja, un movimiento que había adquirido mientras tenía el cabello largo—. Pues bien, los encantamientos de nivel básico dependen exclusivamente de la concentración del individuo, la cual se puede disipar en cualquier momento o dirigirse hacia otro objetivo. Además, por lo tanto no se pueden crear encantamientos muy poderosos con ello, ya que la concentración tendría que ser total y absoluta y nadie logra eso.

»Sin embargo, tienen una ventaja sobre las demás clases de encantamientos: tu enemigo jamás podrá predecir lo que le espera hasta que él o su aura tengan contacto con el encantamiento.

Libro RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora