Era de noche, la única luz que había era de la luna, ya que los faroles no estaban encendidos, sentía el aire frío golpear su rostro, su naricita estaba helada y probablemente roja. Frotaba sus manitas para generar un poco de calor, tapaba lo más que podía su nariz con la bufanda de su gorrito naranja. Estaba temblando, jugaba nerviosamente con un mechón de su largo y rubio cabello. Sentía que su colita se congelaba, la metió cuidadosamente bajó su enorme sudadera y la mantuvo ahí lo más quieta posible.
Dos de la mañana, ¿quién en su sano juicio anda por las calles a esas horas?, sólo Min Yoon Gi, señores.
Una semana más, Min, sólo una semana más, pensaba sin dejar de caminar.
— ¿Por qué mierda no hay putas luces hoy? — se preguntó a sí mismo al ver todo oscuro.
Al no mirar bien por dónde iba tropezó con una banqueta y cayó al frío suelo maldiciendo todo lo posible.
— Maldita puta sea, uhg — se levantó quejándose y siguió caminando con un dolor leve en la rodilla.
Cada paso que daba lo hacía soltar un gruñido, sentía como si punsara justo en la unión de sus huesos. Se sentó en una banca soltando un fuerte quejido.
Escuchó un suspiro de sorpresa y volteó a su lado izquierdo.
— Por un demonio lo que faltaba — murmuró al ver al pequeño niño de nuevo — tú estás en todos lados, mocoso.
— ¿uh?
Ambos vieron cómo salía vapor de la boca del menor, el niño se asustó, jamás había visto eso salir de él. Sacudió su mano para que se esfumase.
— No te asustes, es normal — aclaró al ver la cara de miedo del menor.
Quería preguntarle al pálido qué hacía tan tarde fuera de casa, pero no hallaba la manera. Lo apuntó y luego a la banca con cara de duda, el mayor tardó un par de minutos en captarlo.
— Trabajo, niño..., algún día quizás lo comprendas..., o quizás no.
Frunció el ceño e hizo un puchero, sentía que le había dicho estúpido o algo así.
— ¿por qué te enojas?
El menor negó con la cabeza queriendo decir "nada".
— Bien..., es tarde, niño, me tengo que ir, estoy cansado.
Observó a su mayor irse hasta que se perdió de su vista.
Al pequeño siempre lo llenaba de curiosidad como es que aquél pálido chico siempre terminaba sentado en esa banca, todas las noches desde que lo conoció.
Bajó el gorro naranja de su bufanda y rascó su orejita izquierda.
Con ambas manos acarició sus dos orejas, dándose mimos a él mismo. Un muy leve ronroneo salió de él, pues no era igual de placentero hacerlo él a que se lo haga alguien más, con mucho amor y ternura. Jaló sus orejitas para abajo e hizo un puchero, estaba triste, de repente tenía ganas de que alguien lo abrazara y le diera muchos besitos en su carita. Acarició su cola, la cual se encontraba sobre sus piernas, paseaba su mano sobre ésta despeinandola. Sonrió al ver que parecía un erizo.
Cubrió su cabeza con ambos gorros (el de la bufanda y sudadera) y guardó su colita dentro del suéter para protegerla del frío.
Se acostó en la banca haciéndose bolita y comenzó a quedarse dormido.
A eso de las siete de la mañana ya escuchaba algunos pasos de la gente que iba a caminar al parque, abrió sus ojitos y se sentó a observar a las personas que pasaban por ahí. Había ocasiones en las que niños se le acercaban con intensiones de jugar, pero sus madres siempre los alejaban, él nunca entendía el por qué, no era un mal chico, sólo quería amigos. Quería jugar con alguien y pasar el rato.
— Hola, niño — saludó rápidamente Yoon Gi quien caminaba a su trabajo.
El menor ni tiempo de dedicarle una sonrisa tuvo ya que el pálido pasó muy rápido dejándolo algo desconcertado.
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Chim!; 윤민
FanfictionDonde el pequeño híbrido tiene problemas de habla. [?] Publicada: 13.07.18 → Viernes. Prohibida su copia y/o adaptación sin mi permiso. [?]