II

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{Bethany}

—Es que me pasó de nuevo, ¿No lo entiendes Marny? —Dije al borde de las lágrimas.

—Eso te pasa por creer que cada chico que conoces será tu nuevo príncipe azul. Ya madura Bethany, tienes veintiséis años, ya no eres, digo somos, las mismas adolescentes de la universidad que podían acostarse con cuanto chico viéramos. Ahora hay que ser más cuidadosas y sólo estar con el correcto, ¿Es tan difícil eso para ti? —Me miró ella, con el ceño medio fruncido.

—En serio, a veces no sé si eres mi amiga o una perra contratada por mi madre para que atienda mis penas amorosas —Ambas reímos y dimos un sorbo del capuchino que tomábamos.

Era una cábala el tomar café luego de que alguna de nosotras pasaba la noche en compañía de algún macho.

—A todo esto Bethany, no tengo ni pu*a idea qué es lo que te pasó anoche. Me llamaste casi llorando, luego lloraste enserio y te la has pasado todo el rato diciendo "Es que yo creía que era el correcto" "Ay Dios mío, cómo fui tan estúpida" "Ay, ay, ay" —Me imitó con una vocecilla graciosa.

—Primero que todo, yo no hablo así, ¿Vale? Segundo, ese "Ay, ay, ay" me pareció más bien un orgasmo, ¿Estás bien? —Ambas reímos y ella me hizo un gesto para que comenzara la historia.

Bien, bien, la cosa partió así:

*Flashback*

— ¿Y quién me dice que no me estás mintiendo? —Había tomado varias copas y no estaba del todo consciente de mis cinco sentidos.

Había hablado por varias horas con un chico de rulos, ojos verdes, un torso que se notaba marcado a través de su camisa, tez blanca, en conclusión, perfecto.

—No suelo mentirle a sensuales morenas como tú —Dijo entre suspiros, mientras me besaba el cuello y mi clavícula. Esto me estremecía y me calentaba bastante— ¿Tienes algo que hacer ahora?

—No —Dije como pude, mientras él seguía mordiendo mi cuello — Vamos a mi casa, digo, si quieres, es decir, no es que te esté obligando, pero... puede que no tengas ganas, entonces, si no quieres ir no te lo...—Me interrumpió dándome un beso en los labios, bien, bonita forma de hacerme callar.

—Vamos bonita —Me tomó de la mano e hizo un gesto hacia una mesa llena de chicos, supuse que eran sus amigos, claro.

Volvió su vista a mí y comenzamos a hablar.

No recuerdo bien qué era lo que me preguntaba ni lo que yo respondía, pero recuerdo que tenía una voz mag-ní-fi-ca. Tomamos un taxi, dado que no había llevado mi automóvil al bar, le envié un mensaje a Marny, quién no tenía idea de dónde rayos estaba, y nada, me dejé llevar. Luego de unos diez minutos en el taxi, llegamos a mi hogar, comenzamos a besarnos como locos desenfrenados, y pasó lo que tenía que pasar...

Jugamos ajedrez.

Nah mentira, nos hicimos uno solo en mi cama. Lo que sí, me preocupé de que el chico utilizara protección, no estaba preparada aún para tener una responsabilidad o algo así.

—Por favor, hazlo lento y suave, ¿Sí? —Pedí, es lo único que recuerdo.

Él asintió y me besó en los labios.

El acto ocurrió como tres veces en la noche, y cuando ya no tenía más energía, me recosté en su pecho mientras él me rodeó con uno de sus fuertes brazos. Nos dormimos, o más bien, me dormí, no recuerdo nada, sólo el sonido de una cámara de celular. No creía que él me estuviese fotografiando, es tan perfecto y caballero que no lo imagino haciendo ese tipo de cosas, así que le resté importancia y seguí durmiendo.

Eran tipo 09:00 AM cuando me desperté, tenía unas piernas enredadas en las mías y me giré y vi al hermoso espécimen con el que había pasado la noche anterior, inevitablemente me mordí el labio recordando TODO lo que habíamos hecho y me sentí un poco... avergonzada.

Decidí levantarme y hacerle el desayuno a mi príncipe azul, un café más unas tostadas, algo sencillo para no aparentar estar desesperada.

—Buen día —Mordí mi labio al entrar a la habitación con la bandeja en mis manos. Él se talló los ojos y me miró con una sonrisa de lado.

—Hola, ¿qué es esto? —Preguntó divertido.

—Tu desayuno, cómelo mientras yo me doy un baño —Me metí lentamente al baño — ¡No te vayas aún! —Grité desde dentro mientras abría la llave.

Demoré unos diez minutos, algo increíble en mí, el chico me tenía echa una loca, no podía creerlo. Salí envuelta en una toalla, dispuesta a "hacerme la sensual" y me encontré con una sorpresa; él no estaba, y sólo había una nota más unos pocos dólares.

¿QUÉ MIERDA SE CREE?

Me dejó plata como si se hubiese acostado con una prostituta. Tomé la nota en mis manos y la leí.

"Pasé una noche divertida, gracias Betsabe"

Bien, lo único que hice fue romper la nota, botar el dinero y echarme a llorar como una estúpida, nuevamente había caído en los encantos de un mujeriego, nuevamente me habían engañado.

Decidí llamar a mi mejor amiga Marny, una rubia de pelo liso, ojos verdes y sin duda, una sensual mujer.

Le pedí que nos fuéramos a tomar un café, esto era urgente.

*Fin del Flashback*

—Esa es la historia, queridísima Marny —Me encogí de hombros y alcé las cejas.

—Woow. Ese chico es una mierda, el peor de los miles con los que te has acostado en tu vida.

— ¡Oye! —Ambas reímos — Estuve pensando en la mañana en un plan al que lo denominé como <90 días> —Dije segura de mí misma.

— ¿Y de qué trata? —Preguntó interesada.

—Al próximo chico que conozca lo someteré a una prueba, se trata de pasar 90 días conmigo, sin incitarme a tener sexo con él. Es decir, ahí sabré si es que está saliendo conmigo porque de verdad me quiere y le intereso, o es sólo por querer tener sexo, ¿Me entiendes?

— ¿Tú crees que aún existe ese tipo de hombre, que se aguantará 90 días sin sexo? —Preguntó Marny, con seriedad.

—Es eso o me hago lesbiana. Quizás los hombres no son lo mío, lo mío —Tomé mi último sorbo del café, y ella me miró atónita.

—Eres una estúpida Bethany. Y ya vamos, llegaremos tarde a la editorial y José nos matará —Rodó los ojos y yo reí.

Yo no odiaba tanto mi trabajo como lo hacía ella, conocías a gente de todo el mundo y jamás estaba sola.

¡Qué mejor que eso!

Nos levantamos de los asientos, pagamos la cuenta y comenzamos a caminar en dirección al edificio en que trabajábamos.

—Hey, no me has contado nada de qué pasó contigo anoche —La pare y ella siguió caminando, típico de Marny el no querer contarme nada de su vida privada.

—Pues nada... no ocurrió nada conmigo —Y dio el tema por cerrado.

El plan de 90 días [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora