Pasan los días, pasan las estaciones. Pasan las horas eternas. Las manecillas no se detienen. Tic Tac. Tic Tac. Tic Tac. Dejando atrás al muchacho debilucho e inexperto que conocíamos era Vladimir. Ahora tiene obligaciones.
Tanto como hombre como pareja.
Vivir con el vampiro era más complicado de la que creía. El principal problema era saber que ambos dormían a diferentes horas. Las jornadas de trabajo del albino son extensas y agotadoras.
Habían comenzado a vivir en una cabaña a las afueras de la ciudad. Justo por el sur. Donde Luca le dijo que era el único lugar que no tenía el aroma de las bestias.
La cabaña era barata y podían costearla en lo que ahorraban para viajar lejos de San Petersburgo. Habían hecho cuentas y planean llegar a Prada. Pero costear un viaje de las Rucias hacia Italia es demasiado caro. Según lo dicho por Benet.
Aunque pareciera que había hecho cuentas pensando en un lugar más lejano que Italia exactamente.
Así que si juntaban dinero persistentemente, tomando en cuenta los gastos de la cabaña rustica y mal cuidada, los gastos de alimento, los gastos de transporte del albino. La comida que consume Luca. Y la de Nicolau.
Se dieron cuenta que ese dinero se terminaría de juntar hasta Marzo del año que viene. Por tanto tendrían que esperar demasiado en esa ciudad.
Les cuesta mucho verse. Mientras el albino trabaja desde el amanecer hasta el anochecer. Al igual que Luca por igual.
El chico consiguió trabajar en el campo de un rico propietario, las jornadas son largas y muy mal pagado. El vampiro en cambio logro conseguir un trabajo en un precioso teatro. El teatro Mikhalovsky. El cual se encuentra al lado de la plaza de las artes, por lo menos era mejor pagado.
El problema es que Luca pasaba encerrado en el teatro todo el día, preparando sus presentaciones. A menudo Luca llegaba cansado a su cabaña y para ese entonces Vladimir ya estaba dormido.
El vampiro tenía que beber mucha sangre de los animales. Vladimir a menudo los cazaba y pocas veces los compraba. Más de una ocasión Vladimir se vio tentado a ver una presentación en el teatro presentado por el vampiro. Pero le daba vergüenza pasar a saludarlo mientras trabajaba. Se conformaba en solo apreciarlo desde lejos.
Mirando el hermoso e imponente acabado del interior del teatro. Por fuera la fachada del lugar se ve un tanto modesta. Pero el interior del teatro parecía permitir que la magia realmente comenzara a vivir lentamente.
Ahora veía porque Benet amaba tanto la vida tras las cortinas de un teatro. Eran parte de su vida, su trabajo y ahora también formaría parte de la vida de Nicolau.
Las cortinas de terciopelo se ciernen sobre su mente, acariciando sus sentimientos, sus humores y malestares.
El teatro imperial con su hermosa plata y terciopelo, espejos, cristales, pintura y estuco. Divinamente hermoso para el muchacho que nunca había visitado ese teatro. A su padre Alejandro no le gustaba el teatro. Creía que ver a hombres y mujeres en situaciones absurdas era una pérdida de tiempo. Tanto en comedia, drama o fantasía, le parecían estúpidos.
Pero vaya error fue nunca conocer el teatro como tal. Es precioso. Alguna vez entro de improvisto para espiar a su compañero de cuarto, pero no le permitían entrar al teatro pensando que si no pagaba su entrada entonces creían que le intentaría robar a cualquier espectador.
Luca tampoco se enteraba de muchas de las escapadas que hacia el chico en la noche para verlo. Una vez le llegó el suave y delicioso aroma de su albino. Que le espiaba en una esquina del teatro con pena mientras lo veía cantar.
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"El Amante Del Zar" (Saga "Almas Gemelas" Libro 1)
VampirgeschichtenEl corazón late potente aquella noche de invierno, las copas con el vino rojo están goteando en la cama de seda y los gemidos de dos voces resuenan en la soledad del lugar, sensual, excitante, anhelante de placer no importan las horas que pasen. Hay...