Capítulo 13: Hilos rotos del destino.

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La tempestad se presta ondeando los ropajes de alta costura, los hilos de oro, seda y cuero de lobo en su correaje, hojas secas del extinto otoño cubiertas de nieve, en cuyo cinto del correaje descansa un mosquete que no dudaría en usar. Gritos desgarradores de mujeres y hombres en la penumbra de la tormenta. Benet tembló entre los brazos de su esposo observando a Nicolau frente suyo, de sus mejillas resbalaron lágrimas, gotas carmesí y en sus manos la espada cubierta en la sangre de los guardias que había matado, su mirada paso de ser ese reconocido azul como el cielo a un intenso tono rojizo, porque no podía negar que su boca estaba adornada de las mordidas que pegó en los cuerpos, y su apetito reclamaba ser satisfecho. Rogue se puso delante del italiano, sin flaquear y sin duda, si debía matar a ese maldito imbécil lo haría.

-Este es un insulto grave a nuestra tregua entre imperios. ¿Un rapto de esposa? ¿En verdad piensas que permitiré eso? -Hedricht fue rápidamente respaldado por Ulbrecht, quien claro que daría su vida de ser necesario por D'La Rosa, tras el altar el brujo Rasputín no pudo ser más feliz para llevar a cabo sus planes al fin. Fueron intensos meses de agonía y dolor, esperando en silencio la oportunidad para llevar a cabo su venganza, y esta se le presento en bandeja de oro.

-¡Tú miserable! -Exclamo el Zar, quien con espada en mano retaba al futuro emperador. Rogue saca cual animal sus colmillos filosos, sin miedo se quita la pesadatúnica ceremoniosa, dispuesto a pelear, descubriendo sus músculos que resaltasen entre esas venas y cicatrices adornantes de aquellos tiempos en que fue soldado.Y Nicolau, nuestro Zar, ya siendo un hombre fortachón, está dispuesto ademostrar que ese niño inseguro que fue, ha muerto junto con su juventud. -¡Porti he perdido al hombre que amaba! ¡Tú le has mentido todos estos años, le has encerrado contra su voluntad, le has hecho olvidarme sabiendo que aún me ama! -Los que estaban presentes observaban a Rogue sin cambio de humor, el que nada debe nada teme. Aquellos alaridos de Nicolau eran pena pura, amor cruento, arrebatado por ese príncipe despiadado.

-¿Has venido hasta aquí solo por reclamos el día de mi boda? ¿Cómo semejante imbécil pudo subir al poder? Con razón tu pueblo está arto de ti y tus estúpidos escándalos. ¿Tanto aún te duele aceptar que a quien ama ahora y amara en otras vidas es a mí? -Miro a Benet negando con la cabeza. Quien sostenía su brazo para que no fuera a pelear, intentando detenerle inútilmente de pelear contra quien amo una vez. En respuesta Hedricht acaricia la mejilla del italiano, intentando aliviar su miedo -Descuida, no te llevara a menos que sea sobre mi cadáver... -Entonces Nicolau le interrumpió con la espada rebotando en el piso y los lobos se abalanzaban contra Ulbrecht, quien era el principal guardián de Benet, hábilmente se defiende de los lobos tajando un cuello y sacando su pistola en mano derecha y disparando una bala devastadora en la cien de otro, lamentablemente eran más los perros del infierno desatado, que con sus fauces rasgan su cuerpo de cristal.

Dejando a Benet desprotegido de su retaguardia. Nicolau no desaprovechara de poner a su mismo amado contra su esposo. Y lograr así convencerlo de volver con él. Incluso si necesitaba mentir para ello.

-¡Yo sé lo que le haces maldito monstruo, eres la persona que menos me debe reclamos! ¡Yo se los crímenes que has cometido con las mujeres que has violado, dejado embarazadas y mutiladas! ¡Asesino! ¡No dejaré que condenes a Benet a tenerle a tu lado sabiendo la clase de demonio que eres! -Cuando Nicolau grito aquellas verdades el rostro de Benet cambio bruscamente a terror, se soltó del agarre de mano que le brindo su esposo. Dios santo... ¿Había hecho qué? El alemán se volvió a mirarlo de frente, ahora sus cejas se remarcaban con duda y preocupación.

-¿Benet? -Le llamó Rogue, miedoso porque había cubierto muy bien ese secreto para que no fuera escuchado por Benet. -No le estarás creyendo esas mentiras a Nicolau, tú me conoces mejor que nadie... -Le reclamo Hedricht mientras intentaba volver a tenerlo en sus brazos, no, no podía perder a Benet por semejantes rumores, chismes sin importancia. Un paso atrás dio Mondragón por primera vez.

"El Amante Del Zar" (Saga "Almas Gemelas" Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora