—Soy un imbécil... —Se repite para sí mismo Nicolau, tallándose las cienes. —¿Cómo pude hacer eso...? ¿Cómo pude pegarle a Benet? ¡Maldita sea! ¡¿Qué mierda pasa conmigo?! ¡Llevo años tratando de estar a su lado otra vez! ¡Años en que espero volver a estar entre sus brazos! Y voy dejando llevar por una estupidez que no lo vale... ¡Lancé al amor de mi vida a los brazos de otro maldito hombre! ¡Y todavía me dijo que lo haría su alma gemela! —Se empina en trago de ginebra, con lágrimas en sus ojos y viéndose en un espejo cercano, no era nada diferente a su padre. Un alcohólico abusivo, a su lado un hombre lobo se levanta de la cama desnudo, yéndose a dar un baño después de la noche de morreos que se dio con el Zar.
Dmitriy en cambio estaba planeando y maquinando siguiendo su propia voluntad, oyendo las plegarias de un hombre dolido que es fácilmente moldeable a su favor. ¿A Dmitiry que mierda le importa la lealtad hacia este hombre? No ha olvidado la vieja deuda con el padre de Passolini, le prometió vengarse por rechazar a su hijo al decidir estar con su luna roja, Vólkov sabe que el clan Calabrese; del cual forma parte el padre de su amado, es dueño de la Antología de Calabria, él mismo lo vio con sus ojos, justo aquella noche que estrecharon sus lazos con la luna roja en Venecia.
Sabía por boca de Andrea que esos lobos son los encargados de llevar registrado en ese libro todas las parejas que han perdurado a lo largo de los siglos, las cientos de parejas entre lobos o vampiros que quieran ser almas gemelas, ya que solo son permitidos para la realeza.
Donde dos monarcas deseen unir sus almas, siempre debe estar todo el clan Passolini Calabrese. Y con ello, sus líderes para ser testigos de la ceremonia. ¡Eso! Necesitaba convencer al Zar de ir a esa boda, con ello, podrá darle fin a ese malditos homofóbicos y entre medio. Llegar a Benet D'La Rosa... Porque cada día era un tormento nuevo en el cual no puede ver ni a sus pequeños hijos ni a su amado Andrea.
—Su majestad, yo podría ayudarle para volver a tener a Benet entre sus brazos... —Mintió el desgraciado Átaman, cuya barba roja brilla a contra luz de los rayos del sol, en la penumbra de la habitación. Nicolau Romanov le devuelve la mirada, encontrándose con el dolor absoluto, la decadencia moral de aquellos pensamientos que le carcomen la mente, se entierra las uñas en su piel, negándose por lo que sugería.
—¿Qué puedo hacer...? Él ya ama a otro, yo solo soy un recuerdo más en su memoria... —Declara el albino, mirando el fondo de la botella, cabreado la lanza por ahí.
—Es cierto, pero solo porque no ha estado a su lado estos años. Esta loco, demente, use eso a su favor majestad. Enciérrelo, oblíguelo a que lo ame y será solo para usted, sus hijos tendrían otro padre que se preocupe por ellos ¿No? —
Nicolau le mira desdichado.
—Odio a mis hijos...—¿Qué semejante padre dice tal blasfemia de sus criaturas? Es cierto, Nicolau ya tenía dos hijos con su esposa, tenía a Anastasia y a Aleksey Romanov. Y los odiaba, los aborrecía, era una vil copia desdeñosa de su padre Alejandro. Incluso Dmitriy lo mandaba al diablo cuando insultaba niños, siendo padre. Le parecía horrible el cómo Nicolau culpaba a sus hijos de su infelicidad, cuando Dmitriy daría su vida por ellos.
—Majestad, esos niños son el futuro de Imperio, debe cuidarlos mucho. Volviendo a nuestro dilema, puedo hacerle una sugerencia perfecta para esto. —Tomo con lubrica sonrisa al Zar por el hombro. —¿Y si rapta al príncipe durante su boda? —
Tardo unos momentos para asentar la idea en su cabeza, no creyendo lo que acababa de escuchar.
¿Secuestrar a Benet?
—¿Qué dices...? —Cuestiona absolutamente perplejo.
—Entre la realeza rusa de los vampiros, existe la tradición de poder robarte a la esposa de otro monarca, casarte con ella y sin necesidad de un divorcio siquiera. ¡Es bien visto como una competencia de poderes! El mejor hombre gana. Y usted majestad, podría robarle al príncipe Hedricht, a Benet sin ningún problema, siendo que las orgias y poligamia son virtudes de la realeza vampírica, obligándolo a estar a su lado, eventualmente volverá a amarlo, no habiendo problema entre su esposa y él. Si alguna vez lo amo deberá hacerlo de nuevo... — ¿Poder estar con su amado otra vez?
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"El Amante Del Zar" (Saga "Almas Gemelas" Libro 1)
VampireEl corazón late potente aquella noche de invierno, las copas con el vino rojo están goteando en la cama de seda y los gemidos de dos voces resuenan en la soledad del lugar, sensual, excitante, anhelante de placer no importan las horas que pasen. Hay...