La noche fue una completa tortura. Mis ganas por ver a Bree cada vez son peor, nunca he confiado en los hospitales, por eso mismo tengo a mi médico privado, sin embargo creí más prudente venir aquí, cosa que sólo me mata con cada minuto.
-¿O'Conell?.
-Si, si, soy yo- me pongo de pié de inmediato y veo como la enfermera se siente un tanto intimidada por mi estatura.
-¿Me podría acompañar por favor?.- los nervios llegan a mi como un chorro de agua fría y asiento.
Camino detrás de ella hasta entramos en un blanco pasillo y veo a lo lejos al doctor que atendió a Bree.
-Buenos días O'Conell, veo que pasaste la noche aquí.
-Así es doctor, no quería dejarla sola confieso.
-Por suerte, será la última paciente que me queda antes de terminar mi turno, ¿quieres acompañarme?.
Voy detrás de él y entramos a donde Bree.
Una sensación extraña me abunda cuando la veo en la camilla, con oxígeno y su cabeza vendada.
-Dijo que ella estaba bien- reclamo pues esto no parece que una persona este bien. Mis manos inician a temblar y se me hace un nudo en la garganta que no tardo en tragar.
-Y lo está, el vendaje y oxígeno son por seguridad, muchas veces este tipo de golpes presentan daños secundarios, o después del golpe, como inflamación cerebral, y puede que hasta un derrame.
-Me esta jodiendo.- los nervios aumentan y hacen de mi estómago un nudo.
-No señor O'Conell, le estoy diciendo la verdad, por suerte Bree no presento nada de esto.
Inicia a chequearla y lo observo con desconfianza yendo de un lado a otro para ver lo que le hace.
Me alejo un poco para examinar el cuarto y por lo menos esta sola, no les iría bien si comparte habitación con alguien.
-Ya desperto- musita el doctor y mi corazón inicia a latir con fuerza. No se cual será la reacción de Bree al verme, y temo que me heche aún que la entiendo.
-Gracias doctor- agradezco y el se retira para darnos privacidad.
-Mi.... Mi cabeza- la escucho hablar y me acerco de inmediato a ella.
-Bree, ¿cómo te sientes?- la examinó y por su rostro se que le duele.
-¿Qué... Qué tengo en la cabeza?- me observa fijamente- ¿qué me paso?, ¿dónde estoy?.
-Es mejor que no hables Bree, te lo explica...
-Quiero ir a casa- me interrumpe- agua, necesito agua.
-No puedes ir a casa, Bree.
-¿Qué paso anoche?- inició a pensar en mi respuesta correctamente pues recuerdo las palabras del doctor. Sólo respuestas cortas y concretas.
Me acomodó las mangas de mi camisa y trago grueso antes de recordarle a Bree cuán idiota fui anoche.
-Después de que saliste corriendo del restaurant donde fue la cena a la que asistimos por coincidencia, entraste al club de mi mejor amigo, Deivid- miento respecto al nombre- quien por suerte estaba ahí y te vio totalmente ebria, me llamó y fui por ti, pero cuando estaba en la entrada, sólo vi a una Bree callendo al piso, con el vestido bajo los pechos. Luego de eso, te traje al hospital para que te atendieran, y aquí estás, aquí estamos.
Recuerdo todo y el valor para observar a Bree es nulo. Me dirijo a la ventana en un escape de verla. Sólo espero no recuerde la declaración, no quiero lastimarla más.
Un silencio atordecesor se forma hasta que escuchó el claro sollozo de Bree y me giro para observarla.
-Bree, estas.... Estas llorando.
-No es nada, Tyler- responde envuelta en llanto. Insintivamente deslizo mi pulgar por los costados de su rostro limpiando las lágrimas.
La preocupación y necesidad de saber que pasa me invaden y lo dejo hacer evidente.
-¿Sucede algo?, ¿necesitas algo?- cuestiono examinandola.
-Es... Sólo dolor- el coraje nace en mi. Sabía que confíar en los hospitales no es bueno.
-Ese odiota aseguro que no te doleria tanto, ya lo solucionará.
Lleno de rabia tomo el botón de emergencia y el doctor aparece al instante
-¿Qué sucede?- se acerca a Bree.
-Dijiste que no le doleria tanto, y no es así, más te vale haberle puesto un buen medicamento- mi pecho sube y baja y mis dientes rechinan unos con otros.
-Tyler, está bien- escucho decir a Bree intentando tranquilizarme, pero es inútil- Tyler, tranquilo, no es su culpa.
La observo y algo en su mirada me hace cambiar. Me destenso un poco sin dejarla de observar. Tu no deberías estar aquí Bree.
Despega su vista y observo al doctor.
-Listo, aparentemente el medicamento anterior no le hizo efecto, pero este es más fuerte.
-Más vale que funcione- advierto.
-¿Cuándo saldré de aquí?.- interrumpe Bree y se que lo hace con las intenciones de evitar un problema.
-En un par de horas, o tal vez días, depende de tu avance.
-Gracias- dicho esto por Bree pues yo jamás de agradecería a un mal hecho, el doctor vuelve a abandonar la sala, observo a Bree y por su mirada se lo que me dirá- No esta bien que le hables así a alguien que esta haciendo su trabajo.
-Por Dios, Bree, te dolía, y eso significa que no esta haciendo bien su trabajo.
-Que un medicamento no tenga el efecto esperado en mi, no significa que él no hace bien su trabajo.
-Lo sé, lo siento- le doy la razón. La observo un poco más y quiero abrazarla, decirle que saliendo de aquí yo me encargaré de cuidarla, pero no, no puedo- ¿ya ha dejado de doler?.
-No, no debe tardar.- responde distante y la siento tan lejos a pesar de tenerla frente a mi.
-¿Estás bien?- se que ella no está bien. Te conozco Bree, te conozco lo suficiente para saber cuando estas bien y cuando necesitas ayuda.
-Tyler- me llama y la observo- ya no sigas, por favor.
Sus palabras me toman de sorpresa y por su mirada se a donde va, palabras que golpean justo en mi mayor temor- alejarme de ella- haciendo que todo lo que quedaba en mi se desmorone.
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Todo por recuperarte *|||ADJ#3|||*
Teen FictionDe la trilogía "AMOR DE JUEGO" (para entender este libro es necesario leer primero "Todo por un touchdown". Dos personas, un mismo amor nacido en la juventud, una misma historia, pero con dos versiones. El momento en el que Tyler O'Conell cuente su...