s e s e n t a y u n o

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Me inspiré.

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Y quién diría que cuatro años pasaban tan rápido.

Eun Woo estaba cursando el último año de primaria, Tae Hyung tenía un trabajo estable, Jeon cuidaba de su hijo y por las tardes era mesero en una cafetería cerca de su hogar.

Y luego está Yoon Gi, con su vida de mierda, llevaba ya medio año recaído y aún más estresado de lo usual, ¿el motivo?, su pareja. Chim.

El joven minino tenía ya veinte años, y debido al terrible horario de su mayor casi no se veían, cosa que molestaba al rubio, pero no se podía quejar, pues no era culpa de Yoon.

Suspiró con pesadez y se recargó en su silla.

El reloj marcaba las siete con diez, por fin podía largarse a su casa. Tomó sus cosas y partió.

Ansiaba ver al menor.

Quería abrazarlo, por alguna razón que no sabe, los abrazos de su pareja lo hacían olvidar todo lo malo.

Al llegar a casa después de una larga caminata entró, buscando con la mirada al menor.

— ¡Chim! — habló alto y cerró la puerta, pero sin obtener respuesta —, ¿Chim? — dijo en un tono más bajo al estar en el segundo piso. Entró a su habitación y no lo miró, dio la vuelta y ahí estaba, acostado en la cama de su habitación —, hey, ¿qué haces en este cuarto?, ni siquiera respondes...

— Oh..., no escuché...—respondió mientras se sentaba de manera floja en la cama.

— ¿Estás bien?, te veo decaído —se sentó a su lado.

— Cuando sepa qué es eso le aviso...

— Chim.

Volteó a verlo con sus cansados y azules ojos.

— Dígame...

— ¿Qué tienes?, llevas semanas así...— pasó saliva —, ¿no eres feliz?

— No es eso, hyung..., es que... sí estoy triste..., pero no sé por qué — sus ojitos se cristalizaron.

— Sabes que puedes decirme lo que sea, Chim — le dio un beso en la mejilla.

— Lo sé..., pero no sé cómo me siento..., es lo malo, hyung.

El celular de Yoon Gi sonó, indicando la llegada de un mensaje, desbloqueó la pantalla e ingresó al chat.

Bufó — otra foto de Eun Woo..., sé más de la vida de él que de la mía, dios... — volvió a apagar el celular.

— Hyung...

— ¿Sí?

— ¿Podemos salir?

— ¿A dónde?

— No importa, sólo quiero salir...

— De acuerdo — sonrió y se levantó — iré a cambiarme.

Una vez ambos listos se tomaron de las manos y salieron de casa.

— ¿Y bien?, ¿a dónde quieres ir, lindo? — preguntó haciendo sonrojar al menor.

— Hyung, me pone rojito, basta — se tapó la cara con su otra mano.

— Antes me rogabas por halagos y ahora no me dejas hacerlos — rio.

— Antes era un tonto...

— No digas eso, no eras tonto.

— Usted me decía idiota...

Chim!; 윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora