Capítulo 3: Tirano

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La sombra de las cortinas de terciopelo cubren su silueta, en la luz de la tarde alumbra las motas de polvo y el humo de la pipa dorada. Con sumo silencio permanece en la habitación, llena de diferentes libros, a su lado estaba su padre, quien en silencio al igual que él, leía poniéndose al corriente de sus deberes como gobernantes.

- Estas muy atrasado en cuanto a tus estudios. Hay muchas cosas que debemos analizar y estudiar antes de que comiences a dar órdenes. Oratoria, retorica, leyes, etcétera. No puedes hacer eso sin tener un comino de idea sobre cómo lograr se cumpla tu voluntad. ¿Sabes hijo? - Reprocho su padre Alejandro - Siempre me pregunte una cosa. ¿Porque no hacerlo tu puta? No había necesidad de complicar las cosas. ¿Cuántas veces intentaron escapar? ¿Cinco veces? ¿Seis veces? Hasta lograrlo. Sabían perfectamente que era inevitable. ¡Por dios, estamos hablando de mí! Yo un rey. ¡YO tu padre, Nicolau! ¿No se te ocurrió? - Se levantó de su silla, poniéndole en frente suyo un libro de los principios de hermandad y deberes de su linaje con los vampiros. Tal vez unas mil quinientas páginas se encontraran ahí acumuladas.

El Zar tomo el libro entre sus manos con la cabeza en las nubes. El antiguo monarca se pasea hasta la ventana.

- ¿En verdad pensaste que la felicidad existe hijo? ¿En verdad pensaste que podías amar a quien quieras? ¿Eres estúpido? Entonces no te eduque nada bien acerca de la realidad del mundo. - Tomo la copa de vino a su lado en una pequeña mesa, mientras mira el retrato de estilo bizantino en la pared. Una hermosa mujer se muestra en lo alto - Ningún caníbal y ninguno de nuestro linaje se puede dar el lujo de amar. ¿Los finales felices que son sino el término de los eventos ocurridos en cierta parte de la vida? ¿Qué crees que paso con aquellos cuentos del "Y vivieron felices para siempre", que quedaron en la plenitud de la satisfacción que todos aspiramos y deseamos tener? - Sirvió el vino en una copa y le dio un trago para después proseguir.

- ¡Yo te diré que paso! Si se trata de una historia de una simple campesina y un rey. Entonces el rey la hizo su concubina, se la cogió, le trajo un hijo. ¡Si fue varón entonces qué bien! Pero no quitara que después de un tiempo le atraerá la carne joven cuando vea el pellejo arrugado de su mujer desnuda. ¡Y peor si fue una niña! Entonces le rey se dedicaría a conseguir otra mujer que le pueda dar un varón. Y después seguirá su vida de libertinaje sexual. - Mira el retrato en la pared de la mujer de ojos azules y cabellos albinos, la mira con nostalgia y con un profundo rencor.

- O estúpidamente puedes darte el lujo de creer en el amor. En aquella fantasía insana que te hace querer volver una vez más para alcanzar la felicidad. Y cuando crees que te has salvado del sufrimiento. Viene el engaño, la tortura. El declive. ¿Qué te queda por hacer para conseguir tu honor de vuelta? ¡Nada! ¡Y una mierda! - Niega ante su hijo, quien se pasa sus manos por su frente con mortificación. Y lagrimas resbalan, añorantes y distantes.

- Me vi obligado a hacer muchas cosas Nicolau. Más cuando decidiste estúpidamente irte. - Su hijo le mira con ira en sus ojos llorosos - Si Nicolau. ¡Soy un bastardo! Un bastardo al que no le importa morir y menos me importa si me odias. Ódiame. ¡Detéstame! ¡Vuélvete alguien que cuando tenga poder me bote a la basura! Justo como la puta de tu madre. Si algo tenemos en la sangre es ser basuras despiadadas. ¡Nos gusta! ¿Crees que permitiría que un estúpido cantante de ópera cualquiera me humille? ¿Y que tu como un soberano imbécil se dejará engatusar por un vampiro? - Bebió otro trago, dándole la espalda a su hijo.

- Nadie me había mostrado tanto cariño. Me trataba muy amablemente... - Hablo por primera vez el Zar Nicolau.

- ¿Cariño y amabilidad? Vaya cliché. ¿Incomprendido y marginado es lo que te crees Nicolau? ¡No me hagas reír hijo! - Alejandro se dio la vuelta alzando una mano en burla y dando otros sorbos a su copa - ¡No te pude hacer asistir a colegios porque eres un jodido malcriado! Le reventaste un ojo a un niño mayor que tu cuando tenías cinco. A otro le metiste una pluma en la oreja. Se quedó sordo por tu culpa. ¿Y llega un vampiro sensible que te dice palabras bonitas y ya crees amarlo? ¿Acaso no has comprendido que él está demente? Me repugna saber que un vampiro loco sea tan persuasivo como para hacerte creer en el amor. ¡Es solo un maldito, estúpido y frívolo hombre! ¡Un hombre! - Golpeo la mesa con su puño y el Zar se levantó furioso.

"El Amante Del Zar" (Saga "Almas Gemelas" Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora