Capítulo 10 - El Pasado Siempre Presente

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Sábado

--- Daisy ---

Nunca creí que la suerte de viaje que he tenido me haya traído hasta este lugar, estas personas, y esta misión.

En menos de dos días me han preparado casi completamente para atravesar por primera vez una puerta que pocos seres humanos han atravesado conscientemente. A decir verdad estoy muy nerviosa. El agente Spendall me ha dicho que al otro lado del portal está todo a lo que temo y que debo superarlo la primera vez, o no podré seguir haciendo las transferencias a los sueños de las personas que se supone que debemos salvar.

Me supongo que las serpientes no serán lo único que encuentre allí. Al fin y al cabo no es lo único de mi pasado que ha estado por destruirme.

Qué curioso, recuerdo a los muchachos preguntándome dónde estaban mis padres, el día que los encontré en esa azotea. Menos mal evité la pregunta, pues habría sido horrible decirles que fueron incinerados junto con una manzana completa de casas, y que solo yo me salvé con quién sabe qué clase de suerte demente. Aún recuerdo las llamas sofocándonos. Aún recuerdo cuando mi padre me encerró en el refrigerador, para "evitar quemaduras". Dijo que volvería. Pero solo apareció un bombero después de veinte minutos.

Eso para alguien de diez años...

En fin. La gente me decía que sobreviví por alguna razón especial. Que debía seguir viviendo, por el recuerdo de mis padres, y de las otras 30 personas que cayeron bajo el ardor infernal.

Aún tengo una cicatriz. Las quemaduras me dejaron una fea cicatriz en la espalda, que me acompañará el resto de mi vida, tal y como mi nombre y mi apellido. Daisy Starland, "La estrella superviviente", como me decían luego del accidente.

Me crie como un espíritu libre, viviendo en una nueva casa que me dio el gobierno, junto a mi abuela. Me apasioné por los animales y las criaturas vivientes y me dediqué a estudiar biología.

Lamentablemente mi abuela ya estaba muy vieja, y murió luego de mi cumpleaños número dieciocho. Después de eso me dediqué a viajar, para poder despejar mi mente.

Precisamente en uno de esos viajes fue que obtuve mi Ofidiofobia. No fue agradable ser mordida por una serpiente que creíamos que no iba a hacerme daño. Pero la naturaleza siempre es inesperada, espontánea. Eso fue hace dos meses. Estuve por morir, de no ser por el antídoto correcto, y casi un mes en el hospital, recuperando la movilidad de mi pierna derecha.

Luego están estos sueños extraños que llevo como un año teniendo. Siempre estoy en lugares amplios, campos de flores llenos de hermosas azáleas, margaritas y unas cuantas rosas; A veces estoy en cementerios llenos de tumbas sin marcar, o en amplios corredores de pasto llenos de estatuas sin rostro. Aún no sé qué significan, realmente los ignoro, creyendo que son simples recuerdos del pasado, de las muertes que estuve por vivir, de la gente que me dejó atrás.

‒ ¿Lista Daisy?

‒ Eso creo. A ver si entiendo bien... Al entrar habrá una habitación donde podré meditar por un par de minutos para prepararme. Luego estará el portón donde encontraré todo lo que temo y todo mi pasado. La idea es estar allí y soportar todo, sabiendo que es parte de mí, aceptándolo. ¿Cierto?

‒ Yo lo tuve que descifrar solo, pero sí. Básicamente es eso. ‒ Thomas retorcía la boca en una agria mueca cada que recordaba su momento en ese lugar.

‒ Mucha suerte, compañera. Te esperamos al otro lado. ‒ Las palabras de Lila siempre tratando de tranquilizar.

‒ ¿Después de esto estaremos en el sueño juntos?

D.G.S.A.: La Guardia de los Sueños (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora