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Nuevamente, esquivaste mi mirada y te pusiste roja

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Nuevamente, esquivaste mi mirada y te pusiste roja.

"Bueno, yo...Gracias por todo. Me tengo que ir, hasta ahora me doy cuenta la hora que es. ¡Se me hizo demasiado tarde!"

Miraste el reloj y tocaste tu cuello, estabas algo nerviosa.

"Altagracia, nos besamos. Te dije que te amo. Fue un -te amo- que salió desde lo más profundo de mi corazón. ¿Y lo único que me puedes decir es que ya te vas?"

"Saúl...yo tengo muchos sentimientos encontrados. Aún no estoy segura de lo que siento. Necesito pensar. Quise besarte, lo hice y me gustó pero ahora en serio tengo que irme. No puedo quedarme más."

Suspiré.

"Está bien. Pero deja que yo te lleve, son las once de la noche."

"¡No! No es necesario, tomaré un taxi. Otro día hablamos, bye."

Me diste un beso apresurado en la mejilla y te dirigiste hacia la puerta sin darme tiempo de decir nada.
Suspiré nuevamente.
No te entendía.
Quizás aún no lo hago.
Por lo menos no por completo.

Te fuiste.

Pasaron 12 días en las cuales no te volví a ver.
No me escribiste ningún mensaje de texto, no contestabas mis llamadas.
Estaba preocupado y enojado a la vez. No sabía que pensar.

~¿Quién eres verdaderamente Altagracia? ¿Qué significo yo para ti? ¿Me quieres como yo te quiero, o soy un tonto que se enamoró sin motivo?~ durante esos días, en mi cabeza no dejaron de circular estas preguntas.

Y una más: ¿Regresarás?

Sin decirte adiós Donde viven las historias. Descúbrelo ahora