v e i n t i d o s

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Yoon Gi se levantó lentamente de la cama, miró al menor y se fue casi corriendo a la sala, necesitaba meditar lo que acababa de mirar.

«¿Qué acabo de mirar?, ¿qué era eso?, dios...» pensaba con desesperación, no sabía si lo había alucinado o si seguía dormido. Él esperaba que fuese eso.

Sus dedos estaban en sus sienes, y a ratos jalaba un poco su cabello, quería subir y preguntarle al menor qué rayos tenía, pero no sólo tenía miedo, sino que el rubio no puede hablar.

Se sentó en el sofá con sus brazos recargados en sus rodillas. Suspiró y se decidió a subir. Justo cuando se puso de pie y volteó, el pequeño se encontraba a media escalera, al mirarse directamente entró en pánico y tembló. Yoon se acercó a él a paso lento, para no asustarlo aún más.

— Hey..., tranquilo, sólo quiero..., saber qué eres — habló sereno.

— Ch-chim...

El menor estaba al borde del llanto, se le notaba en sus pequeños ojos azules; estaban cristalinos.

— No llores, por favor. Me pones nervioso.

Comenzó a subir las escaleras, el rubio al notar eso, subió dos escalones tropezando un poco. Cuando el menor llegó al último escalón, se volteó para huir, pero cayó al suelo, haciendo que Yoon Gi se asustara y que él rompiera en llanto. Como siempre.

— Dios, Chim...

Chim!; 윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora