☀️ CAPÍTULO XIV☀️
Kaien
Estoy feliz y no me importa más nada que estar junto a mi Emilia tan rápido como puedo.
Había sido difícil evadir a La Triada (el alto mando de La Coalición) pero lo hice, dejé al León encargado de redactar el informe de Estambul con tal de llegar a mi mujer. Aric se había enfadado más de la cuenta por primera vez por yo evadir mi trabajo y sin embargo me dejó un mensaje de texto por red móvil donde me advertía que iba a cobrar venganza por eso.
¿Desde cuándo el más ordenado y responsable de los Jefes de Asalto evadía sus responsabilidades?
Cuando llego al Trou Rouge soy recibido por Debra con honores y le solicito una habitación menos vistosa para estar con mi hembra, el lugar que ella escoge para mí es sencillo pero cómodo por lo menos no es un tono dorado brillante que me deja ciego en el momento. Dejo mis presentes para ella en una mesa y un ramo de flores, Emilia es delicada y cariñosa que sé que no verá mal el tener rosas amarillas para su deleite porque muchas Fae o Híbridas de Fae de rango verde odian que les regalen flores cortadas ya que sus ojos perciben la muerte de las flores.
Estoy vestido con mis ropas tradicionales y la típica mascara de oro que me simboliza como hombre importante, los únicos que pueden ver mi rostro son Emilia y mi familia, es una cuestión de costumbre y una cuestión de protección. Una vez que estoy solo me quito la máscara, dejo a un lado mi chaqueta y tomo una botella de champagne para servirla en dos copas, voy a hacer que Emilia se acostumbre a los cambios porque según noto ella ha estado cohibida de muchas cosas.
Bebo de mi copa y espero, hacerlo me da ansiedad, los minutos que pasan son eternos y el enojo comienza a apoderarse de mí porque empiezo a tener miedo al imaginar que Debra me juegue una mala pasada.
Si no veo a mi mujer en pocos minutos siento que seré capaz de matar a Debra sin contemplaciones, no me importa el tratado o La Coalición, pero ganas no me faltan de cortarle la yugular a la perra.
Dos toques suaves a la puerta y mi corazón late rápidamente, no hace falta saber preguntar si es Emilia porque puedo sentir su esencia tras el otro lado de la puerta. No me equivoco en pensar así, cuando ella abre la puerta siento paz y mi espíritu volver al estado inicial de felicidad.
Mi Emilia está bella y radiante con un vestido blanco suelto que me hace recordar a una ninfa griega. Su hermoso cabello rubio oscuro termina en suaves ondas y por si fuera poco está más largo de lo que recuerdo. La veo esta vez más como una verdadera Fae que como una híbrida lo que significa que sus dones poco a poco están despertando.
—Estás muy hermosa, Emilia de mi corazón. —Olvido mi preocupación momentánea porque no dejo de verla para creer que le necesito.
Ella me hace sentir vivo y más cuando su sonrisa es solo para mí
—Gracias.
Le doy la copa y ella acepta con un poco de desconfianza, aunque estoy desalentado por el gesto la veo sonreír.
¿Cómo he de enojarme o decepcionarme con ella?
—No quiero beber alcohol sino entablar una conversación para llegar a conocernos más.
Tomo una mano de ella y la besó con suavidad, quiero más que conversar, pero soy un caballero así que la tomo, me siento en un sofá y a ella la acomodo en mi regazo. Hablar se me hace imposible cuando la veo acariciarme, pero de repente siento su mirada muy detenidamente sobre mi cuello al punto de hacerla preocupar.
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SERIE RAZAS ANTIGUAS I: La Promesa del Rey Oscuro. *FINALIZADA*
Fiction généraleEmilia Vega es una soñadora que con tan solo veintiún años es entregada como esclava junto con su prima Izzie para saldar una deuda que los tíos tienen con una proxeneta. Lo que no esperaba es que el lugar donde iría a ofrecer sus servicios sería un...