Capítulo 58: Encontrado

472 80 40
                                    

25 para actualizar ❤️





Declan e Isaac empacaron sus cosas para ir a pasar la última semana de casados en Escocia.

-Deberías invitar a tu padre. 

-¿Lo crees?

-Se ha portado muy bien y está claro que quiere recuperar en la medida de lo posible los años perdidos.  Además podemos contarle cómo nos enamoramos. 

-Hay una fiesta en honor de Clive... entre eso y la boda de los Russell es una semana que pensaba pasar contigo...

-Y estarás conmigo.  Pero también con tu padre y su marido.  Y menudo marido que tiene.

Isaac frunció el ceño.

-Calma, bebé.  Solo me interesas tu.  Es solo que es un poco extraño que tu padrastro tenga mi edad y una complexión física envidiable. Raro pero bueno.  Isaac... invítale.  Hay que cerrar las heridas, no echarles sal.





Clive se dejó hacer por el criado.  Le lavo el cabello y luego le aplicó un producto.  Le aplico crema en la cara y luego saco el traje del armario.

-¿Está seguro de que no quiere probar un corsé masculino?  Se verá más atractivo con un traje tan ajustado.

-Mi médico dice que apenas he engordado y no se notará con el fajín.

-Estoy seguro de que no se arrepentirá.  Es su fiesta y es su dia.

Clive no estaba convencido pero accedió.

No era un corsé pequeño como había creído.  No llegaba a comprender cómo las mujeres soportaban eso el doble de grande y a diario.

Pero merecía la pena si esa noche todo iba bien.

El corsé le apretaba desde la mitad de la espalda hasta la cadera.  Cierto fue que el traje entró mucho más fácil que en las pruebas con el sastre. 

Era de color azul noche con dibujos en dorado. Una camisa blanca y un fajín dorado.

El criado le arregló el cabello de modo que un rizo le cayera en la frente.

William entró y se quedó admirándolo.

-¿Cómo he podido tener la suerte de tenerte como esposo?

Se acercó a abrazarlo y notó algo extraño.

-¿Te has puesto un corsé?

-Si, para que esta zona...

-Quitatelo -William usó La Voz – Te he dicho que te quiero como eres, y eso incluye nuestro cuerpo.  Los corsés son malos para los órganos internos, te aprietan, no respiras.  No lo utilizarás y Bianca tampoco. 

Clive volvió a vestirse.  Comprendió las palabras de William al darse cuenta de que había estado respirando a medias y que de repente tenía muchas ganas de usar el lavabo. 

Lo que no estaba tan seguro era de que la sociedad no aceptara, una vez Bianca llegase a la adolescencia, que no utilizase algo que para todos marcaba y modelaba el cuerpo de la mujer. 



-Lamento no poder asistir a la fiesta de los Tomlinson.  Promete ser memorable. Pero nos quedaremos en casa ya que aún no puedes asistir a fiestas.

Liam estaba aburrido de estar en casa pero era cierto que no soportaría una fiesta de ese calibre.   Sobre todo teniendo en cuenta que había sido el ex amante del homenajeado...

-¿Qué es un amante? -preguntó Thomas olvidando sus cubos de madera de construcción.

Liam miró aterrado a Niall.  Lo había dicho en voz alta. 

Niall parecía calmado.  Se sentó a su lado en el sofá mientras Eire protestaba y pateaba.

-Te lo explicaré cuando seas un poco más grande.  Viene a significar que papá tenía una relación muy muy íntima con ese hombre.

-¿Con Clive?

-Si, cariño.

-Pero te casaste con papá.

-Sí, porque me enamoré de él.

-¿Pero Clive era tu amante?

-No cuando yo estaba con papá. 

-Amante tiene que ser que le amas.  ¿Por qué o te casaste con Clive?

-Porque Clive ya tenía un marido -Douglas entró en el salón – perdonad pero me parece hipócrita ocultar a los niños los entresijos de la sociedad donde van a tener que desenvolverse.  Tu padre estaba soltero y Clive no amaba a su marido, así que se veían para darse besos y cosas así.

Niall tomó su té y disfrutó del sorbo

-¿Vas a salir?

-Me siento mal.  Estoy sudando, espero que no vaya a entrar en celo porque mis celos son imprevisibles. 

-¿Qué harás?

-Transformarme y correr.





Douglas observó la noche.   Se había alejado bastante y aún así se seguía sintiendo observado.

Se quitó la ropa.  Le gustaba su cuerpo.  Delgado pero fibroso.

Aulló y se transformó.  Sacudió la cabeza.  Hacia mucho que no lo hacía y el mundo se veía, olía y era diferente.  Escuchaba los crujidos de las hojas como si se las machacasen en los oídos.

Empezó a correr cuando un lobo le alcanzó.  Y le adelantó.  Se dio la vuelta y le miró con lo que le pareció una expresión burlona.

Aumentó la velocidad.  Sus patas sentían dolor por unas espinas.  Estaban en un pinar.

Adelantó al Lobo negro.

Se detuvo.  Gruñó y le enfrentó.

El lobo se convirtió en un hombre.  Alto, muy alto.   Moreno y desnudo.  Le alargó la mano.

-Al fin te he encontrado. 

Cuestiones Victorianas ||Saga Cuestiones||Zarry||Niam|| Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora