Por encima de los Alpes barbaros y el desfiladero de Pöllat, acariciando con sus manos las ramas secas de su jardín, sobre la enorme puerta, un escudo del reino de Baviera en cóncavos acabados brilla con el reflejo del cielo gris. La nieve llegó a las puertas del castillo Neuschwanstein, allí donde el moreno Benet ha llamado su hogar, suspira en inercia. El tiempo pierde sentido en esa fecha, no importa cuántos años han pasado, cada que llega a las puertas el abrasador escalofrió del invierno. No puede evitar pensar en Nicolau, porque en el acuoso azul del cielo, recordara los ojos del albino y los copos blancos, rememoran las caricias y golpes que le brindo con su piel.
Sería mentir que no le duele pensar en él, alguna vez lo amo y una parte de su corazón siempre tendrá escrito sus iniciales, deletreadas cual tumba olvidada y descuidada de maltrecho amor el nombre de aquel Romanov, un rey, un emperador, un Zar...
Dentro de dos días se casara con Rogue, piensa firmemente todo lo que le ha ocurrido. Nicolau está furioso. ¿No sería capaz... de ir el día de su boda a lastimarlo?
¿Lo mataría en el altar? ¿Lloraría en su lecho de muerte sobre el regazo de Rogue? Tal cosa cruel podría sucederle a él... No sabía qué clase de cosas haría Nicolau para vengarse por su rechazo. Cientos de penas padece y padecerá mucho tiempo más, su corazón a pesar de ser silencioso muchas veces, guarda su sufrimiento en callada penitencia. Si bien le daba un aire de misterio, guardarse todas sus convicciones. No eran más que el inicio de una bomba de tiempo.
A sus espaldas, Ulbrecht le vigila con fusil y espada en sus manos, curioso, siempre quiere saber qué pensamientos afligen al hombre que siempre finge estar bien, aunque por dentro y en silencio el dolor saliera a flote.
Ese día no lo pudo evitar, D'La Rosa soltó unas lágrimas, que resbalaron pasando por sus mejillas y murieron en su barba. Tampoco podía culparse, era un hombre sensible al fin y al cabo. Momentos después, la mano amiga de Vilhem acaricio su hombro para obligarle a verle de frente. Que era justo lo que no quería el príncipe.
—¿Te encuentras bien? —Pregunto Ulbrecht, sin su permiso jala su hombro. Para así ver sus ojos en su totalidad, ver esas lágrimas era idéntico a sentir una daga apuñalando su pecho, su dolor era el suyo también, así de conectado se sentía a su lado.
—Perdona, soy un hombre de corazón nostálgico, a veces... pienso estupideces y pensé en la guerra. Ya sabes, desde que soy prometido de Rogue, soy el estratega de la relación, mis suegros me tratan como al hijo dotado que siempre han querido tener, por tanto tengo la misma cantidad de trabajo que ellos. Solo... que extraño cantar para un público, pero nada de qué preocuparte Vilhem. Olvidándome a mí, ¿Cómo estás? —Esquiva a duras penas su afligido corazón con mentiras bien pensadas y planificadas, se ha mentido tantas veces así mismo que él mismo comenzaba a creerlas, el vampiro pelirrojo frunce el ceño en respuesta.
—Es sobre la boda y Nicolau... ¿No es así? ¿Acaso tienes miedo? —
En respuesta el moreno refunfuña cabreado. ¿Tan fácil era leer que le aflige? ¿Tan abierta era su mirada y melancolía?
—¡Que vergüenza! ¿Se me nota tanto?... escucha Ulbrecht, sí, tengo miedo... ¿Qué tal si...? ¿Intenta algo durante mi boda...? Si Rogue sale herido de esto, yo jamás me lo perdonaría... —Sobre su abrigo, caerán motitas de nieve, se sienta en una banca de madera, momentos después, Grigory, quien le observaba entre las sombras, saca una sombrilla y la coloca sobre la cabeza de su amo. Ya que el cielo comenzaba a disiparse, podría salir el sol y lastimar la piel de su adorado amo.
Ulbrecht, quien fue notificado por su primo de que el brujo ruso estaba enamorado de Benet, se mantiene alerta, no permite que se acerque tanto a D'La Rosa, no sabiendo que podría atacarlo y hacerle alguna porquería. Pero por menos el esclavo entiende su lugar, él no eras más que el juguete del príncipe italiano.
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"El Amante Del Zar" (Saga "Almas Gemelas" Libro 1)
VampireEl corazón late potente aquella noche de invierno, las copas con el vino rojo están goteando en la cama de seda y los gemidos de dos voces resuenan en la soledad del lugar, sensual, excitante, anhelante de placer no importan las horas que pasen. Hay...