Acaricio el vientre de Bree mientras duerme, no puedo creer que 9 meses pasarán tan rápido y ahora estemos pasando por el último trimestre y tal vez los últimos días sin tener a esos pequeños entre nuestros brazos.
Hago memoria de todo y aquel mágico momento donde descubrimos que serian 2 bebés y no sólo uno viene a mi mente.
—Les tengo noticias— musita el médico mientras entra al consultorio y tomo la mano de Bree nervioso por la seriedad de las palabras antes escuchadas.
—¿Está todo bien?— me apresuró a preguntar preocupado.
Lo observo sentarse y sacar una carpeta.
—Veanlo por ustedes mismos— nos muestra las ecografías y todo a mi alrededor se hace nulo. Ahí hay dos cabezitas, y se distinguen dos cuerpecitos en una misma bolsa. Esto debe ser un sueño, uno del que no quiero despertar.
—Doctor esto quiere decir— musita Bree con la voz temblorosa.
—Tendran gemelos, niña y niño.
No puedo más con la emoción y abrazo a Bree al borde del llanto si uno era una bendición magnífica dos son aún mejor.
—Te amo, te amo, te amo— musito mientras beso a Bree varias veces. Los esperamos con ansias pequeños, tantas como no tienen idea.
—¿Quién diría que mi todo vendría con tu llegada Bree?— digo para mis adentros mientras siento los movimientos de los bebés ahí tendro.
—Tyler— Bree se levanta de golpe— Tyler me duele mucho.
—Amor, ¿qué pasa?.
—Tyler— se sienta de golpe en la cama tomando su vientre poniendo mis nervios a temblar— ¡Tyler duele!.
—Su... ¡SUSANA!— grito y corro de un lado a otro. Salgo de ahí y corriendo sin respiración voy a dónde Susana. Inició a tocar desesperado su puerta pero nadie abre— ¡Susanaaaa!, ¡los bebés ya vienen!— sale y sigue sin percatarse de esto le grito en la cara— ¡ya vieneeen!.
—Cállate Tyler— se talla el rostro hasta que parece captar— ¿di... Dijiste bebés?.
—¡Ya vienen!.
—¡Los bebés ya vienen!— se mete a su habitación gritando e inicia a sambolotear a Miguel y brincar en la cama— ¡Los bebés ya vienen!, Miguel ¡levantate que los bebés ya vienen!.
Veo que no tiene éxito y decido entrar yo. Levanto a Miguel quien modorro me observa.
—¡Los bebés ya vienen Miguel!— dejo que la emoción me invada y como antes lo hizo Susana, yo también lo sangoloteo— ¡voy a ver a mis hijos!.
—¡TYLER!— grita Bree desde la habitación y Susana me observa.
—¿Dejaste a Bree sola?— pregunta atónita.
—Creo que si.
—Ay muchacho tarugo— sale corriendo y yo detrás de ella. Vuelvo y me dirijo a Miguel.
—Enciende al caballo, ginete, ¡que voy a ser padre!— le indico y vuelvo a salir corriendo. Llego hasta donde mi chica y observo a Susana tomar las maletas de emergencia y bajarlas.— te ayudo.
—Ayuda a tu mujer, tarugo— asiento y tomo a Bree de la mano.
—Ya vienen amor, los bebés ya vienen— musito y no puedo evitar querer llorar.
—Por fin— deja rodar las lágrimas por su mejilla y yo hago lo mismo.— te amo Tyler, y pasé lo que pase hoy, siempre te voy a amar.
—Todo va a estar bien amor, ya lo verás— le doy un corto beso en los labios y a lo único que sabe es a temor. Yo se que Bree tiene miedo de que algo salga mal hoy, yo igual, pero se que es fuerte, y podrá con esto. Miguel entra a la habitación con una silla de ruedas y luego de acomodar a Bree y llevarla al auto, por fin estamos llegando al hospital.
—¡Tyler ya no aguanto!— grita Bree mientras presiona mi mano.
—¡Conduce más rápido Miguel que se nos vienen los chamacos!— grita Susana y no puedo reírme, no cuando Bree esta por parir.
—Me hice pipi— me observa Bree apenada y miro su ropa mojada y el asiento igual. Mierda, la fuente se rompió.
—¡Acelera Miguel!— ahora yo soy el que grita. Llegamos a emergencias y sin tiempo para esperar a sacar la silla de la cajuela, saco a Bree de ahí y la cargo hasta la entrada de emergencia.
—No puede entrar aquí, joven, no puede entrar aquí— alguien me intenta detener y me giro para observar a un médico.
—Mi mujer esta por tener un par de bebés que más vale sean sacados con el debido cuidado, de lo contrario tú perderas tu trabajo— musito frío.
—Una silla de ruedas— pide y de inmediato la traen— preparen al médico partero, preparen el quirófano...
Inicia a dar indicaciones y yo sólo puedo concentrarme en Bree. Camino de su mano hasta que me llegamos a la habitación.
—No puede entrar aquí joven.
—Tyler— escucho a Bree— te amo.
—Todo va a estar bien amor, yo también te amo.— la veo perderse entre las puertas de metal con médicos a sus espaldas. Y la preocupación y el miedo hacen acto de presencia.
—Tyler— escucho a Susana quien se incorpora, seguido Miguel.— todo va a estar bien joven Tyler, son profesionales, déjalo en sus manos.
Los minutos se hacen horas y los temblores en mi cuerpo no me dejan ni tan siquiera mantener un vaso de café en mis manos.
—Familiares de la señorita Bree D...
—Yo— me levanto al instante de mi asiento para ir al médico.— ¿ella está bien?, ¿puedo ver a mis hijos?.
—Se complicó un tanto, pero ellos están en perfectas condiciones— dejo salir todo el aire que mis pulmones detenían.
—Felicidades, tuvo gemelos— escucho a una enfermera mientras viene a la par de otra con dos pequeños bebés, uno en los brazos de cada una. Las ganas de llorar me ganan y no taro en acercarme a ellos.
Susana toma uno y yo el otro, a la niña. Es preciosa, en todos los sentidos de la palabra, Susana me entrega al niño y lo acomodo de manera que ambos queden en mis brazos. Los observo a ambos y me siento el hombre más jodidamente completo de este mundo. Sin embargo aún me falta una cosa; Ella, Bree, mi chica, mi pequeña.
—¿Y Bree?, ¿puedo pasar a verla?.
El semblante del doctor cambia por completo y mi pecho se comprime.
—Necesito hablar con usted joven Tyler— dejo a los bebes en manos de Susana y Miguel y voy hacia el doctor.
—¿Qué mierda paso?, más le vale que ella este bien.
—Perdió mucha sangre, su cuerpo no estaba preparado para dos, esta muy débil, y si te soy honesto me preocupa bastante...
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Todo por recuperarte *|||ADJ#3|||*
JugendliteraturDe la trilogía "AMOR DE JUEGO" (para entender este libro es necesario leer primero "Todo por un touchdown". Dos personas, un mismo amor nacido en la juventud, una misma historia, pero con dos versiones. El momento en el que Tyler O'Conell cuente su...