Llamamos a tu hija en la habitación, contándole todo y convenciéndola de que nos guarde el secreto y de que huya con nosotros.Aceptó sin problemas.
Era una niña muy inteligente y madura para su edad.
Aunque tu relación con ella haya sido algo complicada, se notaba que las dos se querían muchísimo y no podían vivir la una sin la otra.
Las unía un lazo tan fuerte que nunca nadie hubiera podido cortar.
"Mami, quiero pedirte perdón por haberte tratado mal y haber desconfiado de ti tantas veces; todo por adorar un padre que no se merece ni un tantito de mi cariño. Discúlpame."-bajó su rostro y una lágrima le cayó al suelo.
"Quiero ir con vosotros porque sé que Saúl nos quiere y nos hará felices a los dos, especialmente a ti. Te amo mucho mamita, aunque no lo creas."Se lanzó en tus brazos, aferrándose fuerte a ti.
La estrechaste a tu pecho, cerrando los ojos y sobando su cabello color miel.Se debían hace tiempo un momento así.
"Yo te amo a ti mucho más mi cielo, nunca lo olvides."-besaste su cabeza.
"Ay, mi chiquita hermosa."-suspiraste.Era la primera vez que te escuchaba decirle así.
Antes siempre la llamabas solamente por su nombre.Esa escena de madre-hija me conmovió mucho, jamás lograré olvidarla.
De echo, nunca olvidaré ninguno de los momentos que te tienen a ti como protagonista.
Me acerqué y las abracé a las dos, soñando con tenerlas así para una vida entera.
Soñando con hacerlas felices.
Soñando en darle a Sara muchos hermanitos y hacer práctica contigo cada noche para conseguir ese objetivo.
Soñaba muchas cosas, Altagracia.
Todas contigo, mi amor."¿Cuándo lleguemos a otro País se van a casar?"
La pregunta de tu hija nos dejó a los dos con la boca abierta.
"Que tu madre te conteste. Yo, sería inmensamente contento. ¿Qué dices Altagracia, te quieres casar conmigo cuando se tranquilicen las cosas?"-dije mirándote, con la voz temblándome.
No contestaste.
Te dedicaste a sonreírme con los ojos aguados."Esto es un sí."-me susurró Sara.
Tenía razón, era un tímido 'SÍ' que pronunciaste algunos minutos después.
Te cargué dando vueltas contigo por la emoción y te besé intensamente, hasta consumir tus labios.
¿Tenías idea de lo feliz que me hacías?
"Voy a vomitar corazones."-gritó Sara, cubriéndose los ojos.
Reímos."¿Qué tal si se hacen unas promesas ahora? Cuando prometes algo, luego estás obligado a cumplir con esa cosa. Las pueden escribir en un post it, lo firman y listo; será algo oficial."
Otra vez reímos divertidos por las ocurrencias de tu hija.
O mejor dicho, nuestra hija."Yo acepto."-exclamaste mirándome a los ojos y levantando la ceja, como si fuera un desafío.
"Hagámoslo pues."
Encontramos sobre mi escritorio unos post it y empezamos a escribir nuestras promesas.
Primero me tocó a mí leer las tuyas:
"Saúl, tú me salvaste la vida. Me enseñaste todo; a reír, a amar, a creer en la fuerza de mis sueños.
Prometo amarte ardentemente ahora y para siempre, devolverte por lo menos un poco de esa felicidad con la que me contagiaste, darte todos los hijos que quieras, saltar el abismo contigo y tener siempre la certeza de que nunca, nada ni nadie podrá separarnos. Prometo que por más grandes que sean las dificultades que encontraremos en el camino, las superaremos unidos y sin temor. Te amo."Mis ojos se cubrieron con una fina capa de lágrimas.
¡Qué especial eras!Luego, fue tu turno leer las mías:
"Altagracia, sé que por un motivo que desconozco, cada paso que di desde que aprendí a caminar, fue un paso hacia ti. Prometo cuidarte, respetarte y protegerte siempre. Prometo ayudarte a amar la vida, tratarte siempre con ternura y tener la paciencia que el amor requiere. Prometo que nunca te faltará el calor de mis abrazos y que nunca soltaré tu mano. Prometo vivir para siempre en la grandeza de tu corazón y considerarlo mi casa. Te amo, mi princesa bonita."
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Sin decirte adiós
RomanceUna historia con capítulos breves, narrada enteramente por el protagonista. Saúl, un joven periodista, se enamora de una misteriosa mujer con la cual vive los momentos más hermosos pero también los más dolorosos de su vida...El destino jugará en su...