Better things to come {Isco Alarcón}

Capítulo: 10

Al terminar la llamada dejé el teléfono en la mesita de noche y me dejé caer en la cama. Me pasé las manos por la cara una y otra vez preguntándome si había tomado la decisión correcta. Sí, era muy indecisa.
Después de una noche ajetreada mentalmente decidí aceptar el trabajo de canguro y por la mañana llamé a Isco para comunicárselo. Él parecía estar feliz y aliviado de haber encontrado a alguien y yo, poco a poco, me fui entusiasmando con la idea. Me estuvo contando algunas cosas básicas como: la localización y el horario del colegio, la hora de ir a la cama, etc. Después nos pusimos hablar de banalidades hasta que finalmente me informó de que tenía que irse a comer.

—Alice— dijo Lucas entrando en mi habitación. Tenía la costumbre de traducir mi nombre al inglés.— ¿Ya habéis hablado?

—Sí, ya está todo hecho— respondí sin moverme ni un ápice. Mi cómoda postura me limitaba la visión al techo.— Mañana me recogerá para llevarme a su casa y presentarme al niño antes de irse.

—Genial, gracias hermana. ¿Bajas a comer?

—No me encuentro muy bien.

Algo me habría sentado mal en el desayuno porque desde entonces tenía dolor de tripa y un malestar general. No era nada del otro mundo, pero no tenía ningún apetito para comer.

—Está bien— puso su mano en mi frente y torció el gesto.— Estás un poco caliente, ¿te traigo algo?— negué con la cabeza y esbocé una suave sonrisa para tranquilizarle.

—Da igual, no te preocupes.

—Si necesitas algo me llamas— dijo según salía de la habitación sin esperar una respuesta.

Hice un esfuerzo para meterme entre las sábanas y me hice un ovillo, tratando de alguna manera amortiguar el dolor de estómago. Poco a poco me fui quedando dormida y mi cuerpo, solo entonces, pareció estar en calma.

(...)

Había dormido tanto tiempo que realmente me asusté al ver la hora; las seis y media de la tarde. El dolor parecía haberse ido pero me sentía cansada y sin ganas de salir de la cama. Alargué el brazo hasta conseguir agarrar el ordenador y esperé a que se iniciara la sesión. Mientras tanto consulté mis mensajes y vi uno de Lucas de hacía a penas unos minutos.

~Me voy al entrenamiento, me puedes llamar si necesitas que te lleve al médico, no estás muy bien. ¿Le digo a Isco que no vas a poder ir mañana?

Respondí sin pensármelo demasiado, me tallé los ojos y envié el mensaje.

~No, ya se me pasará. Aquí te espero :)

Estuve navegando unos minutos por internet hasta que me di cuenta de que no tenía ningunas ganas de hacerlo, me dolía la vista de enfocarla en la blanca pantalla. Decidí ponerme música y volver a cerrar los ojos aunque esta vez sin sueño. Una canción tras otra, tras otra... Hacía bailar mis dedos al ritmo de la melodía y movía mis labios susurrando las letras, hasta que llegó una canción específica.

"Gracias por dejarme equivocarme a mí manera y no hacerme declarar como culpable de no pedir perdón..."

La letra se me clavó como una aguja en el corazón y me lo dejó paralizado, con solo una imagen en mi mente: Andre. Pareciera que la canción la hubiese escrito mi subconsciente porque lo sentí tanto... Desde el mismo día en que interpuse la denuncia supe –o creía vehementemente– que me había equivocado, que lo estaba exagerando todo, que todo el mundo puede equivocarse pero que a él no le di esa segunda oportunidad. Que en el juicio le juzgaron, le condenaron por unos actos cometidos en un momento de furia, en los que no fue plenamente consciente de lo que estaba haciendo. Me sentía como una estúpida niña de papá y mamá que no supo arreglar los problemas por sí misma y que le acabó jodiendo la vida a la persona que más quería.

Lloré con todo el dolor que me atascaba la garganta, lloré de culpa. Cuando noté que Lucas ya había vuelto del entrenamiento me dirigí al baño a ducharme. No quería que mi hermano me viera así, no otra vez.