Vestirse requería tiempo en 1839. Un tiempo variable considerando si eras omega u alfa, y más complejo si eras mujer.
Los hombres tendían a dominar el mundo. Eso eso era algo que Cathleen odiaba. Se vistió lentamente, subiendo la media de seda y enganchándola con la liga de encaje.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entonces tomó la daga que siempre acostumbraba a llevar pegada a su piel. Luego acarició su anillo, el de la falsa esmeralda que contenía un veneno paralizador.
Después la criada le arregló el vestido para la cena.
Cathleen iba a cuidar a su nueva omega. Miró al cielo durante un segundo agradeciéndole a María por haberle enviado a Red y a Victoria.
Los únicos motivos por los cuales seguía viva.
Nicholas estaba dormido cuando llamaron a su puerta. Abrió la puerta y se encontró a todos los alfas que conocía en Londres.
-Me dais miedo. Estoy de descanso, mi boda es en dos semanas y...
-Hoy Kieran está en casa así que no tienes excusa.
-¿Para qué?
-Para rescatar a los hijos de un omega que tengo bajo protección.
-Soy abogado. No se luchar.
-Pues aprendes.
Ivan Romanov había huido de su familia y de una Rusia decadente hacía años. Había adoptado el nombre de Stephen Jonhson y abierto lo que al principio era un bar de bebidas normal. Pronto empezaron a entrar jóvenes y señoritas para ejercer la profesión más antigua del mundo y él decidió que no se podían hacer negocios sin su participación.
Eso había sido diez años atrás y ahora con treinta y cinco era el dueño del Palacio de las Tentaciones, un auténtico monumento al placer. Ofrecía de todo excepto cosas amorales y por eso nunca había consentido menores de dieciocho.
Tenía servicios de pago pero también fiestas privadas para alta sociedad o matrimonios.
Cuando un montón de alfas irrumpieron en su despacho y le explicaron que habían secuestrado a los hijos de alguien protegido supo que ya se había metido de fondo en el problema.
Había tratado de combatir a los grupos organizados que trabajaban con esas perversiones pero no podía. Le era imposible solo.
No tardó ni dos segundos en tomar la decisión.
Caminaron por las calles. Christopher le hablo de los niños y sus edades.
-Están secuestrando a muchos. Hay un grupo de alfas asquerosos en la ciudad, el que era su líder está en prision pero no sus amigos. Y no les gusta nada tradicional -respondió Stephen – Yo les tengo prohibido el paso. Me han hecho vomitar al saber sus gustos.
-¿Qué encuentran en un niño?
-Pregunta que encuentran en un cadáver. Porque robaron en la morgue.
Se produjo un silencio.
Stephen dejó de caminar. Señaló una casa antigua y descuidada con unas botas colgando en la entrada. Eran botas de tamaño pequeño.
