Capítulo 15: Nicholas, no Nick

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La casa de los Russell se había convertido en una especie de punto de visita fijo desde su escandaloso divorcio. El hijo pequeño había abandonado Eton por un ataque de lo que llamaron gripe pero el doctor llamó melancolía.

Christian no salía de su cuarto. Tener quince años y que tus padres se divorcien y tu madre decida fugarse a Escocia con su amante no era algo fácil de digerir.

Sin mencionar que su hermano estaba metido hasta la cintura en él fango de una muy posible condena de por vida.

El juicio era el uno de septiembre.



La conversación durante la comida versó acerca de Isaac. William estaba tan furioso como confundido.

-Legalmente, no puedes denunciarla. Ella puede aducir que era de su esposo. Siempre quiso retener a ese hombre.

-Nick, cariño, es agotador que utilices la palabra legalmente en cada frase -dijo Kieran, que había sido invitado.

-Nicholas. Soy Nicholas. Y estamos hablando de temas legales...

-Peleas conyugales en la mesa no, por favor. He tenido suficiente con divorciarme de la mía.

-No estamos peleando. Pero me agrada como se enfurece por un nombre como si realmente tuviese importancia...

Nicholas se levantó de la mesa.

-Me siento indispuesto. Quiero ir a mi cuarto. Mi estómago está descompuesto.

Kieran se quedó mirando el plato.

Había dicho algo que le había hecho mucho daño a su prometido y ni siquiera sabía que era.

Esperó unos diez minutos de cortesía.

-¿Puedo subir para comprobar que se encuentra bien?

-Claro.

Kieran se levantó y se dirigió al cuarto de Nicholas. Estaba vacío. Obviamente, dirigió sus pasos a un sitio que fuese seguro para su futuro esposo. El alfa estaba en la biblioteca pequeña, dando vueltas sin beber a un vaso de brandy y rodeado de la seguridad de los libros y el calor con olor a madera de la chimenea. La alfombra bajo sus pies era una Aubusson.

-Nadie entra aquí sin mi permiso. Es mi biblioteca privada. Papá me la regalo por mis buenas notas.

Kieran se acercó y se agachó , sentándose en el suelo y apoyando la cabeza en sus rodillas.

-¿Quieres contármelo?

-¿El qué?

-Porqué odias que te digan Nick.

-Entré en la escuela sabiendo que yo no era como los demas. Yo tenía que estudiar y que aprender. Sabía como era Evan. Me golpeaba de pequeño. Hice amigos pero sabía que yo no podría seguir su ritmo. Evan y sus amigos eran un poco mayores que yo y me decían Nick. Mis amigos me empezaron a decir Nick y creían que estaba bien que me molestase. No me gustaba.

-Pero lo odias.

-Un día estaba estudiando solo, en los jardines de Eton. Llegó mi hermano. Estaba en su último año. Me empezó a molestar, nada fuera de lo normal. Quitarme los libros, burlas.

-Le odio con el alma.

-Entonces llamó a uno de sus amigos. Le dijo "mira, Bryan, éste es mi hermano, el orgullo de la familia".

-¿Te golpearon?

-Peor. Arrancaron mi masculinidad de una vez contra un árbol. Me violó y me hizo sangrar. Estuve dos días en la enfermería porque después me tiro al agua y agarré una infección.

-Jamás volveré a llamarte por ese diminutivo.

-Este es mi lugar seguro. Me siento cómodo aquí. -bebió un poco de licor – y tengo todos los volúmenes de leyes que no entran en mi despacho.

-Nicholas... -Kieran le acarició el rostro – pronto será la boda. Viviremos con Avril y con Donovan y tú serás el alfa más respetado de la comunidad.

Nicholas abrió los labios para besarlo. Kieran disfrutó de ese beso. La ausencia de dudas entre los dos era definitivamente lo que más felicidad proporcionaba a la pareja.

-La puerta de la biblioteca está abierta.

-Pero si nos tumbamos en el sofá nadie puede vernos.

-Kieran, eres tan inocente.

-Me diste una prueba de lo que era el amor físico. Y ahora quiero más. Mucho más.

-Cariño, no puedo llevarte todos los días a mi apartamento...

Kieran se frotó contra el bulto que sobresalía y mucho en sus pantalones.

-Pues dame un poco ahora, Nicholas. Alfa...

Nicholas gimió. Era irresistible. Necesitaba casarse con él ya, tener un tálamo propio donde nadie pudiese interrumpir la intimidad ahora tan difícil de encontrar.

Dejó que se frotase contra él.

-Kieran...

-Dime.

Nicholas le abrió los botones del pantalón. Suspiró. El pene de su amado era grande, duro, y tan hermoso. Quería amasarlo con sus manos y...

-Kieran, pueden venir a buscarnos.

-No lo harán -Kieran empezó a frotar el pene contra el abdomen de su alfa.

Nicholas lo apretó. Kieran gimió y se corrió contra su abdomen. Nicholas estaba frotándose contra él.

-¿Nicholas? ¿Estás bien? -preguntó una voz adolescente. Su hermano.

Nicholas cerró los ojos. Lo peor fue que su omega levantó la cabeza despeinada y con mejillas rojas.

-Estamos bien.

El chico no tardó ni cinco segundos en correr escaleras abajo para contar lo que había visto.

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