Capitulo 38

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Mi garganta ardía, mis lagrimas bajaban por mis ojos, odiaba todo esto, ¿Por qué me ocurría? No comí nada que me hiciera daño, esto no estaba bien, esto no era normal.

- Tienes que ir a un médico - me aconsejo Cinthya. Quien estaba apoyada en el marco de la puerta del baño - o si no le cuento a Wyatt. - maldita.

- Por favor no lo hagas, no lo quiero preocupar. Ya sabes cómo es de sobreprotector.

- Pero estas mal, pareces una muerta viviente.

- No sabes cuánto te quiero. - digo con sarcasmo, rodando los ojos.

- Lo sé. - responde simplemente.

Fatigada me puse de pie con algo de dificultad, mi cabeza me daba vueltas, por lo que mi mejor amiga me ayudo.

- Vamos, llamare a tu prometido. - me indica.

Sin poder evitarlo una pequeña sonrisa se apodera de mi cara, y me acuerdo que en pocos meses seré su esposa para toda la vida, todo parece un sueño.

- Ahora pareces una trabada con esa sonrisa.

- Llámalo, lo quiero aquí conmigo - digo triste.

- ¿Estas llorando? - me pregunta asombrada.

- No - sollozo.

- ahora sí que estas drogada, lo llamare, esto ya me está dando miedo - me deja en la cama y se dirige a llamarlo. Vieja chismosa.

- ¡No lo llames! - grito.

- Pero quien te entiende ¡Estas loca! - cuelga la llamada.

- ¿Porque colgaste? - pregunto ahora enojada - yo quería hablar mi prometido. - sí, que me lleven a un manicomio porque ni yo me entiendo.

- Pues le acabo de enviar un mensaje para que venga rápido - dice estresada.

- ¿Por qué estas así? Y no me digas que es por mi - digo recostándome en mi cama y poder cerrar los ojos, siento que el mundo da vueltas. Estoy segura que no he tomado ninguna droga. ¿Por qué estoy así?

- Pelee con tu hermano - dice afligida - ya no sé qué hacer, todo iba tan bien, pero esta semana está un poco tenso, y no me quiere decir por qué.

- Déjalo, es un maldito - digo simplemente.

- Gracias por tu consejo amiga, lástima que nunca tomo en práctica tus consejos - dice irónica.

- Entonces no te quejes... puedes llamar a Francelena, quiero a mi hija - digo otra vez afligida.

- ¿Para qué le vomites encima? No, mi ahijada está muy bien allá.

- ¡Pero es mía! - grito enojada. - la quiero conmigo... - lloro.

Escucho la puerta abrir, y sus pasos se acercan rápidamente hacia a mí.

- Princesa, ¿Estas bien? - siento una caricia en mi mejilla.

- Tu qué crees - se mete Cinthya - saben que mejor me voy, ustedes dos son muy empalagosos.

Escucho como el sonido de sus pasos poco a poco se desvanecen, pobre, tiene que confiar un poco más en mi hermano, cuando se dé cuenta porque esta así, se va arrepentir.

- Tengo mucho sueño. - intento abrir los ojos un poco, pero con lo poco que puedo ver, se nota que está muy preocupado... ¿Tan mal me veo?

- Voy a llevarte al hospital -dice decidido. Sus brazos me levantan de la cama con cuidado y no pongo resistencia, no tengo fuerzas.

Sólo quiero... *terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora