Capítulo 20: El globo

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Murmullos.

-Toma una copa.  Te ayudará.

Clive recogió la copa de la mano de su marido.

-Han venido los Russell.

Nicholas iba junto a su prometido y estaba su padre, apoyado en sus dos bastones.  

Stewart se sentía feliz.  Nunca había creído que fuese capaz de volver a uno de esos eventos, de esa índole.  La gente le hablaba y trataba con respeto.

-Te has vuelto súbitamente de nuevo un hombre casadero -dijo Nicholas con una risa.

-No seas idiota y disfruta del baile. El palacio no se abre muchas veces. 

Sin embargo, su hijo tenía razón.  En el momento en que Nicholas y Kieran se fueron a bailar, se acercaron a él no menos de diez mujeres interesadas en saber si tenía intención en reanudar su status de hombre casado. 

-Hijo, me voy a casa.

-¿Todo bien?

-Me siento acosado.  Me ven como un pedazo de carne y lo peor es que creen que estoy con un pie en la tumba.

-¿Quieres que vayamos contigo? -preguntó Kieran.

-Vosotros disfrutad.

Stewart camino solo, pese a la dificultad, hasta el carruaje.  Estaba empeñado en recuperarse.  Cada día hacia su gimnasia, sus ejercicios, tomaba los remedios, respetaba la dieta.

El doctor le pronosticaba un buen futuro.

Se había sentido como una gacela moribunda observada desde las alturas por un montón de buitres.

Había sido la sensación peor y más angustiante del mundo. 



-Hola.

Christopher se volvió hacia la voz.  Su soberana sonrió. 

-Alteza.

-Estaba pensando en usted... ¿está cómodo en su nuevo puesto de secretario?

-Muy satisfecho, su Alteza.

-Me interesaría que me hablase de los lugares que ha visitado.  Hay un globo terráqueo en la biblioteca.

-Como desee Su Alteza.



Zayn estaba molesto.

Muy molesto.

Harry estaba relajado y feliz, bailando con un alfa muy atractivo.

Frente a él.

Sabiendo que le miraba.

Era una provocación como nunca había sentido jamás.





Victoria cerró la puerta de la biblioteca.

Se acercó al globo.  Era enorme y muy decorado.  Christopher se acercó junto a ella.

-Me interesa viajar.  Conocer lugares...

Christopher le señaló África.

-De ahí es Daren -dijo señalando lo que ya comenzaba a conocerse como Níger.

Victoria se dio la vuelta y con cierta torpeza trató de besarle.

El capitán se apartó tan rapido que la asustó.  Tenía los ojos amarillos.

-Yo... perdón.

-Perdone, Su Alteza, yo no... no... sé qué esto puede costarme caro pero no voy a renunciar a mis principios.

-Creía que usted estaba soltero.

-Lo estoy porque sus leyes me impiden estar con mi pareja con libertad.

-No comprendo.

-Estoy con un alfa.

Victoria se sentó en un sillón.

-Nunca entenderé eso. Yo no he hecho esas leyes.

-Pero hay un hombre en prisión.

-Me dijeron que era un caso de traicion.  No entiendo vuestros gustos pero no... no podría jamás encerrar a alguien por sus gustos personales.

-Me gustaría retirarme.

-Ha puesto su vida en mis manos.

-Es mi soberana.  Yo haré lo que sea por usted.  Pero me gustaría vivir con mi hombre.

-Nadie debe ser separado de su verdadero amor.

Christopher se inclinó.

-Me voy entonces.

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