capitulo 37

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Desde mi punto de vista todo se arregló. Bueno, o eso creo yo, ya que no he vuelto a tener pelas, mi padre y yo nos volvimos hablar, aunque aún falta un poco más de confianza. Ya no es como antes.

Mi madre esta resentida conmigo, porque según ella, dañe su matrimonio "feliz", ahora resulta que yo soy la villana, pero es mejor no decirle nada. No valdrá la pena.

Pasaron dos semanas desde aquel suceso vergonzoso. James y Cinthya siguen iguales, haciéndome la vida imposible, pero ya que, al menos me quieren. Todo ha transcurrido normal, a excepción de mis constantes mareos que el día de ayer empezaron a aparecer. Le dije a Wyatt, a lo cual dijo que de pronto una comida me cayo mal, le dije a Francelena y no me dijo nada, solo me miro con los ojos entrecerrados por un buen tiempo.

-  Tengo hambre - digo mirando a mi hija dormir.

Últimamente mi apetito ha aumentado, eso me da miedo, ya que no quiero verme como una tragona, o como una de esas madres, que como acaban de tener un hijo se olvidan completamente de su imagen. Yo no quiero llegar a ese punto.

Mi mirada se fija en las paredes color crema. Ser madre es muy difícil, porque en ese momento es que te das cuenta que inicia la verdadera batalla, aquella en donde luchas por tus hijos, para que nada les haga daño, para que crezcan bien, y nada les haga falta. Recibí muchas enseñanzas, sé que este no fue fácil, pero la tormenta ya paso, tal vez quedan cosas por solucionar, pero son muy mínimas. Ya me siento fuerte, siento que soy capaz de hacer todo.

- Pareces rara mirando la pared como si fuese algo interesante - Escucho aquella ronca y sexy voz acercándose.

- Déjame ser - le respondo sin quitar la vista de la pared.

- Si, eres completamente rara, lo que hace que te ame aún más. - dice abrazándome por la espalda.

- ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Que hice?

- Que todo fuera posible, que tuviera una vida plena, que me amaras tanto para hacerme la mujer más afortunada y feliz que puede existir, ya sé que habrá momentos difíciles, pero si tu estas junto a mí, siento que puedo con ellos, podemos juntos vencerlos... eres mi héroe, y no me arrepiento de haber tomado ese periódico donde encontraría el trabajo en donde conocería al amor de mi vida. - sollozo - Te amo tanto, eres el mejor padre que mi hija pudo tener, ya sé que no tiene tu sangre, pero cuando noto como la miras, no puedo evitar sentirme orgullosa del hombre que tengo.

No puedo ver en este momento la mirada de Wyatt, mi vista sigue puesta en la pared, peor inmediatamente siento su respiración cortada. Se que está llorando, muy pocas veces lo veo así, lo cual me sorprende, pero evito voltearme.

- Lo hice, porque cuando te volteaste en aquella sala, mis ojos no se pudieron despegar de ti, y no pude evitar sentir miedo, me daba miedo, me sentía confundido, ¡¿Como es que una pequeña pelirroja me cautivo en un segundo?! - suelta una risa seca - pero lo hiciste, es como si en ese momento el dolor de haber perdido a mi padre, y aquella depresión que tenia se esfumaran, me diste todo con esa mirada, comparado a lo que te he dado es muy poco. - quiero corregirlo, pero no me deja hablar. - ... y no me importo que estuvieras embarazada, no me daría por vencido, aquella noche viendo esa película, decidí que iba a conquistarte, que te mostraría un mundo mejor... que te haría feliz... Dormías tan profundamente en mis brazos, y por primera vez sentí esa calma, esa paz que nunca había sentido, y ahí me di cuenta de que eras mi nuevo comienzo... - Traga fuertemente y siento su voz temblar - ...y durante... aquel parto no sabía cómo sentirme, ver a mi hija llorar por primera vez, pero a la vez perderte... fue el peor y feliz día de mi vida ¡Maldición! todo era tan desastroso, pero no me rendí, viviría solo por ti y mi hija, y me decidí a esperar, sabía que volverías, tu nunca me dejarías, y lo hiciste.

" Y ahora mi Amelia, mi amada novia, mujer, mi princesa, mi todo, estas aquí conmigo y prometo, aunque me cueste la vida que jamás te dejare ir, estarás siempre con nosotros, y no me arrepiento de nada, aquello que hice es muy poco comparado a lo que siento por ti."

Me volteo para apreciar esos preciosos ojos azules que traen vuelta loca.

Me quedo sin respiración ¡No puede ser! Mi Wyatt esta arrodillado con una sortija en su mano, con sus lágrimas enjuagando su linda sonrisa.

- Mi princesa ¿Te casarías conmigo? Prometo hacerte feliz cada día de mi vida, prometo despertar cada mañana junto a ti, y hacerte sonreír, incluso en los momentos malos.

Mis ojos se nublan de nuevo, mi llanto no me deja responder, mis emociones están a flote. Todo parece un sueño, todo se ve tan irreal. Y mi mente recuerda el primer momento en que lo vi, nuestro primer beso, nuestra primera desastrosa cita, las consultas donde estaba cada vez más emocionado, la primera vez que hicimos el amor, lo hizo con tanta delicadeza, que dejo toda mi piel marcada para la eternidad. El amor no está sobrevalorado, claro que no, es importante y esencial en la vida de cada uno, y siempre aparece en esos momentos tan inesperados, que uno no se imagina en qué momento sucedió, o como, solo se deja correr el tiempo, y aquel amor va creciendo.

- Si, acepto - respondo cuando recupero mi voz.

Inmediatamente me lanzo a él, a mi héroe, y me permito vivir mi cuento de hadas.

- Te amo tanto - me acurruco en su pecho, mientras que el coloca el anillo, se ve tan perfecto en mi dedo, que aún no me lo puedo creer.

- Mami - la voz adormilada de mi hija me recuerda que no estamos solos.

Me levanto del regazo de Wyatt, para dónde está mi pequeña pelirroja.

- ¿Que ocurre pequeña?

- Hamble - balbucea con un poco de dificultad, y no puedo evitar reírme.

- Ya somos dos.

- Creo que tengo que alimentar a mis dos mujeres favoritas.

Sólo quiero... *terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora