Pasan los días, pasan las semanas. Pasan los meses ¿Algún año? ¿Alguna vez será? ¿Alguna vez fue? Las manecillas del reloj resuenan con su estridente tic tac, tic tac, tic tac.
Las horas parecen tan cortas últimamente por sus pláticas. Como si una ráfaga de viento se llevara sus palabras en el aire. A partir de aquella platica el vampiro secretamente pasa horas hablando con el príncipe por la noche, mientras todos duermen ellos pasan su rato platicando tranquilamente, pero en susurros. Esto le molesta Benet, porque le encanta platicar con Nicolau, era como una droga adictiva y sin igual.
Pero esto no le molesta al príncipe, la voz ronca y sensual del vampiro le encanta, el susurro acentúa esa ronca voz que tan cautivado tiene al muchacho. El susurro soñador de todo un hombre. El susurro de un... amante.
— ¿Sabe tocar tantos instrumentos? — Preguntó su majestad acostado todavía en su cama mientras a su lado se encuentra sentado el vampiro. Quien está jugando con una pequeña manta de seda que se encuentra en una cortina cercana. Una silueta que solo nuestro príncipe se da el disfrute de ver.
Pasaban platicando de manera casual, Benet le explica como practicaba para cantar, que idiomas aprendió, a donde ha viajado. Pero la noche esta para olvidar y dormir así que el vampiro siempre se ve interrumpido por que el príncipe siempre se queda dormido sin desearlo. Siempre era sin desearlo ¿Verdad?
La habitación de Benet no queda muy lejos para él, pero su habitación estaba hasta el otro lado del palacio.
Esa noche su majestad se volvió a quedar dormido. Benet ríe por lo bajo y cubre a su majestad con las sabanas. Se retira por la noche y duerme también.
Sabe que a la noche siguiente su majestad se disculpa por quedarse dormido siempre. No se pueden ver tan seguido en el día ya que el príncipe siempre se ve ocupado durante todas las horas de trabajo.
Y por igual vuelve la siguiente noche. Benet regreso como de costumbre desde hace tanto tiempo, tan normal y cotidiano, pero el príncipe se encontraba llorando en la soledad de su habitación, preocupado Benet pregunta el porqué. Los golpes en su cuerpo y rostro han vuelto nuevamente, pero esta vez hay otro motivo.
— ¡Yo... sabía perfectamente que algo malo estaba pasando estos días, desde hace unos días! ¡Me... Me obligaron a estar con una mujer, era...era mi prima! — La furia ante lo que decía el príncipe no podía ser controlada pero mientras le explica más la situación más asco le da al vampiro las decisiones que está tomando el Zar Alejandro.
Nicolau sabía que cada que le decía y le contaba con lujo de detalles como lo martirizaban se enojaba más su compañero de pláticas nocturnas. A sabiendas de que después de platicar desdichas le ofrecerá un consuelo corporal. No pareciera ante otro tan afectado después de ver al vampiro.
Pareciera... hacerlo apropósito.
El espejo no miente Nicolau. El espejo no miente.
Le explico que desde hace un tiempo lo forzaron a tener sexo con su prima, literalmente su padre le puso un cuchillo en el cuello para después decirle que esa mujer tenía que salir rellena de su esperma. — Pútrido desgraciado abusivo de poder — Piensa Benet a medida que escucha entre los sollozos (un tato exagerados y sobre actuados) de Nicolau eventos horribles que le están pasando. Le dijo algo que le pareció aberrante y lo que sigue, entre ello que en efecto revisaron a su prima para ver si en efecto había tenido sexo con ella, pobre chica, ambos están sufriendo demasiado en ese punto.
Dolor, dolor, fuera. Pero ese dolor no se va. Permanece y persiste.
Pero dicen que se rumorea su prima está presentando los síntomas de la maternidad, y que a partir de entonces le dan de comer horas inadecuadas, y Nicolau le dice asustado.
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"El Amante Del Zar" (Saga "Almas Gemelas" Libro 1)
VampireEl corazón late potente aquella noche de invierno, las copas con el vino rojo están goteando en la cama de seda y los gemidos de dos voces resuenan en la soledad del lugar, sensual, excitante, anhelante de placer no importan las horas que pasen. Hay...