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Es junto con bufanda, es extraño, pero imagino que le queda lindo.
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Yoon Gi comenzaba a sentirse un poco mal por el menor a su lado, se notaba lo terrible que era su situación. Al escuchar que estaba llorando, empatizó un poco, introdujo su mano al gorrito tejido del minino y acarició con nervios su orejita.
El rubio nunca había sentido tanta satisfacción, cerró sus ojos y soltó un leve ronroneo.
— ¿Ya te sientes mejor?, en verdad necesito ir a mi trabajo...
— Chim... — murmuró y abrió sus ojos al no sentir caricias.
Se miraron un par de segundos, el mayor se levantó y se fue con algo de prisa. Aún sentía raro el haber tocado las orejas gatunas del niño.
Cuando estuvo en su oficina, no lograba concentrarse, pensaba en el minino rubio.
— Es un niño..., ¿cómo pueden dejarlo ahí? — se preguntaba cada que pensaba en él; o sea, todo el día —, ¿debería ayudarlo?
Su jornada laboral terminó, más o menos eran las nueve con veinte cuando salió del edificio rumbo a su casa. Suspiró con bastante pesadez al ver al menor en la banca acostado, estaba haciendo mucho fría, ¿cómo es que seguía vivo?
Se paró frente a él y lo miró, carraspeó un poco y el niño volteó a verlo.
— ¿Chim?, ¡Chiiim! — gritó con emoción poniéndose de pie, ambos notado la tierna diferencia de altura.
— ... — repitió nuevamente lo que diría en su cabeza, seguro que se iba a arrepentir — ven conmigo...
