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Supuestamente debería de ser uno de los días más felices y a la vez tristes de su vida.
Su hijo, su único hijo, se casaba.
Estaba feliz por ver a Stefan sonriente. Cuando acabara la boda se irían al palacio que Daren había comprado.
Pero la nostalgia ganaba la partida en noches como aquella. Había ejercido de capitán y a la vez de alfa y omega con ese niño. Nunca se había detenido a darse cuenta de que ese niño con un hueco entre los dientes estaba creciendo para convertirse en un adolescente inquieto. Que fuese omega fue difícil. Tenía miedo de hacer mal las cosas. Y el celo... pero todo había salido bien.
-Ni se te ocurra hablarme -le dijo a Walter cuando se acercó.
-Lo bueno de la anulación es que la marca desaparece. Ahora se porque no eras bueno en la cama. Te van los de tu misma especie.
-¿Qué quieres?
-Conocer a Stefan.
-Stefan no te necesitaba hace dieciocho años y no te necesita hoy. Te fuiste, Walter. Pariste al niño y nos abandonaste cuando ni siquiera tenía dos meses.
-Yo no sabía que el mar era así. Además, te ha ido bien. Y a mí también. Me casé. Tengo tres hijos.
-¿Contando a Stefan?
-No... la verdad es que hice todo por olvidarlo pero los remordimientos me han perseguido toda mi vida. Mi esposo es un buen hombre. No hay ese enlazamiento pero tiene dinero y un vizcondado. Mis hijos están sanos. Pero de noche...
-Qué no pudieses dormir no es mi culpa. Abandonaste a tu hijo. Solo un omega desnaturalizado hace eso...
-No me hables de naturaleza, porque tú no eres un ejemplo.
-Yo no hago daño a nadie. Stefan ha vivido con ese vacío toda su vida. Te fuiste y lo abandonaste. Te agradezco mucho haberme dado un hijo maravilloso, pero ahora mismo puedes irte a las letrinas y tirarte porque no me importa.
-Me excitas cuando te comportas como un alfa.
-Este alfa ya tiene propietario.
Eso le recordó que desde hacía mucho rato no veía a su hombre, el cual por cierto estaba bebiendo bastante.
Lo buscó por su aroma. Le encontró de rodillas frente a un altar románico, con uno de esos Cristos que parecían tallados por niños.
-Aiden.
-Necesito casarme frente a Él contigo. Mi familia era muy religiosa. No me siento bien viviendo contigo sin que nuestra unión sea bendita.
-Cariño, estás muy ebrio. Sabes que no podemos casarnos.
-Enrique VIII cambió la ley para divorciarse.
-Tú no eres un Rey.
El sacerdote tosió para hacerse notar.
-Puedo casarles. El rito cristiano no anglicano no aplica la prohibición. Sigo una corriente de cristianismo primitivo.
Cristopher se arrodilló junto a Aiden.
-Acepto.
Sabía que nunca sería legal para la sociedad pero si para ellos y además le daria paz mental a Aiden.
El sacerdote ofició la misa en latín. Cristopher no era nada devoto así que sintió alivio cuando acabó con sus palabras, firmaron el libro y se incorporaron.
Aiden cayó contra él.
-La Iglesia está girando sobre si misma.
Cristopher le tomó en brazos y se lo llevó. Si alguien le detenía para preguntar, gastaba una broma sobre la embriaguez del otro alfa y que iba a dejarlo en casa.
-¿Ya te vas?
Aiden podía estar al borde del desmayo pero reconoció la voz de ese Walter.
-Ya nos vamos. Y si aprecias tus cojones mantenlos dentro del lecho de tu esposo porque si se acercan a lo que me pertenece, puedo ser más peligroso de lo que imaginas.
Cristopher sonrió.
-Ha bebido demasiado.
Se fue hacia el carruaje, dirección a casa.
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Cuestiones Victorianas ||Saga Cuestiones||Zarry||Niam|| Omegaverse
FanfictionVictoria ha sido coronada. Todas las parejas están en Londres. Comienza la fase más emocionante de la saga...