t r e c e

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Se encontraban en casa de aquel desconocido dueño del perro. Vendaron el área mordida.

El menor aún sollozaba, le punzaba el antebrazo, le dolía bastante.

— Chiiim~... — lloraba el niño.

Después de un par de minutos se dió cuenta de que se encontraba solo en la sala. Se levantó y caminó lentamente por el lugar.

Subió las alfombradas escaleras con cuidado. Al llegar arriba observó cinco puertas, se dirigió a la que estaba al final del pasillo, caminando con cautela y observando todo.

Giró el pomo lentamente y empujó la puerta con delicadeza.

Asomó su carita y entró en pánico.

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Yoon Gi conversaba tranquilamente con el joven de cabello gris sobre cosas al azar.

— Y bien, Yoon Gi..., ¿Tienes pareja?

— Mmg, no. Siempre son un problema.

— ¿por qué lo dices?, creí que tú tendrías una fila entera de pretendientes.

— Ja, no, para nada, ¿qué te hace pensar así?

— Eres muy atractivo, Yoonie.

Min se puso un tanto nervioso por la risa que soltó el menor de cabello grisáceo.

— Uh..., gracias, supongo.

Después de un largo rato, el rubio bajó corriendo y asustado.

— ¡Chim!, ¡Chim!

Yoon Gi corrió a la sala encontrándose con un niño muy asustado y al borde del llanto.

— ¿Qué pasó?

Y comenzó a llorar.

— Dios mío. No de nuevo...

— ¿Qué te sucede, amor? — preguntó bastante meloso cosa que el minino apreció mucho.

Abrasó al menor con la atenta y confundida mirada de Min.

— C-Chim... — murmuró mientras abrazaba el brazo del chico.

— Tranquilo, cariño.

— No entiendo.

Y como siempre, Min estaba confundido por la situación.

— Creo que el niño entró al cuarto de mascotas.

— ¿Eh?

— Cuido perros, cariño. Supongo que entró ahí y se asustó, son canes bastante grandes.

— Chiiim...

Chim!; 윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora