Rusia Imperial: 1854
A las afueras de San Petersburgo.
Louise camina totalmente nerviosa y sin pensar claramente lo peligroso que es aquello. Nuestra pequeña chica pensaba decirle al tal "Nápoles" que sabía sobre su relación con un hombre. Tenía que ser cuidadosa y pensaba cada cinco segundos en una nueva forma de decirle "¡Hola!, Muy buenas tardes, estos últimos meses he estado espiando su correspondencia privada y me entere que se acuesta con un hombre"
Pero cada vez que se pensaba que decir ella misma veía que lo decía de la peor manera posible. No quería que sonara como un chantaje, en verdad la chica solo quería decirle que usar la correspondencia era muy peligroso y que debían mantener ese amorío lejos de las cartas. Ya que ella seria reemplazada dentro de poco y quería salvar aquella relación antes de que el segundo que la reemplazara los denuncie por homosexuales.
Cuando la chica llego a la dirección establecida a las afueras de San Petersburgo ella ya llevaba una pequeña daga escondida en el holán de su vestido. Tenía que ser rápida. Si la agredían contestaría por igual y saldría corriendo. Cuando llegó a la dirección indicada parecía llegar a un área donde había solo hombres. Louise se sonroja al ver que los hombres están medio desnudos de la cintura para arriba. Pero era normal ya que hacia un poco de calor y no parecía que hubieran más mujeres por ahí. Estaban construyendo unas cuantas cabañas, si la chica no se equivocaba había un total de veinticinco personas. Cuando apenas dio un solo paso para entrar en la cerca que comenzaba aquel basto terreno más de cinco hombres ya habían volteado a verla. Como si pudieran olfatear su presencia y en realidad eso hicieron.
Los hombres lobo miraban con nerviosismo a la chica, quien saludaba alegremente con el brazo mientras ingresaba al lugar. El beta maestro de Andrea se acerco a la chica quien desvió su mirada al ver el pecho musculoso al descubierto de aquel hombre.
–Muy buenas tardes señorita, ¿Qué se le ofrece?
Pregunta el muchacho mientras ella saca la carta en cuestión y pregunta por el dueño de la carta. El beta maestro sabe que no le pertenece y seguro a ninguno de sus compañeros de manada. Ya que por lo general las familias envían un regalo al lado de una carta. Y ese gesto de solo enviar cartas no es propio de ninguno que conozcan. Pero ante la duda esta el alfa para responder.
–Vera señorita...
He hizo una pequeña pausa intentando saber el nombre de la chica. Quien sonríe.
–Soy Louise.
–Y yo Valnik señorita Louise. –Se presenta el beta ante la muchachita – Mi ...patrón el señor Andrea Passolini está en su cabaña en este momento. Puede preguntarle a quien le pertenecerá la carta.
Le indico a que entrara al interior de los terrenos y la chica avanzo por el lugar, sintiéndose cada vez más incómoda al ver tantos cuerpos sudorosos y bien tonificados de hombre por ahí. La chica avanza lo más rápido que puede intentando no mirar a los ojos a los hombres, quienes la miran de sus cabellitos rubios hasta sus tobillos tiernos. No se les puede culpar por sus hormonas alborotadas, llevar tanto tiempo en el bosque y ver a una jovencita tan tierna por ahí sola les distrae mucho. Cuando la chica vio al patrón de Valnik se quedó de piedra, era bastante apuesto, más de lo que se imaginó. Había muchos dueños gordos y bastante acabados, pero nunca se esperó ver a alguien tan joven siendo un dueño de bastantes personas. Cabellos castaños y ojos hermosamente verdes. Un hombre joven y muy guapo.
La chica fue invitada por el alfa para estrechar su mano e indicarle que se sentara. Valnik se retira y deja a su alfa y a la chica a solas. Andrea no estaba de humor, no después de lo que paso con el hombre oso. Se revolcaron cual animales en celo...literalmente.
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"El Amante Del Zar" (Saga "Almas Gemelas" Libro 1)
VampireEl corazón late potente aquella noche de invierno, las copas con el vino rojo están goteando en la cama de seda y los gemidos de dos voces resuenan en la soledad del lugar, sensual, excitante, anhelante de placer no importan las horas que pasen. Hay...