17. De compras

7 0 0
                                    

—Marco, relájate, por favor.

Lorena volteó la cabeza. Marco iba atrás de todos ellos con los brazos cruzados y el gesto torcido. La chica no tenía necesidad de su don para saber que se encontraba bastante incómodo. De cualquier forma, no podía bloquearlo, por lo que había estado intentando ignorar la incomodidad del chico, pero al parecer Adriana no había logrado hacer lo mismo.

—¿Sabes? ¡Estás arruinando el día! —le dijo José Luis.

—Lo siento, pero me parece una pérdida de tiempo estar aquí de compras cuando podríamos estar entrenando para vencer a un enemigo de aura roja —contestó el joven maestro Alejandrino.

Lorena suspiró y se resignó a la idea de que Marco estaría así todo el día. Aparentemente el día anterior Belial y el nuevo Carnero de aura roja habían matado a un Alejandrino muy apreciado por él. Marco había querido salir inmediatamente a buscar al Neuma para zanjar la cuestión de una vez por todas, pero afortunadamente Daniela lo había detenido diciéndole que no estaban aún listos.

—Te estarías ofreciendo como carne de cañón para nada —le indicó la chica.

—Ella tiene razón —opinó Gabriel con el ceño fruncido—. Es una tontería hacer algo como eso cuando aún no tenemos la fuerza suficiente para enfrentarnos a Belial.

—Es una estupidez y más cuando sabemos que los Carneros tienen un nuevo recluta de aura roja —expresó Daniela ignorando completamente a Gabriel.

Lorena se mordió el labio tras recordar aquello. De hecho, lo de ignorar a Gabriel era algo que Daniela había comenzado a realizar últimamente. Aparentemente la chica no sentía ningún aprecio por el joven y parecía ser una opinión que compartía con algunos Alejandrinos. Marco acababa de confesarles durante el último entrenamiento que varios de los asistentes a su fiesta no confiaban para nada en Gabriel. Les preocupaba en gran manera que existiera un chico sobre el que casi ningún don funcionaba.

—¿A ti no te preocupa eso? —le había preguntado en ese momento Gabriel.

—Por supuesto que no —había contestado Marco poniendo los ojos en blanco—. Lo único que eso pone de manifiesto es tu falta de aura y por lo tanto tu incapacidad de realizar magia.

—¿Entonces crees que Octavio...?

—Está equivocado —fue la seca respuesta de Marco—. La mayor parte de los dones actúan sobre el aura de la persona más que actuar sobre su cuerpo físico. Obviamente, la mayoría de los dones no tienen en qué actuar sobre ti. Es por eso que mi don es de los pocos que funcionan sobre ti, ya que no actúa exactamente sobre ti sino sobre el don de la otra persona intentando actuar sobre ti.

—¡Mira esta bufanda! —exclamó de repente Adriana sacando de sus recuerdos a Lorena—. ¿No crees que te quedaría perfecta?

Lorena observó con atención la bufanda que le señalaba su amiga. Era tejida y de color rosa. No estaba fea, pero no acababa de gustarle para ella.

—¡Bufandas! —bufó Marco mientras sostenía su cabeza con las manos.

Gabriel lo miró con una expresión que parecía de lástima. Bueno, al menos aquello era una emoción más benéfica que la de Lorena. Sí, definitivamente ella tampoco podía ignorar por más tiempo el sentir de Marco, por mucho que creyera que el chico tenía sus razones. No obstante, precisamente aquello era una de los porqués habían decidido salir, para ayudar al chico a distraerse. Sin embargo, si no lo apreciaba quizás lo mejor sería que no les amargara el día también a los demás.

—Si tanto te molesta, ¿por qué no te vas? —le preguntó Chelis expresando el sentir de la mayoría.

—Tal vez eso haga —contestó Marco de malas maneras. El comentario de José Luis lo había ofendido.

Libro RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora