Capítulo 24: No es caridad

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William siempre había sido un hombre observador.  Toda su vida.

Y escuchaba los murmullos y las maledicencias.  Ese Clive le había engañado de algún modo para hacerse cargo de un mocoso concebido en algún establo.  Y volvían con un papel americano y se llamaban casados y vivían bajo el mismo techo, como si estuviesen en verdad unidos en debido matrimonio.

Ese papel del Ayuntamiento de Nueva York era papel mojado para ellos.

Era curioso, porque el dinero de Jason y Declan no les parecía en absoluto inadecuado.

Pudo ver como Elizabeth estaba rodeada por un grupo de amigas,  cubriendo sus labios con el abanico y escupiendo veneno. 

Su esposo estaba ya ebrio y probablemente tendría que encargarse de él esa noche, pero no le culpaba por tratar de ahogar con alcohol todas las palabras que estaban llegando a sus oídos.

Oportunista.  Prostituto.

-No es más que un chapero de categoría.  Además, a William siempre le han gustado las vaginas.  Este cambio tiene que ser por honor -le dijo una de sus amigas a Elizabeth.

-Alguien dejó un hijo de nadie en su vientre y William actuó por honor.

Elizabeth siguió abanicándose.

Podía forzar a Isaac a un encuentro con su padre. 



William sacó a Clive a bailar. Era un vals.

-No te daré muchas vueltas.  No quiero recordar así mi cumpleaños.

-Idiota -sonrió Clive y perdiéndose en sus ojos el mundo no era rival.

Clive acercó sus labios a la oreja de William.

-La verdad es que estoy un poco mareado.  Salgamos al balcón para tomar aire.

William le sujetó del brazo y le sonrió.

-Ve despacio.  Te vas para el lado derecho.

Salieron al balcón.  Clive cerró los ojos.  Y se giró hacia William tomando sus labios.  Le besó con la desesperación de quien quiere demostrarle al mundo y a si mismo que lo que siente es absolutamente cierto.

Los labios de William exploraron su cuello.





-Isaac.

-Isaac está ocupado conmigo.  ¿Desea algo?

-Soy su madre.

-Salió de su coño.  Eso no es ser madre.  Mis gatas son mejores madres -Declan estaba muy agresivo e Isaac tembló.

-Tu padre está aquí.  Pensé que podrías conocerlo.

-Ya lo conozco.  Nos presentamos y saludamos.  Autorizará mi boda y espero que sea verdad.  Ya empieza a urgirme.

-Futuro esposo, ¿insinúas algo?

-Quizás, aún no han pasado el tiempo prudencial para saberlo -dijo Isaac acariciando su abdomen.

-Vamos a hablar con tu padre.  Una conversación con tu padre y tú madre es lo que necesitas. Quizás podamos volver a entendernos como una familia.

-Está casado -dijo Declan.

-Solo en Nueva York.  Vamos. 

Empezó a caminar hacia el balcón.  El joven esposo llevaba bebiendo toda la noche así que debía estar enfermo y William esperando aburrido que un lacayo les recogiese.

Todas sus amigas le siguieron.

Salió al balcón con Isaac de su brazo.

-William...





Los ojos del alfa estaban cerrados.  Clive estaba montado sobre el, agarrado a sus hombros y literalmente con William dentro.  Al ver que entraba gente, William maldijo y bajó a su esposo.  Éste se cubrió como pudo .  William también.

Elizabeth estaba pálida.  Sus amigas empezaron a cuchichear y Declan se rió.

Isaac estaba impresionado.

-Fuera todos menos vosotros dos.



Elizabeth salió y trató de evitar a sus amigas aunque en sus oídos resonó una risa.

-¡No parecía que William estuviese haciendo caridad!

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