No quiero hacerte daño

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Observo a Bree dormir plácidamente. Se ve tan calmada, pasiva e inocente, llena de luz, de un resplandor único y característico de ella, de su belleza, de su ser.

Acaricio su mejilla una y otra vez, deseando que este momento sea eterno. Los problemas, el estrés, todo se va cuando estoy con ella, es como si tuviese el don de transformarme, de hacerme otra persona, o tal vez una persona real.
Sólo tu sabes ver a través de mis mascaras Bree, sólo tu me vuelves tan vulnerable, y eso me encanta.

Su pecho cubierto por sábanas blancas sube y baja lentamente, observo cada detalle de ella. El como sus pestañas largas decoran sua parpados. Su fina nariz, sus coloridos labios, o sus tupidas cejas, toda ella es perfecta.

—Tu no mereces un amor a medias Bree— digo para mis adentros— no mereces esto, no mereces ser lastimada, no mereces a un hombre que te trate como yo. Mereces algo más, alguien que te ame con cada centímetro de su ser, más de lo que yo lo hago.

No puedo dejarte ir Bree, pero tengo que, y creo que ya es hora.
Bree no merece ser usada, o estar en lista de espera.
Merece que alguien pelé por ella, que la vean como su prioridad por sobre todss las cosas. Y si yo no soy capaz ni de ver por mi felicidad, entonces no esperes más de mi Bree, no te merezco.

Me quedo ahí, en silencio, presenciando tal vez los últimos momentos que tenga con ella. Con la misma Bree de quien estoy enamorado, la misma Bree que acelera mi corazón al verla, o simplemente escuchar su nombre.

—No me es fácil Bree— llevo un mechon de su castaño cabello a la parte trasera de su oreja— no me es fácil esto, amarte y querer estar contigo, pero no se como hacerlo, lamentablemente lo entendí muy tarde, entendí demasiado tarde que eres la mujer que quiero para mi vida.

Es mejor que la deje descansar, y piense en como enfrentarla.
Me pongo de pié y sólo me pongo mis boxers y un pantalón, tomo un trozo de papel y creo una nota en este, recordandole a Bree que no usamos protección. Preparo un vaso con agua y saco la pastilla del día después de mi cajón.
Bajo con cautela las escaleras y salgo al jardín.
Camino un poco con mis pies sobre el pasto mojado y recuerdo una noche, hace años cuando Bree y yo éramos felices juntos, mientras caminabamos descalzos sobre el pasto de un gran campo.

—Bree este lugar debe tener dueño— intento detenerla mientras me adentra en el campo a jalones.

—En mi defensa, no tiene reja o barda.

Dejo de insistir y la sigo hasta que nos detenemos a mistad del campo.

—Quitate los zapatos— indica y la observo extrañado.

—¿Los... Zapatos?.

—¿No sabes qué son los zapatos?— levanto mis manos en son de paz y hago lo que ella me indica.

Mis pies descalzos tocan el frío pasto y una corriente de paz me abunda. El fresco aire golpea contra nosotros y cierro mis ojos para disfrutar de este momento.

—¿Es bello no?— abro mis ojos y la observo.

—¿Qué?.

—Lo que la naturaleza nos ofrece, son detalles tan presentes, pero nunca les damos la debida importancia, por estar centrados en otras cosas tal vez menos importantes, no disfrutamos de aquello que vale la pena.

—Si— llevo mis manos a sus mejillas— es muy bello.

Le doy un corto beso y veo el color subir a sus mejillas. La acerco a mi y la abrazo por la espalda.

—No quiero perderte nunca Tyler— confieza y enredo mis manos con las suyas.

—Nunca lo harás.

—No lo sé, tal vez algún día todo... Sólo acabe.

—Cuando eso pase, y a pesar de todo, seguirás contando conmigo, pero tenlo en claro bonita, para que eso pase, ya habremos dado nuestro cien por ciento y más, se nos habrán acabado las alternativas de solución ante nuestros problemas y muchas cosas más.

—Te amo Tyler— suelta un largo suspiro.

—Y yo a ti Bree.

La lluvia que inicia a caer me ayuda a salir de aquel recuerdo. Me topo con mis balones de fútbol americano y los tomo para hacer lanzamientos.

Siento la presencia de alguien tras de mi y se que es ella. Lo siento tanto Bree, pero si hacer que me odies es la única forma de terminar con esto y dejar de verte sufrir, que así sea.

—Vete Bree— digo antes de dejarla hablar y escucho sus pasos detenerse.

—¿Qué?.

—Que te vayas Bree, no quiero volverte a ver por aquí.

—No.... No entiendo.

Me giro rápidamente hasta verla a los ojos, sus ojos.

—Que te largues— escupo frío, pero en realidad me duele— estoy a unas semanas de contraer matrimonio, y no quiero empeorar las cosas Bree, vete.

—Pero Tyler.... Ella no te hace feliz.

—¿QUÉ TE IMPORTA SI ME HACE FELIZ O NO?, es mi jodido asunto.

Retrocede dolida y sus ojos brillan con tristeza.

—Entonces.... Sólo me usaste— no, en realidad volví a sentirme amado. Bajo mi vista al no poder mentirle mientras la veo fijamente, pero ella me fuerza a hacerlo— dime Tyler, ¿esto era lo qué buscabas?, ¿usarme?.

—Estaba ebrio— miento y lágrimas inician a formarse en sus ojos. No llores Bree, no puedo lidiar con más.

—Eso no es excusa Tyler, muchas de las cosas que haces borracho son producto de un pensamiento sobrio.

—Entonces si, esto es lo que quería.— doy final a esto.

Esta por darme una cachetada que no esquivare, pero se detiene en el aire, su respiración agitada rompiendo el silencio entre ambos.

Nos observamos un par de segundos, y no, esta vez no me muestro vulnerable.

—Espero y algún día encuentren la felicidad juntos— dice con la voz ahogada y no tengo palabras para decir algo al respecto, ni mente para hacerlo. Te perdí Bree, ahora si te perdí.

Sin más que decir, sólo se da la media vuelta y sale corriendo de aqui. Me tiro en el pasto, intentando prosesarlo todo, intentando acostumbrarme a la idea de que se acabo. La observo seguir con su camino y duele.

—Adios Bree— me despido en silencio mientras la veo perderse entre las calles.

Todo por recuperarte *|||ADJ#3|||*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora