Capítulo 12: Diferencias

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-Enviaré tu requerimiento a la Corte.  Pero dado que Keith ha nacido fuera de Reino Unido y lo único que tiene es la manumisión de tu parte, no creo que logre que el Tribunal Supremo apruebe el matrimonio antes de noviembre.  Y en vuestro caso hay cierta urgencia.

-Una urgencia que va a nacer antes de que ese Tribunal de el visto bueno. 

-Afortunadamente Keith es americano.  Si fuese africano, sería más difícil.

-Al menos tenemos a Aiden.  El otro día necesitaba un barbero para que le arreglase el cabello y no le dejaron entrar en ninguna barbería.

-La xenofobia es dura y será peor.  Victoria cree poder dominar a los lores, pero la mayoría son conservadores y todos alfas.  Y África es ese terreno inexplorado que los blancos quieren conquistar.

-Ese tal Daren se pasea como un príncipe.

-Es un príncipe y no va a permitir que le traten como menos.  Yo estoy gestionando sus asuntos.  Es auténticamente más rico de lo que puedes imaginar.

-Yo también lo soy.  Soy Duque en Italia.

-Mariano, lograrás casarte con Keith.  Es tu omega.

-Necesito estar con él. Tiene muchas náuseas.

-Ve con él. Déjame que arregle todo y que trate de poner en orden mi propia vida.





Stefan sintió frío en un pie.  Se lo cubrió con la colcha y luego abrió los ojos.

Estaba en su casa.

Se levantó, y luego buscó de nuevo la colcha.

Dios santo. Daren le había llevado a casa.

Se volvió hacia el espejo.  Abrió la colcha y se miró.  Estaba lleno de marcas de labios e incluso un pequeño mordisco en el muslo.

Se tapó los ojos y dejó caer la colcha.

Había sido la mejor experiencia de su vida.

-Hola, hijo -su padre entró sin llamar y Stefan se cubrió de nuevo – Aún estás bajo mis cuidados.  Sigues siendo mi hijo y yo tú alfa.  Estas castigado.  No volverás a salir hasta la boda, que espero que sea rápido ya que todo el vecindario te ha visto llegar en esas condiciones.

-Me parece lo justo.

-¿Estás bien?

-Me duelen cosas que jamas creí que podrían dolerme.

-Descansa. 

Stefan espero a que su padre se fuera y volvió a mirar su anillo.

Todo lo demás le importaba muy poco, iba a estar para siempre con su príncipe.



William anuló todos los compromisos para esa tarde, y se dedicó por completo a su esposo.



Esa tarde todo el mundo parecía tener un ánimo acorde con el clima, frío y lluvioso.

Todos excepto Cathleen.

Recibió una invitación para el baile de verano de palacio.

Y se fue a una modista.

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