¡Extra!

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- ¡Lárgate! – escucho el chillido de mi madre en la parte inferior de la casa.

Los vidrios rotos, la fría noche penetrándose en mis huesos, y mis lagrimas mojando cada vez más mis mejillas. Hoy la oscuridad volvió, como cada noche, después de las nueve. Esto no me deja dormir, mis parpados hacen el intento de cerrarse, pero cada vez los gritos de abajo se hacen mas sonoros para mis oídos, los cuales ya están cansados de seguir escuchando mis pesadillas hechas realidad.

Suspiro fuertemente, tratando de calmarme, y que mis latidos dejen de ir tan rápido. ¿Sera miedo? Tal vez, algunas veces sus fuertes peleas se salen de control, y yo soy la que termino perjudicada.

Mi madre no deja de llorar fuertemente, mi padre la trata mal, o bueno eso intenta, ya que no se le entiende nada por su embriaguez. Cada vez que llega del trabajo, es lo mismo, ebrio. Es adicto. Hemos tratado por todos los medios, para que deje la bebida, pero no, ninguno funciona. Hace un año que nos rendimos mi madre y yo, ya no podíamos hacer nada.

De pronto todo queda en silencio, y mi corazón da un vuelco. Alguien se esta acercando lo puedo presentir, mi respiración se acelera. Mi mente esta en blanco, no se que hacer, no se a donde ir. La casa de Amelia queda muy lejos de aquí. Pero mis sueños siguen presentes, al menos eso cambia cuando me quedo dormida, se van las pesadillas y llegan aquel sueño de felicidad, es demasiado irónico, ya que debería ser al revés.

Siento que la puerta se abre. No soy capaz de ver quien entra, no quiero ver.

- Tranquila – Susurra mi madre.

A mi corazón llega un alivio, uno que me gusta sentir cuando todo pasa, aquel que a veces no llega, y todo se vuelve negro, pero esta vez no fue así.

- Todo estará bien – siento los brazos de mi madre rodearme, pero yo no soy capaz de corresponderle, mi cuerpo aun esta paralizado, como siempre, no puedo hacer nada para que las cosas cambien.

Tal vez, esta fue la vida que me toco vivir, y ya no hay vuelta atrás.

..........

Puedo apreciar desde mi ventana el cielo gris, va a llover, eso me inquieta, ya que entonces no podrá venir Amelia, y ella están delicada que el agua la derrite, pero no la juzgo, así la educaron a ella. Mi caso fue diferente, mi familia también es buena en los negocios, por la herencia que mi abuelo le dejo a mi padre, sin embargo, a mi no me educaron como toda una niña rica, al contrario, como una persona normal, y para muchos los de mi clase social, soy muy ordinaria, y no tengo nada femenino. Si creen que solo seré un florero de decoración, están equivocados.

El tono de mi celular hace presencia, y no puedo evitar rodar los ojos. Al tercer timbre contesto.

- Sabes que odio esperar a que me contesten – la voz enojada de Amelia se escucha desde la otra línea.

- Hola a ti también

- No seas sarcástica conmigo. Por cierto, esta lloviendo y me hice un espectacular peinado que no quiero dañar, además...

- Si, ya entendí, no vas a venir – la interrumpo antes que ponga otra excusa sin valor.

- ¡Gracias por entender! ¿ya te dije que eres la mejor amiga? – ese truco ya me lo sé.

- ¿Qué quieres esta vez Amelia? – pregunto

- Puedes venir, estoy aburrida, acuérdate que tenemos que planear mi fiesta de dieciséis, quiero que sea espectacular.

- Como siempre – digo, y es verdad sus fiestas de cumpleaños siempre son la mejores, incluso las pasan por televisión.

- ¡Exacto! Adiós, te espero en veinte minutos.

- Pero... - y colgó. Es una maldita caprichosa, pero la quiero, es como una hermana para mí, además, es la única amiga que tengo, a pesar de ser extrovertida con los demás, nunca considero a esas personas mis amigos.

Me miro en el espejo, mis ojeras se notan, pero no es algo que pueda arreglar con un poco de maquillaje. Mi cabello esta un asco, supongo que lo más llama la atención son mis grandes ojos verdes, soy la única de la familia que los tiene así, la verdad no sé, pero es mejor no preguntar. Aunque una vez escuche a mi padre decir que yo no era su hija, aun no entiendo a que se refirió, pero de igual forma me dolió mucho, pero soy buena escondiendo el dolor.

Una vez lista, agarro una sombrilla y me voy, no hay nadie en mi casa, mi madre esta trabajando, al igual que mi padre, por eso tengo mucha libertad en mi casa, pero nunca defraudo a mi madre con acciones que la hieren, no soy como esos hijos.

- Lo siento – digo al chocar con alguien.

- Oh, pero que desagradable sorpresa – la irritante voz de James se cuela.

- ¿Qué haces aquí? – pregunto confundida al verlo pasar por la calle de mi casa, y la vez me permito apreciarlo. Es muy apuesto, saco todas las características físicas que una mujer quiere, sin embargo, sus actitudes lo dañan, pero esto a la mayoría no les importa.

Sus ojos azules me miran con intensidad, él también tiene algo que lo caracteriza y son sus ojos azules. Su cabello castaño rojizo es muy peculiar, pero de lejos se ve prácticamente marrón, pero a la luz del son se puede apreciar el rojizo que lleva.

- No tengo porque darte explicaciones – dice ignorándome para seguir su camino, pero algo lo detiene y se voltea – pero, para que no te quedes con la duda, mi novia vive al lado de tu casa, y es mejor avisarte ahora, para que por si acaso escuchas ruidos al lado, no te asustes. – dice con sus palabras de doble sentido y se va. Idiota.

Cuando tenía catorce vivía suspirando varias veces seguidas por él, pero ahora con diecisiete años recién cumplidos, me doy cuenta de que no valió la pena. El sigue siendo el mismo de siempre, y eso no iba a cambiar.

La verdad es que tampoco me sorprendí cuando dijo novia, ya que cada semana tiene una nueva, por no decir días, siempre busca lo que todo hombre quiere de una mujer, sexo.

Me dirijo a la parada de autobuses, no me gusta irme ahí, pero mi madre tiene el auto ocupado así que no hay de otra.

Solo deseo que las cosas algún día cambien, que este cielo gris que veo hoy, mañana sea azul, que los problemas y pesadillas acaben, pero mientras tanto, seguiré fingiendo que nada esta pasando. Es lo mejor

 Es lo mejor

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Sólo quiero... *terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora