Chim!; 윤민

c i n c u e n t a y d o s

El mayor estaba tallando los rubios cabellos del menor, haciendo un poco de caricias en sus orejas.

— Mrrrw...

A la vista de Yoon Gi todo estaba como en cámara lenta, veía el cabello de minino, su cuello, sus hombros y lo que sobresalía de la espalda (ya que la bañera lo tapaba por estar sentado). Tenía una extraña sensación dentro suyo.

— ¿Hyung? — le habló volteándose un poco, pues sintió que el mayor dejó de hacerle caricias en el cabello.

Miró sus ojitos azules, su naricita de botón, sus labios gruesos. Estaba muy confundido por cómo se sentía.

— Hyung — con su dedo le picó la mejilla, haciéndolo volver.

— Ah... sí, perdón — continuó lavando su cabello.

Cuando terminó de bañarlo en su totalidad lo envolvió en una toalla como si fuese un taco y lo cargó hasta su cama dejándolo ahí sentado.

— Aún no te he comprado ropa, ahg... — caminó hasta su closet, sacó una camisa de manga larga y regresó.

Le quitó la toalla, hizo que alzara los brazos y le colocó la camisa, no era de su talla por lo que le quedaba grande.

— Mis bóxers no te quedan, ¿crees poder dormir así?

— Uhm..., chim — respondió, aunque no había comprendido la mitad de la oración.

— Bien..., ¿te irás a tu habitación o-

— ¡Ñu! — gritó sin dejarlo terminar la pregunta.

— De acuerdo. Acuéstate, me daré un baño.

El menor obediente se recostó debajo de las sábanas, dejando a la vista su cabecita sin despegar la mirada de la puerta del baño.

Diez minutos después miró al mayor salir con una toalla envuelta en la cintura, su carita se puso roja al verlo.

Yoon Gi se puso una camisa negra holgada, su bóxer y un short también holgado, todo del mismo color. Se recostó a lado del menor y tapó su cuerpo.

Al poco tiempo ambos se quedaron dormido, bueno casi, pues el azabache se giró y abrazó al menor despistadamente.

Eran las diez de la mañana, el pálido recién iba despertando, pues era sábado y no tenía que ir a su trabajo. Abrió los ojos con lentitud, divisando las orejas peludas del menor, notó que tenía su rostro sobre la rubia cabellera del minino, la cual olía a su shampoo.

El menor aún dormido se dio la vuelta, quedando de frente al mayor, pasó su delgada piernita por encima de la cintura del azabache y lo abrazó mientras restregaba su naricita contra su pecho.

Yoon Gi captó lo que había comenzado a hacer, estaba besando de manera muy cariñosa las mejillas del menor, sorprendiéndose a sí mismo.

— Dios, ¿qué me pasa? — murmuró mientras se acomodaba y abrazaba un poco más al minino por la cintura.

Un leve ronroneo comenzó a escucharse lo cual hizo que el mayor se percatara de que se encontraba acariciando su espalda baja, casi en el inicio de la felina cola y oh...o H, el menor no tenía ropa interior, sólo la camisa (FBI open up).

Pasó saliva con dificultad, se sentía extraño y últimamente tenía pensamientos y sensaciones extrañas.

— Niño..., despierta, debemos bajar a desayunar... — colocó su mano en su cadera y lo removió.

— Hmm..., hyuuung — se movió un poco pero sólo para acomodarse y abrazar más al mayor.

— Hey, no. Ya levántate, niño...

Luchó un poco contra él, después de unos minutos había logrado despertarlo, estaba sentado en la cama esperado a que su mayor le diese un short.

— Te quedará un poco grande, pero es lo que hay, no te quiero por ahí con el pene de fuera — dijo Yoon mientras se lo colocaba.

— Chim — agradeció y se puso de pie.

Ambos bajaron directo a la cocina, el azabache se cuestionaba qué hacer para desayunar, pues no sabía cocinar muy bien.

— ¿Te parece... uhm — se quedó pensando mientras veía el interior medio vacío de la nevera — cereal y galletas?

— ¡Chim! — asintió, al menor no le importaba qué tipo de comida fuese, siempre y cuando pudiera comerla con su hyung.

El mayor sirvió cereal en dos platos distintos y en uno aparte puso galletas oreo y chokis.

Comieron en silencio, lo único audible era el masticar del menor (y los sonidos de satisfacción que hacía). En cuanto terminó agarró dos galletas, las introdujo a su boca y se empinó el plato que aún contenía leche.

El pálido lo miró con asombro, pues él apenas iba a terminar el cereal.

— Guau, qué potencial...