Capítulo 32: Despedidas y bienvenidas

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Aiden se sentó frente al escritorio de madera.  Mojó la pluma en el tintero y comenzó a escribir.  

No podía dilatar más ese momento.

"Queridos hijos

Excepto vuestro hermano menor, la familia de vuestro otro padre ha insistido siempre en hacerse cargo de vuestra educación y valores en estos cinco años.  Ya sois mayores y tenéis vuestra vida.  Patrick tiene siete años y al fin puedo cuidar de un hijo y tener una relación como debería ser.

Os quiero y sé que es mutuo pero vosotros tenéis vuestra vida y futuro en América.  Os enviaré el dinero para los estudios y mis brazos están abiertos para que nos vengáis a visitar a Patrick y a mí cuando queráis, aunque ya no lo hacíais mucho en Nueva York.

Me quedaré a vivir en Londres. Tengo una relación sentimental con otro hombre y quiero crear un nuevo futuro.

Del dinero de vuestro padre no tocaré nada.  Tengo mis ahorros.

Esperando que vengáis algún día a verme,

Aiden Adams".

Rubricó la carta y llamó a uno de los criados para que la llevasen al servicio de Correos.

Christopher le apretó los hombros y le besó.

-¿Trabajo?

-No.  Organizó mi vida.  Voy a comprar la casa anexa.  Está vacía.

-Iré a los barrios bajos.  Le pagaré un buen dinero a unos albañiles cockneys para que lo hagan rápido y discreto.

-Me gusta que me lo hagas rápido y discreto.

-Pero ahora tenemos trabajo. 

-Eso no me gusta.

-Tengo que ir a confirmar y a sellar todas las entradas y salidas del puerto hoy y llevárselo luego a nuestra soberana.

-Yo tengo varios trabajos.  Iré a casa de los Payne a revisar a Eire y luego tengo algunas consultas.

-Entonces nos vemos en la noche. 

Aiden se colocó su aburrida ropa de trabajo.  Traje gris, maletín de cuero desgastado.

Vistió a Patrick y le dejó en la escuela.  Christopher quería que tuviese un tutor pero era más cómodo para él saber que estaba allí.

Entró en la casa de los Payne y se encontró a Eire despierta y sanísima.

-Debo confesar que temí que me despidieses cuando conociste que mis inclinaciones eran las no habituales -dijo al fin mientras revisaba los reflejos y movimientos de Eire.

-Quién sabe que hubiese hecho el antiguo Niall.  Solo sé que hace este y que es una mezcla de lo anterior y lo actual.  Sigo viendo esas cosas extrañas pero supongo que si las cosas son así es porque tienen que serlo.

-Eire está muy bien.  Es grande.  Cuando vuelva a quedarse en estado, hay que controlar la dieta mucho porque la corpulencia de su marido hace que los bebés tiendan a ser tan Grandes.

-Thomas tiene algunos problemas con la pronunciación de la "r".

-Eso tiene que verlo un foniatra.

Niall firmó el cheque y Aiden le sonrió.

-¿Y su esposo?  Suele estar presente en estas reuniones.

-Ayer les di a probar un cóctel típico de mi ciudad, había invitados.  Liam tiene una resaca considerable.  Ingleses.  No aguantan nada.

-¿Quieres algo para ayudarle?

-Déjalo.  Se lo merece.





Douglas sacó otras dos toallas y le dio otro vaso de agua al atractivo alfa que estaba en su cama, tan intoxicado por el alcohol que llevaba vomitando toda la noche. 

-Vamos -Le limpio la cara. – Ahora una ducha y un café te vendría bien.

-No.  El estómago me arde.

-Está bien, entonces nos quedaremos aquí sentados en el baño.  Por cierto, me llamo Douglas.

-Charles.

-¿Qué le hiciste a Niall?

-Antes de conocerlo, acostarme con su esposo. 

-Pero eres alfa -Le respondió con un hilo de voz.

Y se quedó mirando a ese hombre con otros ojos muy distintos.

Cuestiones Victorianas ||Saga Cuestiones||Zarry||Niam|| Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora