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Me quedé contigo en el hospital hasta en la madrugada cuando te dormiste. Gracias a Dios nadie nos descubrió.

Te volví a ver pocos días después en la cafetería donde nos conocimos.

Tus moretones poco a poco iban desapareciendo.

Era el día de tu cumpleaños número 28.

Quedamos con vernos a la misma mesa, aquella en la esquina, cerca de la ventana.

Yo te había preparado una pequeña sorpresa.
No fue mucho, pero fue con amor.

Decidimos vernos a las tres de la tarde. Tú llegaste muy puntual, yo me tardé con propósito.

Me divertí observándote a escondidas mientras mirabas el reloj y hacías muecas de impaciencia, pensando que tal vez yo no llegaría a ese encuentro.

El mesero ya nos conocía y fue mi complice.
Después de hacerte esperar un buen rato, te hizo llegar una carta que yo te había escrito.

"Vida mía, tú eres lo más bonito que me pudo haber pasado y quiero tenerte para siempre a mi lado. Estoy orgulloso de la persona maravillosa que eres y me siento muy afortunado porque entre tantos hombres en este mundo, me elegiste justamente a mí. Sueña en grande Alta, sueña con tu libertad, sueña con un futuro juntos los dos. Mi amor hacía ti va más allá de cualquier palabra; es algo inmenso que no se puede medir ni tocar. ¡TE AMO!
Alta, mi proposito desde ahora en adelante es llenarte de alegría aunque a veces me falte; mostrarte cariño aunque yo necesite; subirte el ánimo aunque el mío esté por el suelo; darte esperanza aunque a veces yo mismo pierdo la mía;
Y sobretodo darte amor, porque a mí...a mí me sobra cuando se trata de ti, cariño.
¡Feliz cumpleaños mi princesa bonita!
Siempre tuyo, Saúl."

Vi tus ojos soltar unas lágrimas de emoción y de felicidad.
En esto, llegué yo con un pastel y con un ramo de rosas rojas.
Yo también estaba muy emocionado y nervioso.

Todos los que estábamos presentes en la cafetería te cantamos 'las mañanitas'.

Quedaste muy sorprendida.
Te afferraste a mi cuello y enredaste tus piernas en mi cintura.
"Gracias Saúl. Jamás olvidaré este día y todo lo que has hecho por mi desde que nos conocimos. Te amo muchísimo."
Me besaste con gran intensidad, pasión, deseo. Fue un beso inolvidable, que nos dejó a los dos sin aliento.

Todos aplaudieron en asistir a esa escena.

Me contaste que es la primera vez cuando alguien te trae flores y el primer cumpleaños en el que recibes un pastel.
¿Cómo era posible algo así?

Comimos, charlamos, bailamos, reímos...La pasamos muy bien.

Sonreíste durante todo el día, y esto fue lo más importante para mí.

Sin decirte adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora